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MEDICIONES y PRESUPUSTO ( III )

En el ámbito de las obras de “iniciativa pública”, hay que tener en cuenta que el presupuesto del proyecto, siempre es un documento que forma parte del contrato de la obra, y cualquier desacuerdo, imprevisto, o diferencia, como fijar un nuevo precio contradictorio, certificar acopios de materiales, o hacer una liquidación parcial de la obra, requieren conocer y manejar no solo el importe total de la obra, de los capítulos y de los precios unitarios de cada partida, sino también mantener toda la coherencia interna con los elementos que forman los precios del proyecto, (mano de obra, materiales, costes indirectos .. etc)

No obstante, cuando lo que se pretende es conocer el alcance o importe aproximado de un presupuesto de ejecución, parece oportuno pensar que la cantidad de datos numéricos que se manejan en un presupuesto ordinario, resulta desproporcionada ya que si indagamos con un poco de habilidad dentro del contenido, enseguida vemos que casi siempre, son solo unas cuantas partidas las que, ya sea por su magnitud o por su valor unitario, configuran la parte más significativa del presupuesto.

Lógicamente ese tipo de partidas o unidades más singulares, dependen del tipo de proyecto y sus características particulares, y normalmente son esas características, las que a su vez sirven para configurar distintos tipos o sistemas de “índices”, con los cuales se elaboran modelos o proyecciones para estimar avances de coste o presupuesto.

El síndrome de los céntimos y el contable

Uno de los primeros avances de la contabilidad entre la época medieval y el renacimiento, son las tablas de doble entrada, en las que un cierto conjunto de cifras de contabilidad, se ordenan distribuidas en filas y columnas, que luego sumadas en ambos sentidos deben proporcionar un resultado final idéntico. El doble resultado es siempre una comprobación indirecta de la integridad de las operaciones de forma que esa “redundancia” en los datos o en su agrupación, permite asegurar que las operaciones están realizadas correctamente. En ese sentido cabe mencionar la gran diferencia que ha supuesto la informática, ya que ahora la integridad de las operaciones queda asegurada por el entorno informático y el sistema operativo, y el riesgo de errores queda limitado solamente a la integridad de los propios datos.

Cuando se manejan cantidades importantes de datos con operaciones redundantes sobre ellos, el trabajo de localizar pequeños errores o discrepancias puede ser bastante engorroso. Supongo que todos recordamos algún caso donde el responsable de un sistema de “contabilidad” se encuentra agobiado tratando de localizar “unos céntimos”, que solo por “incordiar” le habremos ofrecido compensar o sufragar de nuestro propio bolsillo. Evidentemente el problema es la existencia de la diferencia dentro del sistema redundante y no la cuantía de esta.

Con independencia de las redundancias y la seguridad que representan, el simple hecho de tener que manejar los valores y precios de “todas las unidades de obra” que componen un proyecto, resulta no solo laborioso sino también propenso a errores y olvidos, por lo que enseguida surge la idea de establecer “referencias objetivas” de forma que al revisar y comparar una “lista” de referencia, se tenga una seguridad razonable de que esta está completa, aunque también se puede considerar la alternativa de eliminar una gran parte de esa especie de “ruido de fondo” que representan la mayor parte de los datos que intervienen.

Las Bases de Precios de la construcción

Al considerar la idea de una “lista completa” como referencia, También hay que tener en cuenta que en los proyectos de edificación, esta es mucho más larga y numerosa que en la obra civil, y al mismo tiempo sus magnitudes e importes económicos son mucho menores.

Por otra parte, también hay que mencionar los esfuerzos de estandarización que han supuesto las “bases de precios” de la construcción, que se han ido desarrollando paralelamente a las aplicaciones informáticas dedicadas a la elaboración de presupuestos. En este terreno algunas bases de datos se han llegado a convertir en una referencia general, aceptada por todos los profesionales de la construcción, como las elaboradas por el colegio de arquitectos técnicos de Guadalajara, la de la Junta de Andalucía, o bien otras muchas.

Una característica propia de las bases de precios, además de la vinculación imprescindible con aplicaciones informáticas, es la ingente cantidad de unidades de obra que contienen. De hecho las versiones que se publicaban hace ya algunos años se editaban con versión informática y/o en papel, ocupando varios tomos, pero finalmente se han vuelto tan extensas que la versión en papel sería totalmente inmanejable.

Evidentemente la localización de las distintas unidades se realiza a través de las herramientas de búsqueda en una aplicación informática, y a su vez esta, garantiza la seguridad e integridad de las operaciones numéricas, y también la coherencia interna y todas las redundancias de los componentes que forman el precio cuando se efectúa cualquier tipo de ajuste.

En todos los casos esas bases de datos se organizan mediante una estructura o subdivisión en capítulos que es conocida en alusión al “Instituto Torroja de la Construcción”, que es probablemente la primera institución de este país que se dedica al estudio, investigación y difusión en el sector, y que en relación a este tema propone una ordenación de la lista, con arreglo a los diferentes “oficios” o “trabajos” que se desarrollan dentro de la obra. De ahí capítulos tan característicos, como “Albañilería” o la separación entre “Carpintería metálica” y “Carpintería de madera”.

En contraposición con esa estructura que habitualmente se denomina del “Torroja”, aparece a finales de los años 70s, la publicación de las Normas Tecnológicas de la Edificación o por sus siglas: NTE, las cuales constituyen un trabajo importante de iniciativa pública (Ministerio de la Vivienda/MOPU), encaminado a estandarizar o constituir una “referencia objetiva” en el sector de la construcción. Ese repertorio de Normas, presenta a su vez una estructura organizada en tres niveles Capítulo–Subcapítulo–Norma, pero que en vez de organizarse alrededor de los oficios o trabajos de la construcción, se organiza con arreglo a las distintas “partes físicas” o elementos que configuran el edificio: Cimentación, Estructura, Fachada, Cubierta .. etc.

Una propuesta diferente.

Una vez revisado el panorama de las Bases de Precios y evocando las consideraciones que se hacían en su momento sobre los sistemas de módulos de los colegios de arquitectos, parece evidente que existe una gran contradicción en el hecho de que para calcular en primera aproximación aunque con rigor suficiente, el coste de ejecución de un proyecto, sea necesario operar con la ingente cantidad de datos numéricos o de unidades de obra que contienen las bases de precios, ya que como se ha mencionado, normalmente son solo unas pocas unidades significativas, las que configuran la mayor parte del presupuesto.

Esta última consideración nos devuelve en la práctica al hecho de que la forma de “aproximar” un presupuesto de ejecución en las fases iniciales del proyecto, va ha depender mucho de la habilidad o experiencia de cada proyectista, para decidir oportunamente cuales son las partidas más significativas en detrimento del resto, y poder evaluar estas con una aproximación suficiente respecto al conjunto.

Para poder formular un nuevo modelo, en este caso se propone establecer en primer lugar, una lista cerrada de componentes, para lo que resulta oportuna la estructura que contienen las NTEs ya que subdivide cualquier edificio en sus partes o elementos físicos. Por otra parte el nuevo modelo, pretende considerar para cada uno de esos “elementos” o partes más significativas, solamente unos pocos “tipos” con sus correspondientes valores de referencia que permitan evaluar la repercusión económica de los casos más comunes. Evidentemente el valor económico que se asigna a los componentes no puede ser estrictamente el de las unidades de obra directamente involucradas en su elaboración, ya que es preciso “compensar” la repercusión de los elementos que no consideramos en esa lista.

Los valores de referencia de estos componentes, normalmente se encontrarán separados por una cuantía apreciable, para que su agrupación por categorías resulte útil y significativa, ya que si se establece un repertorio de opciones numeroso y casi continuo en sus valores, la elección se vuelve laboriosa y confusa. Por otra parte esa separación relativa de valores, también esta relacionada con la precisión global del sistema, ya que si como ejemplo, adoptamos solo valores separados entre sí por una cuantía del veinte por ciento (20%), al manejar cierto número de elementos, las diferencias se reparten estadísticamente, y podemos considerar perfectamente que la precisión global, va ser al menos del diez por ciento, que aunque no sería aceptable en un presupuesto cerrado, sí puede resultar útil en las fases iniciales y de avance.

Estas consideraciones nos permiten pensar que en realidad tampoco es necesario manejar estrictamente los valores de los precios, ya que estos pueden ser sustituidos por una escala discontinua, donde solamente figura un número limitado de valores, ordenados mediante un intervalo de separación fija, con lo que bastaría referirse al numero de orden en esa lista, para tener perfectamente identificado cada valor.

Si formulamos una lista discontinua mediante un intervalo del 20%, los valores de esa lista pasan a ser: 1 – 1,2 – 1,44 – 1,728 – 2,0736 … o lo que es lo mismo: 1 – 1,2 – 1,2*1,2 – 1,2*1,2*1,2 – … – 1,2 n. es decir que el valor de una determinada categoría en esa lista, pasa a ser igual a la base 1,2 elevada a un exponente que es el número de orden del intervalo correspondiente. Esto que inicialmente puede resultar extraño, no es mas que una escala de tipo logarítmico, similar a la de los “niveles de ruido” en acústica, o  la de niveles del “ph” en química.

Una de las ventajas a considerar en este sistema, es el hecho de que los valores que se manejan en sustitución de los “precios” normales, son solo un repertorio de números enteros de dos cifras, que además de no tener un significado aparente en si mismos, permiten reducir considerablemente la cantidad de cifras empleadas en el cálculo y consecuentemente el riesgo de “error” en los datos o en su manipulación.

A la hora de elegir la “base” más adecuada para establecer el intervalo de precios oportuno, podemos adoptar un número arbitrario, como por ejemplo un incremento del 15% ó el 20%, que en primera aproximación parece un compromiso razonable con la precisión del sistema, pero también podemos hacer un calculo inverso para elegir una base del precio de tal forma que un numero determinado de intervalos o incrementos, permitan asegurar un “múltiplo” del precio inicial, como puede ser el “doble”, o diez veces mayor.

Si decidimos por ejemplo, incrementos del doble del precio inicial con un aumento de cinco categorías, el valor de la base sería entonces la raíz quinta de dos, es decir “1,148698”, que se encuentra próximo al 15% en cada intervalo, y si optamos por incrementar diez veces el valor con un incremento de quince categorías, la base tendría que ser la raíz quinceava de diez, o lo que es lo mismo “1,197860” que se encuentra próxima al 20%.

Con el fin de suministrar un ejemplo práctico y algo mas tangible de todo lo que se acaba de exponer, se dispone a continuación un enlace que permita bajar y practicar sobre una “hoja de cálculo” elaborada en EXCEL, que contiene un formulario para calcular el avance de un presupuestos en el ámbito de la edificación, solo con el hecho de anotar la magnitud de cada elemento en la columna correspondiente, frente a la opción prevista en cada caso.

Formulario de la HOJA de CALCULO.

PERSONALIZAR el AutoCAD ( y VII )

Programación.

En todos los grandes programas o aplicaciones, suele haber además de las instrucciones y ordenes que ejecuta normalmente el propio programa, la alternativa de “programar” rutinas o acciones, que inicialmente no se han contemplado, pero que algún usuario concreto con conocimientos de programación, puede estar interesado en realizar o adaptar.

Cuando hablamos de entornos de programación, hay que distinguir lo que normalmente se conoce como lenguajes de “macros”, que si bien permiten un cierto nivel de programación, normalmente se limitan a almacenar una secuencia fija de órdenes o comandos ya existentes en el propio programa, para ser ejecutados en una secuencia única, incluso con la incorporación de datos fijos o variables.

