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ORGANIZAR el PROYECTO y (V)

Estructura

Los archivos de trabajo donde se desarrolla la estructura del edificio se alojan en una carpeta independiente, ya que normalmente esta parte del trabajo puede ser desarrollada por personas independientes y especializadas en cada materia. En todo caso dentro de la carpeta se emplea el mismo criterio que en la carpeta principal del proyecto separando cada “planta” o nivel diferente en un archivo distinto pero todos ellos situados en una posición común respecto al origen de coordenadas.

Dentro del repertorio de archivos hay uno más singular, que es la planta de “cimentación”, también incluida en esta carpeta, dado que está relacionada con el resto de la estructura, y sirve de base para todos los replanteos y dimensiones generales del edificio. Junto con el dibujo de la planta se incluye en muchas ocasiones la red horizontal de saneamiento, si es de tipo “enterrado”, ya que es necesario situar las arquetas y conductos, teniendo en cuenta la ubicación y dimensiones de las diferentes zapatas y vigas que configuran la propia cimentación.

Finalmente se completa el archivo con algunos detalles constructivos, y la información oportuna del cuadro de zapatas con las especificaciones necesarias. En cuanta a la escala de los detalles, en principio se mantiene el criterio de dibujar todos los elementos en “verdadera magnitud”, para luego gestionar la presentación en los planos mediante diferentes ventanas según la escala de cada detalle. No obstante en algunos casos puede ser oportuno o simplemente más sencillo, agrupar un conjunto de detalles diferentes, en una zona delimitada mediante un área rectangular, con el fin de que sean mostrados simultáneamente a través de una sola ventana del espacio papel. En este caso haciendo las consideraciones a la inversa, se puede ampliar o reducir oportunamente cada detalle concreto, para “componer” el conjunto del plano respecto a la ventana única.

Las armaduras en el caso del hormigón armado suelen generar archivos específicos como salida de los programas de cálculo, que en cada caso pueden tener un comportamiento peculiar, y en las versiones más modernas permiten configurar y personalizar los planos correspondientes, no obstante tampoco es complicado trasladar esos despieces de armaduras a una estructura y organización de planos diferente, con el fin de mantener el conjunto del proyecto de una forma más personal o unificada.

 A continuación se incluyen enlaces al ejemplo, de los archivos que corresponden a la estructura de la vivienda unifamiliar que se mostraba el día anterior. EL archivo “3_PlnsESTR.0.dwg”, naturalmente es el contenedor de toda la estructura, que incluye las Xrefs, y los planos de la estructura en espacio papel.

< Pryct_NNN > ..

[ Estructura.0 ]

Cimentación.0.dwg
Forjado1.0.dwg
Forjado2.0.dwg
ForjadoQ.0.dwg
3_PlnsESTR.0.dwg

Instalaciones

En el caso de las instalaciones se sigue también el mismo principio de alojar estas en una carpeta independiente. En este caso dependiendo de la complejidad y naturaleza de cada una, puede haber un desarrollo muy distinto, y al igual que en el caso de la estructura es común que los archivos y el trabajo se realicen por personas independientes especializadas en cada tema.

En el ejemplo que se acompaña se han desarrollado las instalaciones de la vivienda unifamiliar del ejemplo, incluyendo las habituales a un nivel esquemático, que en este caso se agrupan en tres archivos independientes.

El primero de ellos (“Instlcn_AGUA.0.dwg”) contiene la fontanería y desagües o saneamiento, que se unifican en un mismo archivo. El segundo (“Instlcn_ELCT.0.dwg”) contiene la electricidad, iluminación, telefonía y similares, que se agrupan en otro. Finalmente en el tercero (“Instlcn_OTRS.0.dwg”) se incluye la calefacción, ventilación y protección de incendios.

En el caso de las instalaciones los archivos se han organizado de una forma algo más peculiar en relación con las Xrefs, y el sistema de capas. En primer lugar se opta por alojar en un solo archivo la “instalación” correspondiente a todo el edificio, en lugar de separar cada planta en archivos independientes. De esta forma se evita una multiplicación excesiva en cuanto a número de archivos.

Por otra parte con el fin de abordar el trabajo cotidiano, para ir situando en su lugar los distintos componentes de la instalación, es necesario tener vinculadas las diferentes “plantas” que forman el conjunto del edificio mediante Xrefs, aunque también es necesario implantar algún sistema que nos permita “apagar/encender” con agilidad suficiente, tanto la Xref de la planta sobre la que operamos en cada momento, como las capas de la instalación en esa planta, ocultando el resto de los componentes y las demás plantas del edificio.

Con este fin, en los archivos de instalaciones se emplea un sistema de capas algo  diferente a los demás. Para ello se incluye en cada archivo un repertorio de capas cuyo nombre se inicia con un par de dígitos numerados, consiguiendo que esas capas se mantengan agrupadas en cabeza de la lista cuando abrimos el “cuadro de capas”.

En primer lugar se nombra la capa, donde se inserta exclusivamente la “xref” correspondiente a cada planta del edificio, luego se toma el mismo nombre a modo