En estos últimos casos el proceso interno a nivel de código de programa, que se va ejecutando en la CPU, es la propia secuencia de instrucciones del programa principal, y la rutina tampoco se sale de los límites que tenga asignados dentro del SO (sistema operativo). Cuando se habla de “entorno de programación”, las rutinas que se desarrollan son externas al programa principal y se ejecutan en la CPU del ordenador como procesos diferenciados e independientes, necesitando un control propio desde el SO.

En este aspecto el entorno de programación ha evolucionado considerablemente desde las primeras versiones del programa que se ejecutaban bajo DOS, el cual no disponía de multitarea ni de multiusuario. Después con la evolución desde W95 este panorama ha cambiado y a su vez se ha desarrollado notablemente la programación orientada a objetos, ya sea en C++ o java. También la disponibilidad de Internet y la paulatina implantación del XML, contribuyen a desdibujar o desbordar los límites tradicionales de CPU-SO-Aplicación.

Las alternativas para desarrollar algún tipo de programación dentro de AutoCAD, en la actualidad es múltiple, y el hecho de optar entre una u otra, depende sobre todo de las destrezas o preferencias de cada programador. En las versiones iniciales solo se disponía de LISP, el cual es un lenguaje de alto nivel, basado en el manejo recurrente de “listas”, que al menos en los primeros tiempos, estaba muy asociado con desarrollos de Inteligencia Artificial. Este lenguaje siempre estuvo muy vinculado con AutoCAD, probablemente por las preferencias de los desarrolladores iniciales, pero también porque su peculiar filosofía permite un manejo bastante flexible, de los distintos datos o entidades que soportan la geometría que maneja el programa.

El lenguaje LISP.

El LISP es un lenguaje “interpretado” que se procesa en tiempo real en la línea de órdenes de AutoCAD. Esto supone que sobre la propia línea se puede escribir cualquier instrucción o código de ese lenguaje, siendo inmediatamente procesada en cuanto se pulsa la tecla “intro”. Alternativamente se puede escribir cualquier programa, bajo las especificaciones correspondientes, en un archivo de texto ASCII plano con la extensión “.LSP”, y ser leído desde el propio AutoCAD ejecutando y procesando su contenido de forma inmediata.

El lenguaje LISP se basa en un manejo recursivo de funciones y listas que siempre se escriben entre paréntesis. La “lista” es el objeto básico del lenguaje, ya que cualquier función se escribe como una “lista” de palabras o datos encerrados entre paréntesis. Los elementos de la lista pueden ser: cualquier palabra separada por espacios, un número, una cadena de texto entre comillas, o bien otra lista encerrada a su vez entre paréntesis.

Si se trata de una palabra aislada en principio se interpreta como el nombre de una variable reservando el espacio de memoria oportuno. Si es un número se interpreta con arreglo a su valor numérico, que puede ser entero o real dependiendo de la presencia del punto decimal. El lenguaje admite mezclar operaciones entre enteros y reales, subiendo siempre la categoría al dato más complejo. Si se trata de una cadena entre comillas se considera como tal.

Dentro de los paréntesis se escribe siempre una sucesión de palabras o términos, de las que la primera tiene que ser necesariamente el nombre de la “función” reconocida por el propio lenguaje LISP, y el resto de términos son tratados como argumentos de la misma. Además de esto, cualquier palabra o término que se incluye en la lista puede ser a su vez otra función encerrada entre paréntesis, de tal forma que el conjunto del programa siempre queda organizado como una estructura anidada de “funciones” escritas entre paréntesis.

La ejecución del programa siempre requiere haber cargado en la memoria RAM, todo el paquete de funciones anidadas y a continuación se comienza por evaluar en primer lugar la más interna, y con el resultado se sustituye en la lista que la contenía, pasando entonces a evaluar esa nueva función, y así sucesivamente hasta concluir con la mas externa cuyo resultado se muestra en la línea de órdenes.

Naturalmente el repertorio de funciones disponible en el lenguaje, permite definir y crear nuevas funciones, acceder a los archivos del disco, a las variables de memoria, calcular expresiones numéricas, y realizar diferentes tipos de operaciones con los datos almacenados en las variables etc. La capacidad para programar en este lenguaje lógicamente se deriva de mantener un conocimiento amplio y general de ese repertorio de funciones y de las posibilidades de uso que permiten.

La Ayuda del programa dispone de una parte dedicada al LISP que incluye una descripción pormenorizada y sistemática de todas las funciones incluidas. También dispone de un “tutorial”, en el que se desarrolla un ejemplo interesante, que sirve para generar una orden o comando nuevo, que dibuja de forma automática, una banda de longitud y ancho variables, rellena con círculos de cualquier tamaño. Este ejemplo resulta interesante porque permite comprobar de una forma práctica las posibilidades y el alcance del lenguaje, además de mostrar las peculiaridades del manejo de “listas” y el uso de las funciones más comunes.

En las últimas versiones del programa, se incluye también el entorno “Visual LISP”, aunque esto en el fondo no es mas que un pequeño sistema de ventanas múltiples que incluye un pequeño editor para facilitar la escritura de código LISP, y además va marcando con colores las palabras reservadas, las variables, se identifica la presencia o falta de paréntesis permitiendo localizar y depurar los errores del código con mayor facilidad. En este caso también se puede compilar el código.

Otras alternativas.

Además del lenguaje LISP, las versiones recientes de AutoCAD, permiten desarrollar rutinas de programación en otros sistemas, lenguajes o entornos como:

 VBA (Visual BASIC)
 ActiveX
  Objet ARX
  .NET

En todos los casos se usa el paradigma de la “programación orientada a objetos”, y el desarrollo en estos entornos requiere siempre un conocimiento avanzado de cada uno,  y por supuesto conocimientos especializados de programación. Dentro de esos entornos, particularmente .NET y Objet ARX, se encuentra la posibilidad de desarrollo mediante  lenguajes de programación como C, C++, C#, etc.

Formas y Tipos de letra.

Las formas son un tipo de objeto cuyo uso es similar a los bloques, aunque presenta ciertas peculiaridades. Una de las ventajas principales es que el manejo de memoria, y la carga del procesador es mucho mas eficiente, por lo que cuando se emplean muchos elementos del modelo puede resultar mas ligero, aunque con el nivel de prestaciones de las máquinas actuales es difícil que pueda llegar a apreciarse la diferencia.

Como inconveniente para el uso de las formas cabe decir que el diseño o dibujo, que va a componer la forma, no puede realizarse directamente en la ventana gráfica, sino que las formas gráficas del dibujo deben traducirse a una “codificación” muy peculiar y luego escribirse en un archivo de texto ASCII, con la extensión SHP, que posteriormente el programa “codifica”, generando un nuevo archivo con extensión SHX, cuyo contenido binario es el que finalmente se maneja.

Uno de los principales usos de las “formas” codificadas son precisamente los “tipos” de letra originales de AutoCAD, que incluso en las primeras versiones se suministraban con las dos clases de archivo, aunque últimamente solo con el codificado SHX. En las versiones actuales del programa también se admiten las tipografías TrueType, pero en este caso no tienen nada que ver con lo que comentamos.

En general el uso adecuado para las “formas” deberían ser elementos gráficos o símbolos relativamente sencillos, con una representación fija que no requiera modificaciones frecuentes, y que se repita mucho, como pueden ser obviamente las forma de tipografía, pero también repertorios de símbolos, para mapas o cartografía, esquemas de instalaciones, notas musicales etc.

Para considerar la posibilidad de crear un repertorio personal de “formas” hay que tener en cuenta que la codificación de un dibujo complejo podría resultar demasiado laboriosa y proporcionalmente sujeta a errores.

En el manual de ayuda, se desarrolla con detalle el sistema de codificación gráfica de las formas, y se incluyen algunos ejemplos que ilustran perfectamente este sistema, e incluso se incluyen un par de archivos con la definición de una tipografía completa.

 

PERSONALIZAR el AutoCAD ( VI )

Modemacro y DIESEL.

Dentro de la personalización de AutoCAD existe la posibilidad de añadir información personalizada en la “Línea de Estado”.

Recordando uno de los primeros temas del blog, la línea de estado es aquella que se muestra en el borde inferior de la pantalla, y en su configuración incluye de izquierda a derecha, las coordenadas de posición del cursor, ya sea con actualización dinámica según el movimiento del cursor, o estática cada vez que señalamos un punto en el área gráfica de la pantalla. A continuación un conjunto de pulsadores que controlan distintos estados de funcionamiento, como los modos “orto”, “snap”, “refent”, “grid”, etc., y en el lado derecho se incluyen otros tipos de pulsadores con una lista desplegable al final, con el control sobre la posibilidad de mostrar/ocultar estos conjuntos.

Mediante el mecanismo de una variable interna identificada como “MODEMACRO” se puede añadir información personalizada, que se sitúa en el extremo izquierdo de esta línea. La variable se puede invocar desde la línea de estado, y a continuación escribir un texto. El tamaño máximo es de 4.096 caracteres, aunque obviamente se desbordaría mucho antes el tamaño máximo de la pantalla, desplazando fuera los pulsadores y paneles que se muestran normalmente y cuya configuración junto con el tamaño y resolución de la pantalla son los que en la práctica limita el tamaño máximo del texto.

Dentro de esa nueva línea podemos mostrar por ejemplo nuestro nombre, o el de la empresa aunque esa sea una información poco útil. Para ello solo habría que escribir en la línea de órdenes:

MODEMACRO:  Julio AR

A partir de ese momento veremos que el nombre “Julio AR” se muestra siempre al comienzo de la línea de estado, bien hasta que volvamos a modificar la variable, o hasta que cerremos la sesión, ya que el contenido de la variable es volátil y no se guarda en el archivo de dibujo.

Lógicamente esa información “fija” es poco relevante, pero el programa dispone a su vez de un lenguaje de macros conocido como “DIESEL”, que permite ampliar esa información de una manera mucho más útil, como puede ser el nombre de la capa actual, del color, del tipo de línea, del estilo de texto o de la acotación, y en general cualquier valor contenido en alguna variable interna del programa.

El lenguaje de macros “DIESEL” se explica en la ayuda, y básicamente permite escribir expresiones basadas en el repertorio de funciones que se enumeran, las cuales tienen un formato similar al LISP aunque precedidas por el símbolo “dólar”, de la siguiente forma.

$( funcion, variable1, variable2, .. )

Una función interesante para este uso es “ $(getvar, variable) “ que es la que permite consultar en cada momento el contenido de las variables del programa, en particular para mostrar el color actual, tipo de línea, estilo etc.

Concretamente vamos a ampliar la información de la línea de estado, incluyendo el color, la escala de tipo de línea y el estilo de texto actuales. Esa infamación si consultamos las variables del sistema a través de la ayuda correspondiente, se encuentra en las variables: “CECOLOR”, “LTSCALE”, y “TEXTSTYLE”.

Por tanto tendremos que escribir un valor para “modemacro” que incluya el texto de referencia y en su lugar las llamadas a las funciones capaces de mostrar sobre esa línea de texto, los valores correspondientes. Esto sería algo así como:

MODEMACRO: Color Actl: $(getvar, cecolor) – Estilo Texto: $(getvar, textstyle) – Escala de tipo de Línea: $(getvar, ltscale)

Evidentemente esta configuración se pierde cuando cerramos el programa, pero nada impide escribir esa macro en alguna opción particular de menú personalizada mediante la interfaz CUI que habíamos comentado en las entradas anteriores.

Fotos y Archivos de Comando.

En el momento actual, el problema de realizar “presentaciones” sobre cualquier contenido, ya sea de “AutoCAD” o de otros programas, ha cambiado notablemente con respecto a las primeras versiones, que ya disponía de una difusión universal y generalizada desde mediados de los años 80s, cuando el uso de programas como “Power Point” o los formatos PDF resultaban inimaginables.

En aquellas primeras versiones, el programa disponía de un sistema propio, que lógicamente se ha mantenido por compatibilidad hacia atrás,  y que en la actualidad se encuentra en desuso. El sistema propio se basa en la posibilidad de “capturar” imágenes asiladas, exclusivamente del área gráfica de la pantalla, y posteriormente poder mostrarlas mediante una secuencia escrita en un archivo de comandos, que el propio programa puede ir mostrando paulatinamente con retardos programados, de una forma completamente “desatendida” lo cual podría resultar útil en ciertos entornos como ferias o exposiciones.

Esa secuencia de “imágenes” previamente guardadas en archivos independientes se muestran en la pantalla gráfica superpuestos a la imagen actual, pero cualquier acción sobre el teclado, ratón, o menús o la ejecución de otro comando, hacen que la pantalla se actualice y por tanto se pierde la imagen mostrada.

Las imágenes o capturas se denominan “slides” y el programa dispone de un par de comandos, que sirven para realizar o mostrar la captura de esa imagen gráfica. Estas son “SACAFOTO(_MSLIDE)” y “MIRAFOTO(_VSLIDE)”. Estas órdenes se pueden ejecutar desde línea de órdenes, de forma que en el primer caso nos pedirá una carpeta o dirección para situar el nuevo archivo, y en el segundo el nombre del archivo que se quiere mostrar.

El archivo de comandos no es más que un archivo de texto plano (formato ASCII puro), con la extensión “*.SCR” (script) en el que se va escribiendo cada comando en una línea diferente. El archivo puede contener cualquier comando salvo aquellos que despliegan un cuadro de diálogo, aunque normalmente estos suelen disponer de versiones alternativas sin el cuadro de diálogo.

Existe además algún comando como “RETARDA(_DELAY)”, que resulta bastante útil en este tipo de archivos ya que provoca un retardo en milisegundos igual a la cifra que se incluya, hasta que se procesa el siguiente comando de la lista. A continuación se muestra como ejemplo, un fragmento de un archivo que muestra las imágenes empaquetadas en t61(b100) .. b101) .. b102) con retardos de 1 segundo.

_vslide t61(b100)
_delay 1000
_vslide t61(b101)
_delay 1000
_vslide t61(b102)
_delay 1000

 

PERSONALIZAR el AutoCAD ( V )

En la entrada anterior se describe la forma de modificar o personalizar la “interfaz” de AutoCAD. Aunque comentado todo ello en abstracto, todo el mundo reconoce el interés de ese tipo de modificaciones, dado que siempre resultan complejas y generan una cierta inseguridad en cualquiera que no disponga de una cierta soltura de manejo, también existe una tendencia natural a considerar este tipo de aspectos como algo “lejano”, que solo es útil para “especialistas” que se dedican profesionalmente a esos desarrollos.

Con el fin de romper en la medida de lo posible, esa suposición inicial, voy a tratar de desarrollar un ejemplo práctico, construyendo una pequeña personalización sobre AutoCAD que pueda resultar útil a modo de ejemplo.

Voy a centrarme en la elaboración de un pequeño “menú desplegable” para insertar de forma rápida, un repertorio de “aparatos sanitarios”, ya que esta es una tarea relativamente común en la elaboración de una planta de arquitectura, y aunque tampoco resuelva grandes problemas, si puede servir de muestra sobre una forma de abordar “la personalización” para acceder a un repertorio de bloques que se insertan con frecuencia en diferentes archivos de dibujo.

Los bloques.

En primer lugar es preciso recopilar el conjunto de bloques que queremos agrupar en el nuevo menú. Este puede ser más o menos amplio, pero es conveniente agruparlo en alguna carpeta del disco, donde se puedan localizar con facilidad, y que probablemente con el tiempo vayamos modificando y/o adaptando a nuestro gusto particular. En primer lugar el repertorio va a ser bastante escueto para no extender el ejemplo, y se compone de un lavabo, bidet, inodoro, una ducha y una bañera, que una vez seleccionados, dibujados o elaborados, debemos colocar como dibujos independientes en una carpeta de nuestro disco, por ejemplo “[BLQS]”.

El nombre de los bloques es indiferente, ya que cada vez que vayamos a insertar un determinado bloque, el nombre del archivo estará escrito dentro de la “macro” o comando que automatiza esa tarea, y nosotros solo debemos “recordar” la ubicación del menú y nombre de etiqueta que hemos colocado en él, pudiendo incluso asociarle una pequeña imagen o gráfico a modo de “icono” con un tamaño de 32×32 pixel. Lo que si es importante es que el “path” o trayectoria de la carpeta donde están los bloques, se encuentre dentro la “Ruta de búsqueda de archivos de soporte” que si no estaba incluida se puede añadir con facilidad  en cuadro “opciones”, solapa “archivos”.

El nuevo Menú.

Una vez que tenemos recopilados nuestros bloques en la carpeta, sin olvidar ajustar el “punto base” de cada uno, sobre un punto singular que después resulta fácil de situar en el archivo de trabajo, cuando vayamos a insertar cada bloque. Para desarrollar el ejemplo vamos a situar un nuevo menú desplegable que llamaremos “Aparatos Snt.”, y a su vez cuando se despliegue va a contener, los bloques mencionados con arreglo al siguiente esquema:

Aparatos Sntrs.

                           Lavabo
                           Bidet
                           Inodoro
                           Ducha
                           Bañera

Si recordamos el funcionamiento del cuadro de personalización, los pasos a seguir, son en primer lugar definir un nuevo comando para poder insertar cada uno de los bloques. Después de haber definido los cinco comandos, debemos crear o definir el nuevo menú desplegable, dentro del cual vamos a colocar los comandos. Una vez hecho esto debemos guardar el nuevo menú como un archivo “CUIx” independiente, para poder modificar o ampliar en el futuro y finalmente tenemos que trasladar o insertar el menú que hemos creado dentro del general que utilizamos en nuestro espacio de trabajo.

Los nuevos comandos.

En este punto hay que advertir que posiblemente este sea el paso más crítico o delicado, ya que en la definición de un nuevo comando, es preciso ser muy cuidadoso con todos los caracteres que se escriben, ya que cada espacio en blanco se interpreta dentro del programa como una pulsación de la barra espaciadora o la tecla “intro”. Por otra parte es preciso identificar perfectamente todas y cada una de las respuestas opcionales que tiene el comando invocado, porque cualquier desajuste siempre genera respuestas imprevistas.

La definición de cualquier nuevo comando no es más que una cadena de texto, que se anotará de forma literal en el campo correspondiente, comenzando con el nombre de la “orden” que se quiere invocar, a continuación el espacio en blanco que inicia su ejecución, e inmediatamente las respuestas o textos que requiera cada una de las opciones de esa orden concreta.

Hay que tener en cuenta que tanto el espacio en blanco como el carácter “;” son equivalentes a una pulsación de la tecla “intro” o a la barra espaciadora. El carácter “”, genera una parada en la secuencia, que permite un respuesta del usuario ya sea señalando un punto de la pantalla, o bien escribiendo por teclado algún texto o dato que se cierra con una pulsación del “Intro”. Los datos fijos se pueden escribir dentro de la secuencia de pulsaciones de forma literal, aunque sin olvidar el comportamiento del espacio en blanco o encerrando la cadena entre comillas.

Hay que pensar que un solo espacio en blanco de más, al principio o al final de la secuencia, va a generar un “eco”, que trata de repetir la última orden ejecutada por el sistema, lanzando el mensaje correspondiente, y si las respuestas anotadas no se encuentran sincronizadas, el resultado final que se genera va a ser un “error”. Con el fin de probar y ensayar la nueva secuencia, es conveniente tratar de probarla mediante la línea de órdenes, contando y verificando las pulsaciones de una en una.

En el caso de nuestro ejemplo el nuevo comando que nos interesa se compone de una llamada a la orden “_INSERT”, y a continuación se añade el nombre del bloque que queremos insertar en el dibujo. Luego debemos programar una detención del comando para poder señalar en pantalla, el nuevo punto donde se situará exactamente el bloque que hayamos elegido. Una vez situado el punto de inserción, hay que tener en cuenta que la ejecución “paso a paso” del comando requiere otras tres respuestas, que son a su vez los factores de escala en las direcciones X e Y y el ángulo de giro para el nuevo bloque insertado.

En el caso que nos ocupa evidentemente los factores de escala en las direcciones X e Y deben ser “1”, por lo que en el comando será oportuno confirmar la opción por defecto o pulsar “Intro”, es decir escribir un “;”, sin embargo en el momento de fijar el ángulo de giro resulta oportuno devolver el control al usuario, para que el ángulo con que se inserta el bloque pueda fijarse gráficamente, es decir que debemos escribir en su lugar un “”. Esta entrada debería terminar la ejecución de la nueva orden por lo que le línea de texto debería tener el siguiente aspecto: 

_INSERT <bloque> ;;

El hecho de escribir el nombre de la orden en ingles precedida del subrayado de mayúsculas, se hace porque con esta notación, la orden funciona dentro de AutoCAD con independencia del idioma al que se haya traducido el programa, sin embargo si escribimos la versión “traducida”, solamente funcionara en aquellas versiones traducidas al idioma en cuestión.

Además de forzar la versión en ingles, del comando de base, es conveniente escribir al comienzo de la línea, dos veces la pulsación [Ctrl+C] con el fin de “romper” o anular cualquier posible orden transparente que pudiera estar en curso de ejecución en ese momento, lo que produciría un “error”. La forma de escribir por teclado esa pulsación es “^C”, con lo que el texto que debemos escribir en la macro quedaría:

^C^C_INSERT <bloque> ;;

Ensamblar el conjunto.

Una vez que está clara, la estructura del nuevo menú y como escribir cada comando, ya solo queda ensamblar el conjunto en un nuevo archivo personalizado.

Para ello abrimos el cuadro de la interfaz de personalización, nos situamos en la solapa “Transferir”, y desde el panel derecho, accionando la opción “nuevo” podemos crear un nuevo archivo con la extensión “*.CUIx” que situamos a nuestra conveniencia dentro de las carpetas del disco.

Posteriormente pasamos a la solapa “Personalizar”, y desde la cabecera abrimos el nuevo archivo y en la lista desplegable lo seleccionamos, con el fin de mantener los nuevos comandos y sus ajustes o modificaciones asilados del resto de los archivos de personalización.

Una vez situados sobre el nuevo archivo, abrimos el “nodo” de menús, y en él con ayuda del botón derecho dede el menú contextual, “creamos” el nuevo menú que vamos a llamar “Aparatos Sntrs.”.

A continuación pasamos al modulo inferior del cuadro que corresponde a la “Lista de Comandos” y que inicialmente debe encontrarse vacío porque aún no hemos definido ninguno. A la derecha en la barra de cabecera hay un botón que sirve para “crear un comando”, que una vez pulsado, nos presenta un nuevo aspecto del panel derecho, donde podremos editar o definir el nuevo comando y sus propiedades, incluido su nombre, la macro asociada y otros campos de ayuda.

A continuación vamos configurando cada nuevo comando, (Lavb. Duch. .. etc.) y en el campo de la macro escribimos el texto correspondiente actualizando debidamente el nombre del bloque que vamos a insertar. Finalmente cuando tenemos en el panel izquierdo toda la lista de los nuevos comandos ya solo queda subirlos al menú que habíamos creado y que se encuentra en el árbol general del panel izquierdo.

Cuando hemos acabado, solo queda salvar el nuevo archivo, y a continuación volvemos a pasar a la solapa “transferir”. Entonces seleccionamos en el panel izquierdo el archivo de personalización principal, y en el panel derecho el nuevo archivoque hemos creado, y solo nos queda trasladar con la pulsación sostenida, el nuevo nodo de menú desde el panel derecho a la ubicación que resulte oportuna del conjunto completo que tenemos en el panel izquierdo.

Finalmente accionando el botón “Aplicar” de la parte inferior, el sistema actualiza todo los archivos y presentará en nuestro espacio de trabajo el nuevo menú, y a partir de ese momento deben encontrarse disponibles los nuevos comandos.

 

PERSONALIZAR el AutoCAD ( IV )

La interfaz de usuario

Una de las características que siempre ha tenido AutoCAD desde las primeras versiones, es su gran capacidad y flexibilidad, para poder modificar la “interfaz” de usuario, adaptando esta a las necesidades o preferencias personales de cada uno.

El concepto de “interfaz”, básicamente se debe considerar como el aspecto y configuración que tiene la pantalla o ventana del programa, durante el proceso de trabajo habitual, que es a través de la que vamos cargando, seleccionando o ejecutando las órdenes que deben actuar en cada momento, además de incorporar o definir los datos de cualquier tipo, con los que vamos construyendo nuestro archivo de trabajo.

Normalmente en las primeras versiones del programa la interfaz de usuario estaba constituida por un área de menús, situada en la parte derecha de la pantalla y una pequeña zona inferior para la línea de comando con capacidad para tres o cuatro líneas de texto. El resto de la pantalla estaba ocupada por el área gráfica donde se visualizaba el dibujo que íbamos construyendo. También disponía naturalmente de una barra de título y otra de estado, donde se mostraba la información correspondiente.

El repertorio de órdenes y comandos que ha tenido disponible el programa desde sus primeras versiones ha sido muy extenso, por lo que los menús de comando tenían que disponer de algún mecanismo o sistema que permitiera ordenar racionalmente ese gran repertorio, con una estructura “anidada” o de cualquier otro tipo, para poder alcanzar tanto las diferentes “ordenes” del programa como las opciones o alternativas para la ejecución para cada una.

Por otra parte la extensión y repertorio de órdenes que se encuentran disponibles en un programa de propósito general como este, es singularmente amplio aunque sin embargo a la hora de realizar el trabajo cotidiano muchas de sus características y opciones, son formas alternativas para realizar tareas similares. Ello supone que cada usuario se va acomodando por una parte a utilizar solamente algunas órdenes con las que se siente más cómodo y por otra parte las peculiaridades de cada trabajo concreto, también contribuyen a que haya ciertos conjuntos de órdenes o alternativas que en la práctica cotidiana son poco utilizadas. El programa también permite con relativa facilidad adaptar o acomodar el uso de distintas órdenes u opciones, a un comportamiento diferente en función del uso particular, o los gustos de cada usuario. Todo esto es la base de la “personalización” del programa.

La personalización desde las primeras versiones, se desarrollaba mediante archivos [ *.MNU ], que estaban configurados como archivos de texto ASCII plano, que se podían editar o modificar mediante editores como “notepad”, o cualquier otro que no intercalase dentro del contenido, sus propios códigos. El programa se suministraba siempre con un archivo denominado “ACAD.MNU”, que se iniciaba por defecto en el arranque y contenía la estructura inicial de los distintos menús, que configuraban la interfaz, tanto de la pantalla como la tableta digitalizadota, o la pulsación de los botones del ratón.

 La estructura interna de esos archivos esta dividida en secciones, donde se escribe mediante sucesivas líneas de texto, el término que debe mostrar el menú encerrado entre corchetes, y a continuación las órdenes u opciones del programa exactamente igual que si se estuvieran escribiendo mediante el teclado en la línea de órdenes. Dentro de las instrucciones que se pueden escribir también se incluye cualquier rutina de “AutoLISP”, ya sea escrita directamente o bien a través de la carga de archivos escritos en ese lenguaje, que el programa “interpreta” en tiempo real, con lo que las posibilidades para ampliar o personalizar cualquier comportamiento de nuevas órdenes u opciones mediante un menú añadido con ese mecanismo, no tiene más limites que la propia imaginación.

Evidentemente tanto la depuración como la necesidad de comprobar que las rutinas funcionan con arreglo a las previsiones, constituyen una parte muy importante de todo este proceso. El programa en las versiones anteriores, permitía cargar módulos o partes que podían estar distribuidos en varios archivos con la extensión MNU, no obstante a partir de la versión de 2.006 se produce un cambio profundo, implantando el uso de un nuevo cuadro de “Interfaz de personalización”, que se complementa con el manejo de un nuevo tipo de archivos [ *.CUI ] ó [ *.CUIx ], que a fin de cuentas son archivos de tipo XML, en los que se centralizan y gestionan todos los datos de personalización que antes estaban en los archivos MNU, y que son actualizados de forma automática por el programa, evitando la modificación del archivo por el usuario mediante un editor.

El cuadro de Personalización.

Los antiguos archivos MNU, se pueden incorporar perfectamente en la nueva estructura, pero los archivos CUI, ya no son modificables mediante el editor de texto, sino que el programa incorpora una orden que despliega en pantalla un “cuadro de personalización”, desde el que se accede a todas las ordenes y opciones, cuyo contenido puede ser editado y modificado dentro de ese cuadro, a gusto de cada uno. Finalmente cuando se cierra el cuadro, el propio programa realiza internamente la actualización del correspondiente archivo CUI con las modificaciones realizadas.

El cuadro de personalización, se encuentra dividido verticalmente en dos partes, y dispone a su vez de otras dos solapas que controlan los estados alternativos de “Personalizar” y “Transferir”. La diferencia entre ambos radica en el uso del panel derecho, que en el caso de “Personalizar”, sirve para ir abriendo detalles o componentes de los elementos y nodos que se van seleccionando en el panel principal de la izquierda. En el caso de la opción “Transferir”, el panel derecho se utiliza para abrir, guardar o configurar archivos parciales.

El panel principal situado a la izquierda, muestra inicialmente una estructura en “arbol” que contiene todos los elementos personalizables del programa. Cuando se encuentra activo el modo “transferir” solo se muestra la estructura del arbol, y permite “copiar” o “trasladar” entre ambos paneles cualquier elemento o rama de la estructura, con la pulsación sostenida del ratón.

Cuando se encuentra activo el modo “personalizar”, la estructura se complementa en la parte inferior con un cuadro que muestra una lista completa de los comandos disponibles. A medida que se van marcando o abriendo los distintos nodos del árbol o bien los comandos de la lista inferior, el panel derecho va mostrando un texto aclaratorio sobre la función de cada uno, o bien los componentes detallados que configuran el elemento, y que son mostrados en campos de texto para que se pueden modificar y/o reescribir oportunamente sobre el panel derecho.

La estructura completa del árbol es bastante amplia y compleja por lo que lleva cierto tiempo familiarizarse con el conjunto, pero resulta muy fácil y cómoda de manejar. Uno de los primeros nodos de la estructura en árbol, es la de “espacios de trabajo”, que constituyen la herramienta básica para poder gestionar distintas configuraciones de personalización.

Los “espacios de trabajo”, constituyen la forma de guardar o recuperar una determinada configuración o aspecto de la Interfaz de usuario o espacio de trabajo. A fin de cuentas no son mas que “etiquetas”, que genera el propio usuario, y que almacenan y por tanto permiten recuperar posteriormente un determinado aspecto de la interfaz de usuario, en la que se visualizan y colocan en las distintas zonas de la pantalla los menús de barra, persiana, cinta o paletas, que usuario tuviera desplegados en la pantalla, cuando ha creado o actualizado esa etiqueta o nombre concreto.

El programa suministra por defecto cuatro espacios de trabajo que corresponden con otras tantas configuraciones de la interfaz, concebidas para facilitar el trabajo básico de dibujo y anotación en dos dimensiones, o bien un par de variantes para trabajo de modelado en 3D, y otra más para evocar el aspecto clásico del AutoCAD.

 

ORGANIZAR el PROYECTO (II)

Una vez concluidas las divagaciones anteriores, toca entrar en materia concretando cuestiones más prácticas. En primer lugar lo que se pretende desarrollar en este tema, es una forma particular de organizar, el trabajo para desarrollar un proyecto de “arquitectura” con el “AutoCAD”.

Lógicamente como ya se ha comentado antes, el tamaño del proyecto y la organización interna del trabajo habitual dentro del estudio, son factores que condicionan esa estructura, además de las preferencias personales de los responsables, no obstante dentro de mi propia experiencia he ido adoptando diferentes ideas y esquemas, que con el tiempo y los cambios en distintas versiones del programa se han ido depurando y ajustando, para llegar finalmente a una configuración, que a mí me parece interesante, y que hoy pretendo compartir desde aquí con aquellos que estén dispuestos a leerla con algo de atención.

En primer lugar hay que decir que a pesar de que el “tamaño” del proyecto es un factor de complejidad bastante obvio, por otra parte resulta que la “estructura” organizativa de cualquier edificio, siempre mantiene unas pautas y elementos comunes, que permiten organizar una estructura bastante normalizada, con unos rasgos comunes perfectamente identificables.

La práctica tradicional

En la práctica habitual, cuando se inicia el trabajo en un sistema de CAD es común que se adopten estrategias para la elaboración del proyecto, inicialmente derivadas del trabajo tradicional basado en la delineación manual de los planos.

El trabajo tradicional, normalmente organiza los “planos” del proyecto como un repertorio de hojas sucesivas, donde se van plasmando los dibujos que describen rigurosamente el edificio. Al principio se comienza por dibujar los elementos más amplios y generales, para luego ir concretando con mayor grado de detalle y especialización a medida que se avanza por la sucesión de planos. Esto permite configurar una “lista” ordenada, en la que los primeros lugares corresponden a la “situación” y “emplazamiento” del proyecto, luego la parcela y en su caso la disposición del conjunto de todas las edificaciones, para desarrollar luego los edificios uno a uno, mediante un repertorio completo de “plantas” “secciones” y “alzados” que describan de forma rigurosa sus dimensiones y aspecto, tanto exteriores como interiores. Eso se completa con los detalles constructivos que muestren los elementos singulares, como las carpinterías de los huecos y la cerrajería, o la decoración del edificio. Finalmente se completa el conjunto con otro repertorio “especializado” de componentes más específicos y concretos como son la “Cimentación”, la “Estructura” portante y las “Instalaciones” de todo tipo.

Esa lista de planos que en cualquier caso mantiene su vigencia para describir el contenido de cualquier proyecto, servía de base para organizar y distribuir el trabajo dentro del estudio. Cuando este se basaba en la delineación manual, mediante esa lista se iba asignando el trabajo a los distintos delineantes que dibujaban el proyecto, o bien si era uno solo, iba desarrollando los distintos planos de forma secuencial. Por otra parte la disponibilidad física del plano en papel, permitía que una vez elaborado cada plano, se pudiera tener un cierto control aproximado del grado de desarrollo, a través de un simple vistazo.

Planos independientes

Una vez que se incorpora el dibujo sobre CAD y el ordenador, al trabajo cotidiano en los estudios de arquitectura, obviamente la lista de planos sigue presente, pero la forma de trasladarla al nuevo entorno, dependen lógicamente de la formación, destreza y responsabilidad de cada una de las personas que van adoptando las decisiones oportunas.

En un primer momento, resulta una opción bastante inmediata tratar de elaborar cada plano en un archivo de dibujo independiente, aunque esto se complica algo al considerar si todos los tamaños de los planos deben estar normalizados o unificar el conjunto con un mismo formato de referencia donde poder distribuir todos los elementos del proyecto, que si bien en los planos principales del edificio es inmediato conocer el tamaño que ocupan para planificar su distribución entre estos, en el caso de los detalles, resulta algo más complejo decidir el grado de detalle y la escala relativa, ya que su importancia dentro del conjunto es un proceso con cierta “realimentación”, a medida que se avanza en el desarrollo.

Por otra parte, bajo este sistema también hay muchas veces que se repiten elementos del edificio en diferentes planos, como puede ser el caso de las “instalaciones” que normalmente se dibujan sobre las mismas plantas de distribución general del edificio, pero configurando un repertorio de planos adicional y diferente. En el estudio de trabajo manual, esto era una etapa característica del trabajo, en la que se elaboraban varios juegos de copias en “contra-vegetal” de las plantas de distribución una vez que estas se habían comprobado y supervisado.

Con esa “repetición” de los mismos elementos en diferentes archivos de trabajo, se rompe el principio del “origen único”, facilitando la aparición de los errores de discrepancia y/o coordinación, ya que cuando se hacen pequeños ajustes o modificaciones en alguna parte del edificio, es preciso realizar un seguimiento sistemático y cuidadoso para “corregir”, la misma modificación en “todos” los archivos donde se encuentra reflejada esa parte del edificio, con la dificultad relativa de no disponer de una rápida visión general como en el sistema tradicional.

Archivo único

Una alternativa posible, es la de tratar de elaborar “todo” el proyecto en un solo archivo, de forma que el repertorio de planos se va extendiendo sobre el área de la pantalla, con la ventaja de mantener localizados en una vista general, todos los planos que configuran el proyecto.

Esta forma de organizar el trabajo, que también se practica con cierta frecuencia, puede adolecer del mismo inconveniente sobre el “origen único”, ya que es bastante común la tarea de repetir partes del dibujo que ya se han realizado, porque tienen que aparecen en otros planos sucesivos. Ya se ha mencionado en el caso de las instalaciones del edificio, pero también en el ámbito del “urbanismo”, donde es preciso incluir en la composición de varios planos distintos, las mismas referencias sobre la cartografía del terreno, incluyendo las edificaciones y elementos físicos existentes cuando se elabora el documento.

En este caso también aparecen otras complicaciones, que surgen con la consideración de los tamaños relativos que ocupan las distintas partes del proyecto, ya que si se dibujan todos los elementos con el mismo sistema de unidades, los tamaños aparentes del plano de situación, o la parcela, con respecto a los planos de los detalles constructivos son demasiado dispares entre sí.

Esto supone que finalmente se acaba separando el proyecto en diferentes archivos de trabajo, que se suelen distribuir por los tamaños aparentes: planos generales o de situación, edificio y los detalles constructivos. En el caso de las instalaciones, es común integrarlas en el edificio cuando se maneja el sistema de capas, ya que por sus propias características encajan bien con esa herramienta.

Este segundo sistema podría aportar alguna ventaja relativa respecto a la visión de conjunto, aunque la experiencia muestra que la separación en archivos diferentes, suele improvisarse mucho en función de cada proyecto y las costumbres o gustos de la persona que realiza el trabajo. La complicación y el inconveniente que se derivan de esa cierta improvisación se manifiestan normalmente en la dificultad para localizar los trabajos antiguos, una vez que a transcurrido cierto tiempo, y no se recuerdan con facilidad las circunstancias particulares del trabajo concreto.

Capas, Ventanas y Espacio Papel.

Además de los inconvenientes ya descritos, hay que tener en cuenta que el propio programa AutoCAD incluye algunos sistemas que permiten abordar otras formas de organizar un proyecto que no existían en los sistemas tradicionales y parece oportuno utilizar, para conseguir una mayor eficacia y rendimiento del trabajo.

El primero de estos sistemas o herramientas es el mecanismo de “capas”, con el cual se puede organizar una estructura interna dentro del dibujo. Mediante ese sistema sería posible dibujar las diferentes plantas del edificio superpuestas en su propio emplazamiento, ya que aunque el dibujo de todas las capas visibles simultáneamente pueda resultar confuso, si lo completamos con algún mecanismo rápido y eficaz para encender o apagar conjuntos de varias capas con agilidad, podemos mantener dentro de un mismo archivo de trabajo, todas las plantas y componentes horizontales del edificio. Como herramienta para el manejo de conjuntos de capas, el sistema de “filtros” que tiene implantado el programa, resulta bastante adecuado y oportuno.

Esta forma de organizar el proyecto, puede tener como ventaja la facilidad para asegurar y comprobar la verticalidad y continuidad de ciertos elementos, como los soportes de la estructura o los conductos de desagüe o ventilación, cuya colocación precisa es una fuente de errores potenciales, y que en este caso se vuelve más simple e intuitiva solo con el hecho de encender y apagar las capas correspondientes. Por el contrario, un archivo de dibujo único puede volverse demasiado grande, o complejo y pesado en función del tamaño del edificio, y por otra parte la comodidad y eficacia del trabajo, depende de forma muy acusada del sistema de gestión de capas y su manejo, por lo que la coordinación de varias personas trabajando simultáneamente en un mismo proyecto, se puede complicar.

El sistema de capas en su caso debe combinarse a su vez, con un sistemas de ventanas en el “espacio papel” para lograr una mejor eficacia del conjunto de esas herramientas, ya que el sistema de “ventanas” dentro del “espacio papel” permite configurar un repertorio de “planos” que van a formar el conjunto del proyecto, y a su vez permite seleccionar con facilidad solo aquellas capas del archivo general que deben a ser visibles a través de cada ventana.

De esta forma aunque el conjunto del edificio se encuentre dentro de un solo archivo de trabajo, se configuran varios “planos” u hojas de presentación diferentes, que quedan establecidas en el “espacio papel” y dentro de cada una de ellas se van seleccionando las capas visibles para cada hoja por separado, de forma que los distintos planos puedan a corresponder a cada una de las distintas plantas del edificio, o incluso con variantes de cada una. (Una planta con muebles y la otra con cotas y superficies, por ejemplo).

Incluso con el sistema de ventanas múltiples y espacio papel, se puede tener otra utilidad adicional, ya que en un mismo “plano” podemos representar la misma planta de un edificio a dos escalas diferentes, resolviendo con bastante facilidad y elegancia el caso de tener que incluir en un mismo plano, una pequeña ventana con un dibujo general y esquemático del conjunto (con unas pocas capas activadas), y en otra ventana mayor, una zona parcial del mismo objeto pero con mucho más detalle, incluyendo cotas, anotaciones, u otros elementos situados en capas específicas.

Una de las grandes ventajas de esta forma de organizar el proyecto, es precisamente la del “origen único”, ya que los diferentes planos en los que se recogen diversas “variantes” del mismo elemento, se van configurando siempre sobre el “mismo” archivo en origen. De esta forma cuando sea preciso realizar pequeños cambios o ajustes del proyecto, solo es preciso hacerlos en un único archivo que contiene el origen de todo, y que luego se refleja automáticamente en todos los planos en los que interviene.

Para hacerse una idea clara de esto conviene pensar a modo de ejemplo, en la necesidad de tener que desplazar un pilar o soporte de un edificio, “ .. por razones del replanteo de la cimentación ..”, y la diferencia que supone abordar esas correcciones, en un caso en que el proyecto se haya dibujado todo él siguiendo el sistema de un archivo independiente por cada plano ( El desplazamiento del soporte afecta a todas las plantas y a todos los planos de cada planta ), y luego en la necesidad de “comprobar” que la modificación se ha realizado correctamente antes de volver a “plotear” nuevamente todos los planos del proyecto, en contraposición a un sistema de archivo único, donde el simple hecho de visualizar simultáneamente todas las capas donde se encuentra el soporte, permite asegurar de forma bastante inmediata la integridad y el rigor de esa “modificación”.

 

ORGANIZAR el PROYECTO (I)

Antecedentes

Una vez concluidas las ampliaciones y los ejemplos sobre “capas” y “bloques”, y una vez desarrollado el tema dedicado al sistema de archivo, parece oportuno abordar el nuevo tema dedicado a la forma de organizar los archivos de trabajo que componen un proyecto técnico en el ámbito de la “arquitectura”.

La forma más adecuada para organizar un proyecto, obviamente depende de varios factores, pero los más significativos que cabe considerar inicialmente, son en primer lugar los derivados del tamaño y grado de complejidad del propio proyecto, en un segundo lugar el número y tipo de personas que intervienen en la realización, incluyendo a su vez el grado de autonomía y coordinación dentro del conjunto del trabajo, y finalmente los aspectos y factores subjetivos o de “preferencia personal” que corresponden al último responsable, o a la dirección del proyecto.

En relación con los factores enumerados, que pueden resumirse de forma esquemática como: el Objeto, la Organización, y el Diseño, cabe decir que dentro del ámbito de la arquitectura, cada uno de ellos tiene sus propias peculiaridades y características que contribuyen a diferenciar este sector con respecto a otras ingenierías o ámbitos de trabajo, donde también se emplea el “dibujo técnico” como una herramienta fundamental.

El Objeto

En cuanto a los objetos que se proyectan en al ámbito de la arquitectura, obviamente están constituidos por “edificios” en el más estricto sentido del término. Como tales, los edificios pueden abarcar desde el acondicionamiento de un local comercial o una pequeña vivienda, hasta un rascacielos o un gran complejo comercial o administrativo. ( .. creo que, el “Pentágono” sigue siendo el mayor “edificio” del mundo.)

Evidentemente la diversidad de “objetos” que se pueden desarrollar en un proyecto resulta muy amplia, aunque no obstante se pueden identificar rasgos comunes a todos ellos, además de poder establecer unos pocos segmentos o categorías donde encuadrarlos, como por ejemplo “pequeño”, “medio” y “grande” con límites entre 1.000 y 10.000 m2 que pueden representar saltos significativos en cuanto a su tamaño.

En cualquier caso una “categoría” especialmente significativa la constituyen las “viviendas” unifamiliares o aisladas, ya que por el propio “significado” que cualquier individuo proyecta sobre la propia “vivienda” como parte de su identidad, siempre han constituido un “objeto singular” que pueda expresar y/o sintetizar, los anhelos y aspiraciones más profundos de una forma física y  tangible.

En relación con los elementos o rasgos comunes a cualquier edificio, se pueden destacar varios de ellos, ya sea con criterios físicos, como partes del objeto en sí, o bien funcionales en base a la incidencia de cada parte en el conjunto. En este sentido cabe mencionar como ejemplo la clasificación sistemática que establecen las NTE, (Terreno, Cimentación, Fachadas, Estructura, Instalaciones, Particiones o distribución, Cubiertas y Revestimientos), aunque también pueden establecerse otras, en función de oficios que intervienen en la construcción como es común en la elaboración de los presupuestos en los proyectos.

En cuanto a la configuración física del objeto, también hay que decir que una de las bases fundamentales de la “arquitectura”, es la distinción cualitativa entre “Proyectar” y “Construir”. Es decir cualquier proyecto que seamos capaces de concebir y desarrollar, solo tiene sentido en si mismo, si una vez concluido como tal, sirve a su vez de pauta o guía para “construir” el edificio como objeto real, que pueda ser “usado” formando parte de la vida cotidiana de la personas.

Esa distinción entre proyectar y construir, que se puede formular de un modo “aplastante” ante el sentido común, requiere siempre un equilibrio sutil que a la hora de la verdad tampoco está libre de patologías, ya que por un lado resulta fácil caer en una deformación profesional  sobrevalorando la importancia del “diseño”, el “proyecto”, la “concepción”, la “originalidad” y en general el trabajo de gabinete en detrimento de problemas y aspectos sobre la ejecución de la obra, que muchas veces se delegan en otros especialistas dedicados a ello (aparejadores e ingenieros) que podrían acabar sirviendo sus propios intereses corporativos en detrimento del resultado final.

En este terreno se pueden apuntar diferentes aspectos como el papel del “Manierismo” en la historia del arte, o la “arquitectura de papel” obsesionada en su propio mundo de concursos y revistas de arquitectura, que acaba generando endogamias obsesivas, o bien por otro lado la picaresca y el  intrusismo profesional, de aquellos que no dudan en ponderar la “ejecución de obra”, descalificando de manera oportunista el valor y la competencia de un “proyecto riguroso”, con la finalidad hipócrita de poder moverse con más comodidad y desahogo en el mundo de la construcción, que opera sobre cantidades importantes y significativas de recursos económicos.

La Organización

En este caso el término no se refiere a la organización de un edificio o del objeto que se proyecta, sino a las tareas necesarias para elaborar y plasmar el proyecto en un documento, legible por terceras personas. Esa organización depende del tamaño del estudio profesional o la oficina técnica, dentro de la que se desarrolla el “proyecto” asignando y distribuyendo “tareas” entre diferentes personas que trabajan de forma regular o esporádica.

Ese tamaño puede ser muy diverso, desde el estudio individual, con un solo arquitecto acompañado en su caso por un delineante o colaborador, hasta grandes estudios u oficinas consultoras interprofesionales donde trabajan distintos arquitectos junto con otros tipos de técnicos. Es conocido el estudio americano de arquitectura SOM (“Skidmore/Owings/Merrill”), que tiene rango internacional y da un salto cualitativo con la construcción de la torre “Sears” de Chicago, y actualmente es una organización con miles de empleados de distintos rangos.

En todo caso dentro del ámbito de la “arquitectura”, y en relación con los factores que se comentaban al principio, el protagonismo del “diseño” y los demás elementos de “subjetividad”, hacen que  la organización de los estudios de arquitectura sea bastante personalista, y cuando se agrupan varios arquitectos, los hagan con frecuencia en base a distribuirse los proyectos de forma que cada uno sigue operando de forma individual, y por otra parte resulta poco frecuente la existencia de grandes estudios dedicados estrictamente a la “arquitectura” con una organización compleja, más allá del prestigio personal de sus miembros.

Como contraposición a esta situación, en el caso de las demás “ingenierías” y sobre todo la de “obra civil” o ingenieros de caminos, que muchas veces son concurrentes y competidores en algunos campos de la “arquitectura”, con el “urbanismo” como territorio común, es mucho más habitual la existencia de oficinas y estudios de tamaño mediano o grande, que ya no se apoyan en el prestigio personal o el nombre de un individuo y dependen mucho más de una organización compleja y depurada en función del perfil de los trabajos habituales o de los recursos disponibles en cada caso.

Esta dicotomía ligeramente esbozada, que también se aprecia en la rivalidad profesional, tiene mucho que ver con el diferente papel que juega el tercer factor comentado “El Diseño”, en cada uno de los dos sectores. En el ámbito de la “arquitectura”, el diseño es un factor primordial y preponderante que se desarrolla con la capacidad de “síntesis”, acompañada con una notable dosis de “subjetividad”, pero que cuando se manejan con maestría, producen y manifiestan unos resultados y valores que son inmediatamente reconocibles por las demás personas.

Sin embargo en el ámbito de las “ingenierías”, se valoran en especial las “eficacias” y los “rendimientos” de las soluciones proyectadas, que se basan en unos “análisis” muy exhaustivos de los problemas que abordan, aunque con poca o escasa relevancia hacia los demás valores intelectuales y subjetivos, como la estética, la semántica, la identidad individual o la singularidad propia de cada objeto, desarrollando soluciones literalmente “copiadas” sin el menor rubor intelectual.

El Diseño

Bajo el factor de diseño se engloban todos esos aspectos que ya se han apuntado en el párrafo anterior y que marcan una diferencia sustancial entre la “arquitectura” y la demás ingenierías, a pesar de que en principio se opera manejando elementos comunes, ya que en la construcción de cualquier edificio completo, se manejan los mismos elementos y unidades de obra, que en la “obra civil” o la mayoría de las ingenierías. De hecho el notable incremento paulatino de la complejidad en los edificios públicos, hace que la participación de ingenierías de todo tipo sea cada día más imprescindible dentro del sector de la construcción.

En relación con estos aspectos cabe recordar el distinto papel que juega la “formación” del “arquitecto” en diferentes países y entornos culturales, ya que en algunos casos, se incide con preferencia en los aspectos específicos del diseño, desplazando el entorno profesional hacia la parte más artística y creativa, pero al mismo tiempo va dejando a los profesionales desarmados respecto a una formación técnica rigurosa, que les va llevando a inhibirse, o a perder “competencias” efectivas dentro de la “ejecución de obra” y finalmente también en los procesos de concepción y decisión sobre aspectos básicos del edificio.

Ese difícil equilibrio entre los aspectos más subjetivos y evocadores del diseño, y aquellos otros  más pragmáticos e ingenieriles de la “ejecución de obra”, siempre va a redundar en un mayor conocimiento práctico de los problemas propios de la ejecución, y de las técnicas disponibles, para poder realimentar ese proceso del “diseño” que consiste en “imaginar nuevos edificios”, cuando va acompañada de una gran capacidad de “síntesis”, y una “subjetividad” equilibrada, para poder filtrar los elementos más singulares y relevantes.

 

EL SISTEMA de BLOQUES (y II)

En primer lugar y como continuación del día anterior, quiero completar la lista de plantillas con el repertorio personal de bloques que había iniciado el día anterior, y con las que se completa el repertorio personal que yo manejo habitualmente:
  • ALZADOS – SECCNS   [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/AlzdSccn.1.dwg ]
    • Incluye varios bloques de carpintería de puertas y ventanas vistas de frente, tanto interiores como exteriores, junto con alguna sección de detalle de estas, elementos de ambiente como persona, vehículo, y un par de módulos para configurar una sección constructiva.
  • DETALLES     [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/Detalles.1.dwg ]
    • Incluye algunos bloques sobre detalles constructivos, relativos a la estructura de hormigón armado y la red horizontal de saneamiento enterrada.
  • INS. ELECTRICIDAD    [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/InsElectrc.1.dwg ]
    • Incluye una “leyenda tipo” correspondiente a la Instalación de electricidad, en la que los propios “símbolos” de cada elemento están configurados como “bloques”, que pueden ser copiados en su emplazamiento y mantener la “plantilla” como leyenda del plano de la instalación.
  • INS. FNTNR. – DESGS.  [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/InsFntDsg.1.dwg ]
    • Incluye una “leyenda tipo” similar al caso anterior correspondiente a la Instalación de fontanería y desagües.
  • INS. VARIAS  [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/InsVarios.1.dwg ]
    • Incluye una “leyenda tipo” similar al caso anterior correspondiente a varias instalaciones: calefacción, ventilación, protección de incendios, telefonía, megafonía y gas.
Elaborar / Insertar

La forma de elaborar paso a paso, un sistema de bloques personal, es tan simple como el dibujo habitual, ya que la elaboración de cada “bloque”, solamente requiere que una vez dibujado el contenido del mismo, se realice la definición del propio “bloque” (Capítulo 8) especificando un nuevo nombre y un punto de inserción.A partir de este momento el nuevo bloque esta incorporado en la lista interna del dibujo actual, y podremos insertarlo o copiarlo dentro del dibujo, tantas veces como sea oportuno. Por otra parte si lo que estamos construyendo es una librería, seguramente nos interesa guardar el contenido del bloque como un archivo de dibujo independiente, dentro de una carpeta adecuada de nuestro sistema, para poder utilizarlo en otros dibujos independientes y posteriores.

Precisamente la mayor dificultad para elaborar un sistema personal, no está en la definición y configuración de cada bloque por separado, sino en planificar y decidir el alcance del conjunto de bloques que vamos a emplear, y la forma de organizar su ubicación, su localización y la utilización del conjunto.

Hay que tener en cuenta que cuando el número de bloques disponibles, sobrepasa cierto número, es casi obligado que los que se usan con menor frecuencia, queden olvidados y en el momento más inoportuno, no seamos capaces de “recordar”  donde estaban, o si realmente los habíamos mantenido, modificado, borrado .. etc.

Por esta razón es conveniente dedicar algo de tiempo a “pensar” con un poco de calma, la configuración más adecuada de todo el conjunto, de forma que por un lado queden cubiertas la mayoría de nuestras necesidades cotidianas, y por otra parte pueda ser susceptible de evolucionar o incorporar cambios y adaptaciones con cierta facilidad, a medida que nosotros mismos vamos ampliando nuestra experiencia.La forma de insertar cualquier bloque en nuestro dibujo, se comentaba en el capítulo 8. Tal como se decía, existe una variante que se puede invocar operando sobre la línea de órdenes exclusivamente, para evitar la aparición del cuadro de diálogo. Esta diferencia tiene su importancia, ya que cuando queramos “automatizar” la inserción de un bloque dentro de un “menú” personal o cualquier otro mecanismo de tipo “macro”, es necesario conocer y depurar con mucho cuidado la secuencia perfectamente ordenada de datos y parámetros que se debe ir añadiendo en la inserción de cada bloque.

Manejo y gestión

La forma de insertar los bloques de nuestra librería particular, es un problema relacionado sobre todo con la concepción y configuración del conjunto, que conviene pensar cuidadosamente en relación con el uso que queremos cubrir con nuestra librería de bloques de forma que tanto la localización particular de cada uno de ellos dentro del conjunto, como la incorporación del mismo en nuestros dibujos o archivos de trabajo sea lo suficientemente rápida, cómoda y clara.

En este punto conviene recordar que una de las grandes cualidades que siempre a tenido el “AutoCAD” como programa o aplicación de dibujo de propósito general, son sus variadas y múltiples posibilidades, para desarrollar adaptaciones particulares sobre usos muy diferentes.

Dentro del repertorio de alternativas que se pueden abordar para personalizar la gestión de una librería de bloques, podemos tener varias alternativas. En primer lugar hay que considerar los diferentes tipos de “menú” que podemos personalizar en todas sus variantes: Menú de pantalla, aunque ya se encuentra prácticamente obsoleto, menú de persianas, menú de barras de herramienta, o incluso el más nuevo de la cinta de opciones. Además de esos menús hay que considerar las “Paletas de Herramientas” que probablemente sea el sistema más adecuado para este fin. Tampoco debemos olvidar las posibilidades de crear órdenes específicas y personalizadas con el leguaje DIESEL que es un lenguaje de “macros”, o también en lenguaje “C” o “AutoLISP”, que constituye un lenguaje de programación de alto nivel relativamente estándar y muy ligado al “AutoCAD”.

Por otra parte además de poder incluir nuestro repertorio de bloques dentro de algun tipo de menú personalizado, es posible una gestión más inmediata o directa tal como se apuntaba el día anterior al hablar de las “plantillas de bloques”.

Una “plantilla de bloques” podría definirse como un dibujo de AutoCAD, que a su vez contiene varios bloques definidos e insertados al menos una vez, y situados de una forma ordenada, clara y visible dentro del dibujo. Como los “bloques” se comportan igual que cualquier otro objeto, siempre es posible designarlos uno a uno y copiarlos o replicarlos en cualquier otra posición.

Por otra parte, dado que cualquier archivo de dibujo se puede insertar como si fuera un bloque externo dentro de cualquier otro dibujo, incorporando a su vez y de esta forma, todos sus bloques internos, capas y elementos que contiene, siempre podremos insertar en el dibujo que estamos trabajando, una “plantilla de bloques” que automáticamente deja incorporados en el dibujo, todos los bloques internos que hay en la plantilla.

Además de esto, y dado que la plantilla insertada se comporta como un objeto único o “superbloque”, que podemos colocar dentro de nuestro dibujo en una zona que resulte cómoda, siempre podremos a su vez “descomponer” el superbloque, de forma que desintegramos el conjunto, y a partir de ese momento son accesibles los bloques individuales que contenía, que ya podemos “copiar” y “mover” con entera libertad dentro de nuestro dibujo. Finalmente cuando hemos terminado el trabajo, basta con borrar o eliminar los bloques sobrantes, ya que resulta una operación simple y trivial.

Personalizar menús

Para personalizar menús, en primer lugar es necesario conocer su estructura y funcionamiento interno, que está desarrollada y explicada en el manual de personalización. La personalización de los menús en las versiones antiguas del programa se realizaba mediante archivos de texto plano con la extensión “mnu”, que contenían escrita en texto ASCII, toda la estructura interna, y los comandos con sus opciones.

Editando esos archivos con un editor adecuado, que no añada códigos propios, como el Notepad, o bien el Word configurado en modo ASCII plano, se podían incorporar  las modificaciones oportunas. Posteriormente esos archivos debían ser compilados, generando una versión “mnx” que ya podía ser cargada desde el propio programa, apareciendo el nuevo menú en la interfaz correspondiente.Esta situación cambia  y se modifica a partir de la versión 2.009, en la que aparece una nueva interfaz de personalización, que se invoca mediante la orden “_CUI”, y a través de un cuadro con doble panel y una serie de gráficos anidados permite, gestionar y modificar comandos y espacios de trabajo, apoyados en archivos “XML”, que se identifican con la extensión “*.cui”, y aunque puedan ser abiertos con un editor, se recomienda expresamente NO ALTERAR JAMAS, ya que se podría bloquear el funcionamiento normal de la interfaz del programa.

El cuadro de personalización es el que permite ahora modificar los menús, o bien generar archivos parciales personalizados, ya que su funcionamiento con doble panel permite trabajar con archivos parciales. También permite ir abriendo los diferentes nodos hasta llegar a los últimos comandos, y permite generar otros nuevos, especificando en el panel derecho los comandos o rutinas que corresponden, con la definición específica de sus opciones, o suministrar argumentos concretos, pero siempre a costa de conocer minuciosamente y paso a paso toda la secuencia que operaría normalmente en la línea de órdenes, ya que debe ser respetada escrupulosamente para que funcione todo el proceso completo. Cualquier pulsación o simplemente un espacio de más, altera la secuencia generando un mensaje del sistema, e interrumpiendo el funcionamiento de cualquier orden o comando.

Otros desarrollos de personalización
Dentro de la ayuda del programa se encuentra un “Manual de Personalización” en el que se desarrolla con bastante claridad un repaso por las diferentes opciones y alternativas que hay disponibles dentro de AutoCAD.

EL SISTEMA de BLOQUES (I)

Otra de las herramientas más características e importantes en el uso del CAD en general, es el uso de “Bloques” para la elaboración de todo tipo de dibujos o diseños. Normalmente la utilización de bloques suele presentarse vinculada con alguna personalización o desarrollo particular de “menús” especiales que permiten gestionar un determinado repertorio con mayor comodidad.

Concepto de bloque 

El concepto de bloque se ha comentado en el capítulo 8 como un pequeño dibujo, que se maneja a modo de objeto independiente dentro del dibujo general. El pequeño objeto, realmente puede ser tan complejo como cualquier otro dibujo de AutoCAD, manteniendo una estructura interna de capas, colores y tipos de línea, exactamente igual que en otros dibujos. De hecho, por definición cualquier “archivo” de dibujo, se puede “insertar” como un “bloque” en cualquier otro dibujo de AutCAD, sin más restricciones  que la posibilidad de que se genere alguna referencia circular, en cuyo caso el programa automáticamente lo “advierte” con el oportuno mensaje de “ERROR”.

Realmente la característica que mejor refleja el interés en el uso de los bloques, es la “repetición” de ciertos elementos dentro de un dibujo más complejo, como pueden ser las butacas en un auditorio, las puertas de paso y las ventanas en un plano de distribución, o las camas y los lavabos en el plano de un hotel.

La idea básica que subyace en el manejo de los bloques, es la de que los elementos gráficos que lo constituyen, se guardan en un apartado específico de la memoria, añadiendo un nombre que lo identifica y un punto de inserción, que será una especie de origen de coordenadas local para el propio bloque. Luego cada vez que se van insertando sucesivos ejemplares de un bloque, lo único que se añade en la memoria interna es el nuevo punto donde queda insertado cada ejemplar, y una referencia que identifica al propio bloque, y los parámetros correspondientes a su orientación y tamaño relativo. De esta forma se aligera por un lado la complejidad y extensión de datos en el archivo de dibujo, pero también se asegura una “repetición” rigurosa de objetos siempre idénticos, que en caso de haberse elaborado uno a uno, constituiría una fuente de múltiples errores y pequeñas diferencias involuntarias en su elaboración.

En todo caso aunque los bloques pueden contener capas propias, y sus entidades se puedan definir con colores y tipos de línea particulares y diferentes, hay que recordar que esas “capas” quedan automáticamente incorporadas en los dibujos donde se insertan, y ya no podrán ser eliminadas hasta que no se hayan suprimido todos los ejemplares del bloque del dibujo y también la definición interna del bloque, por lo que cuando se planifica la elaboración de un repertorio o librería personal, se debe valorar la conveniencia de construir todos sus elementos en la capa “0” y con las propiedades “Por Bloque” para los colores, tipos de línea y grosores de trazo, ya que solo de esta forma, luego será posible modificar esas propiedades por separado, en cada uno de los ejemplares del bloque insertado.

El uso de bloques, también añade un cierto factor de novedad para aquellos que se inician en el mundo del CAD, y al menos en los primeros tiempos, el hecho de utilizar “bloques” que ya estaban dibujados, se tendía a identificar con un “alivio” en el esfuerzo de trabajo cotidiano, ya que la delineación manual, siempre ha tenido como una de sus características, la ejecución de rutinas y tareas muy repetitivas y tediosas. Este factor contribuía a fomentar una cierta ansiedad en la búsqueda exhaustiva de bloques elaborados y una tendencia a valorar estos, en función de la meticulosidad y detalle con la que están realizados, ya que al menos intuitivamente, representa un “ahorro de trabajo” entre el esfuerzo empleado y el resultado final.
    
En todo caso cabe hacer una llamada de atención sobre el uso excesivo de este tipo de soluciones, ya que por una parte el uso de bloques y/o elementos muy detallados, genera con facilidad una relativa “exageración” en los dibujos, sobrecargando una imagen general con detalles minuciosos que no se aprecian globalmente y además hace que la percepción final del dibujo sea demasiado “barroca” o “sobrecargada”, aunque en este caso ya entramos de lleno en los niveles del gusto personal y las preferencias de cada proyectista.

Obviamente el repertorio de “bloques” que se pueden manejar y/o configurar para el uso habitual, depende completamente de la materia o el tema sobre el que trabaja cada uno. No obstante a poco que se indague a través de “Internet” es muy frecuente encontrar muchas librerías o repertorios más o menos completas o elaboradas. En ese terreno es relativamente frecuente que algunos tipos de fabricantes, particularmente en “aparatos sanitarios” pero también en otros campos, faciliten librerías o conjuntos de bloques con una representación gráfica relativamente detallada, que identifica claramente los propios productos, con lo que mediante su difusión consiguen por un lado cierto agradecimiento/vinculación del proyectista, y por otra parte una clara identificación de su producto en los planos resultantes, que facilita y fomenta el uso del mismo.

Repertorio particular

De acuerdo con lo que se acaba de comentar, hay que decir que la elaboración de un repertorio particular de bloques tampoco resulta especialmente compleja, y tiene como contrapartida en base al mejor conocimiento sobre la configuración interna, una mayor flexibilidad para acomodar pequeñas modificaciones y ajustes en aquellos casos especiales que se salen fuera de las rutinas más habituales.  


Si nos fijamos en repertorios habituales que se integran en aplicaciones o desarrollos comerciales, o bien en las promociones que facilitan algunas marcas comerciales, puede aparecer un cierto desánimo, ya que suelen ser repertorios extensos con bloques bastante elaborados, por lo que una primera estimación sobre el tiempo necesario para alcanzar un resultado comparable, se hace muy desalentador.

No obstante si recapacitamos un poco, nos damos cuenta de que no es necesario que el repertorio tenga una especial amplitud, ya que los elementos que se utilizan de forma más repetitiva probablemente no sobrepasen unas pocas docenas. Por otra parte los rasgos del dibujo que contiene cada bloque podrían ser mucho más sencillos y esquemáticos, ya que es mucho más interesante la claridad del significado a primera vista, que el detalle particular para identificar un elemento concreto de un repertorio comercial.

Yo, en mi propia experiencia particular, he trabajado siempre con mi propia librería que llegué a desarrollar en las primeras etapas del trabajo, hace más de veinte años y desde entonces tampoco ha cambiado mucho, ni ha tenido ampliaciones importantes. Por otra parte siempre que he necesitado elementos singulares o diferentes, he podido resolverlo con pequeñas adaptaciones o modificaciones sobre algún elemento existente. Por otra parte en el entorno profesional de Salamanca si que he podido observar una cierta proliferación de mis propios bloques, aunque también hay que decir que nunca me he molestado para realizar la menor vigilancia que evitara su proliferación descontrolada.

Considerando que este repertorio puede ser útil a cualquiera que pueda leer el “Blog”, me ha parecido oportuno por un lado mostrar su organización a través de las fotografías que se integran en el artículo, advirtiendo que las llamadas para insertar cada bloque están ensambladas en un menú particular que se muestra en cada foto. El desarrollo del menú personal es otra cuestión que se sale del tema que estamos tratando hoy, pero que también pretendo abordar en su momento.

Por otra parte una forma alternativa de insertar los bloques en un dibujo es integrarlos conjuntamente en otro, a modo de plantilla, de forma que una vez “insertado” y “descompuesto” en nuestro dibujo, permite la designación de cada bloque individual, que puede ser copiado y situado como cualquier otro objeto. En los enlaces que se incluyen a continuación, se puede disponer del repertorio que yo utilizo y acabo de comentar, en las mismas condiciones de la licencia “Creative Commons”, que se especifica al final de esta página.

•    PILARES        [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/Pilares.1.dwg ]
      o    Pilar de 30 x 30
      o    Pilar de 35 x 35
      o    Pilar de 40 x 40
      o    Pilar de 50 x 50
      o    Pilar redondo D40
      o    Numeración de los pilares (Contiene un “atributo” editable.)
•    CARPINTERÍA     [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/Carpinteria.1.dwg ]
      o    Puerta de paso interior Hoja de 40 y hueco de 50 Ap Izq.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 40 y hueco de 50 Ap Drch.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 60 y hueco de 70 Ap Izq.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 60 y hueco de 70 Ap Drch.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 70 y hueco de 80 Ap Izq.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 70 y hueco de 80 Ap Drch.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 80 y hueco de 90 Ap Izq.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 80 y hueco de 90 Ap Drch.
      o    Ventana 1 Hoja 40 cm
      o    Ventana 1 Hoja 60 cm
      o    Ventana 2 Hojas 120 cm
      o    Ventana 2 Hojas 140 cm
      o    Ventana 3 Hojas 180 cm
      o    Ventana 3 Hojas 210 cm + paso
      Las ventanas se ajustan a muros de cerramiento de 30 cm de espesor y la apertura del             hueco se debe hacer de forma independiente al bloque
•    APARATOS     [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/Aparatos.1.dwg ]
      o    Lavabo
      o    Bidet
      o    Inodoro
      o    Urinario de pared
      o    Plato de ducha
      o    Bañera de 140
      o    Bañera de 160
      o    Bañera de 170
      o    Placa de cocina
      o    Pileta fregadero
      o    Maquina de lavado
      o    Frigorifico
•    MUEBLES        [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/Muebles.1.dwg ]
      o    Cama individual
      o    Cama doble
      o    Mesilla
      o    Armario
      o    Mueble pared
      o    Tocador
      o    Silla
      o    Sillón
      o    Sofa
      o    Conjunto tresillo
      o    Varios conjuntos de mesa y sillas

7.1 – CAPAS, COLORES y T.LINEA (A)

Ordenando el trabajo. Concepto y uso de capas.

En el Capítulo 4 ya se había mencionado el concepto de “capa”, que se presentaba como una de las grandes diferencias en el trabajo mediante ordenador, en contraposición al trabajo manual. La mejor definición, del concepto de “capa” es su equivalencia con una “hoja transparente” en la que se dibujan ciertas partes o elementos del dibujo, y se superpone sobre el papel, pero que en determinadas circunstancias se puede situar por detrás, de forma que su contenido queda oculto, aunque sigua formando parte del archivo y pueda reponerse a voluntad.

Además de la equivalencia sobre la hoja transparente las capas de AutoCAD tienen otra utilidad adicional, y es que pueden realizar un control de conjunto, sobre los clores, tipos de línea y grosores, de todos los elementos gráficos que contiene una determinada capa.

El uso del sistema de capas permite “organizar” el archivo de dibujo de forma que se agrupan en cada una, elementos que por su aspecto o funcionalidad son similares o bien representan algún objeto o subconjunto unitario. Por ejemplo podemos agrupar en una capa las líneas auxiliares, los rótulos de texto, las cotas, o bien separar diferentes conjuntos funcionales, como puede ser en el dibujo de un plano de arquitectura, las líneas que configuran el muro seccionado, las puertas, los muebles, los aparatos sanitarios, etc.

Esto permite gestionar la visualización y el aspecto general porque además de lo anterior y en combinación con el sistema de ventanas, desarrollado en el capítulo anterior, es posible configurar aspectos diferentes dentro de cada ventana, de los objetos situados en una misma capa.

Como ya se puede intuir, el sistema de capas es una herramienta enormemente versátil y potente en la elaboración de dibujos, aunque como contrapartida pueda presentar un cierto nivel de complejidad. En el manual de ayuda del programa, la explicación del sistema de capas, es particularmente útil y está bien desarrollada, por lo que se recomienda una lectura seguida y completa con el fin de alcanzar una visión de conjunto sobre el sistema. Este se encuentra en la “Guía del Usuario” / (6) “Creación y modificación de objetos” / (1) Control de las propiedades de los objetos” / (2) “Utilización de capas”.

Capa 0, Actual, Nombres y Propiedades

Dentro de cualquier dibujo de AutoCAD siempre existe necesariamente una capa “0” (cero) cuyo nombre no se puede modificar, pero además de esa, es posible crear tantas capas nuevas como se considere oportuno. Las capas se identifican mediante un “nombre”, que puede tener hasta 255 caracteres alfanuméricos incluido el espacio en blanco o el punto, aunque existen algunos caracteres restringidos que no pueden ser usados,  en concreto:

                      < > / “ : ; ? * | = ‘

El sistema ordena la lista de capas por orden alfabético, por lo que conviene elegir los nombres con cierto “criterio”, como emplear alguna raíz común que permite agrupar u ordenar subconjuntos de capas.

Dentro del conjunto de capas existe siempre una capa “actual”, que es precisamente en la que se sitúan los nuevos elementos que se van incorporando al dibujo, con independencia de que posteriormente puedan ser cambiados o situados en otra diferente. Esa capa actual normalmente se identifica dentro de la lista con una marca especial, y se visualiza en la barra de herramientas de forma permanente.

El Panel de Capas

El programa AutoCAD dispone de una orden “CAPA(_LAYER)”, que se encuentra accesible desde el menú desplegable “formato”, y en el de cinta de opciones, dispone de una panel especifico con una serie de herramientas y botones para la gestión de capas.

La gestión sobre las capas se realiza a través de un panel, donde se presenta la lista de las capas existentes en el dibujo con un conjunto de columnas que especifican todas sus propiedades. El uso del panel es interactivo de forma que marcando con el ratón sobre los diferentes campos, se modifican sus características ya sea de forma directa o mediante otros cuadros auxiliares.

La ejecución de la orden “capa” bascula entre la apertura y cierre del “panel de capas”. El cuadro de dialogo puede ser flotante o bien estar anclado a alguno de los bordes de la pantalla de acuerdo con las propiedades generales de los paneles de forma que se oculta y muestra automáticamente al pasar sobre él.

Dado que se utiliza con mucha frecuencia, conviene dedicar algunos minutos para ajustarlo a nuestra conveniencia para encontremos cómodos con la forma de utilizarlo. Además del panel flotante, el programa también dispone de una variante desde la línea de órdenes, aunque solo representa una compatibilidad hacia atrás, ya que el panel de capas aparece a partir de la versión 12, y también permite gestionar las capas en el desarrollo de “macros” o lenguajes de personalización como AutoLISP. En la práctica esta variante es bastante más incómoda y se encuentra en desuso.

Una vez que se abre el panel de capas, este dispone de una barra particular de herramientas en la parte superior, y otra de información en la parte inferior. A la izquierda tiene de una zona desplegable en la que se muestran y activan los “filtros” que sirven para manejar y gestionar conjuntos o grupos de capas. Inicialmente existen algunos preestablecidos, como el conjunto “todas” o las Xref enlazadas en el dibujo. Estos filtros no se pueden modificar pero siempre podremos crear otros nuevos mediante un cuadro de dialogo específico. En el resto del panel a su derecha se muestra únicamente la lista de capas que contiene el filtro, aunque también hay una casilla de marca en la parte inferior para invertir la acción del filtro. En el resto del panel hay una primera columna con los nombres de las capas, que se puede estirar o encoger manteniendo la visibilidad ante desplazamientos horizontales del resto de columnas.

Sobre la barra de herramientas, disponemos en primer lugar de un par de botones para crear filtros o grupos de filtros que comprenden conjuntos parciales de capas y resultan prácticos cuando el número de estas es grande. A continuación se encuentra otro botón que da acceso a través de otro cuadro de diálogo, a la definición o recuperación de “estados de capas”, que no se deben confundir con los filtros.

Los “estados de capas” son configuraciones de todo el conjunto, que se guardan en una lista, con el fin de que posteriormente puedan ser recuperados. El sentido es poder guardar diferentes configuraciones o estados de la visibilidad de las capas, o de sus propiedades como colores, grosores y/o tipos de línea.

Además de esos botones se encuentran otros más inmediatos para crear nuevas capas, seleccionar una nueva “capa actual”, o borrar una capa, aunque esto último solo es posible cuando la capa está totalmente vacía de entidades y objetos.

En la barra de herramientas y en el panel correspondiente de la cinta de opciones, encontramos un conjunto de herramientas bastante versátil que nos permite cambiar objetos de capa, bloquear o desactivar capas con la designación directa de objetos que las contienen y otras más. También se encuentra una lista desplegable, que contiene las capas del dibujo actual y permite seleccionar una nueva “capa actual”, o acceder a las propiedades más importantes de las distintas capas.

Plantillas

Si bien la forma más inmediata para crear nuevas capas es la de ir escribiendo sus nombres en el panel, esto presenta ciertas limitaciones, si queremos “unificar” una estructura determinada de capas entre varios archivos de dibujo, evitando las erratas de pulsación que acaban dando lugar a capas con nombres parecidos pero diferentes.

Una de las formas para abordar esto, es el uso de “plantillas”, ya que cuando se inicia un archivo de dibujo nuevo, el programa genera estrictamente una copia del dibujo prototipo o plantilla de referencia, que se selecciona en el panel de inicio ( “acad.dwt”, acadiso.dwt”, .. etc ), por lo que desde el primer momento el nuevo dibujo “contiene” replicadas todas las capas que había en la plantilla de referencia. Si queremos replicar una configuración de capas concreta, podemos “editar” el archivo de plantilla que nos interesa, y crear en él, el conjunto de capas de referencia. A continuación se guarda “ .. en modo plantilla”, ya sea con el mismo nombre, o con uno nuevo personal. A partir de ese momento se pueden “iniciar” nuevos archivos de dibujo, con la plantilla que acabamos de configurar, que ya contiene la lista de capas que nos interesa.

Además de esto y teniendo en cuenta que en cualquier archivo de dibujo, es posible “insertar” cualquier otro dibujo de AutoCAD, como si fuera un “bloque”, incorporando todo su contenido y por supuesto también la lista de capas que tuviera definidas, tenemos otra alternativa al caso anterior. Insertar a modo de “bloque”, un archivo prototipo que contenga la lista de capas deseada.

Otra alternativa para copiar un conjunto de capas a un nuevo dibujo, es el “centro de diseño/design center” (Se encuentra en el menú “Herramientas” / “Paletas” ), el cual despiega un panel con un arbol que permite localizar cualquier archivo navegando por el arbol de directorios, y una vez localizado un archivo de dibujo, acceder a su propia lista interna de capas, y “copiar” aquellas que nos interese.

Ocultar, congelar, bloquear, trazar

Las acciones más comunes que se realizan sobre las capas, son las de activar o desactivar su visibilidad, bloquear la capa, asignar color, tipo de línea y grosor de línea, o desactivar su trazado en la impresora.

En relación con la visibilidad de la capa existen dos controles diferentes, “activar/desactivar” o bien “inutilizar/reutilizar”. Aparentemente las dos generan el mismo efecto, pero la diferencia es interna ya que cuando se “inutiliza” una capa se evita que sus entidades sean procesadas cuando se regenera el dibujo, por lo que en archivos grandes el comportamiento debería ser algo más ágil, no obstante esto que hace tiempo podía apreciarse, con la potencia de los sistemas y máquinas actuales pasa bastante desapercibido.

El bloqueo de una capa tiene sentido cuando trabajamos en un dibujo complejo, y queremos evitar que “accidentalmente” se puedan designar y modificar objetos de una determinada capa. Al encontrarse “bloqueada” sus elementos ya no pueden siquiera ser “seleccionados”.

En cuanto al Color, Tipo de Línea y Grosor, hay que tener en cuenta que estas tres propiedades que tiene asignadas cada capa, solamente se aplican a los objetos que tengan la propiedad correspondiente definida  como “por_capa”, sobre el propio objeto, es decir con una asignación “indirecta”.

En una capa determinada, por ejemplo de color “azul” puede haber objetos de color “rojo” perfectamente, y todos aquellos que sean del color “por_capa” son los que se verán en color “azul” además naturalmente de los que puedan tener el “azul” como color propio. El interés de esto, es que si en un momento dado cambiamos el color de la capa a “negro”, los objetos que antes se veían azules cambian de color al negro pero los rojos se quedan igual, ya que para cambiar su color seria necesario designarlos individualmente para luego cambiar su color.

Además de todas las columnas y propiedades normales, cuando desplegamos el panel de capas en “espacio papel” aparece otro conjunto de columnas o propiedades referidas a las “ventanas” del espacio papel de forma que cuando “abrimos” una determinada ventana del espacio papel, podemos modificar las propiedades de estas nuevas columnas, que “solo” afectarán a la imagen de esa ventana en el espacio papel correspondiente, pero “no” modifica la propiedad en el espacio general. De esta forma es posible configurar presentaciones o planos en los que un determinado objeto puede tener diferente aspecto según la ventana por la que se presenta, y las propiedades que hayamos configurado para la capa correspondiente dentro de esa ventana en particular.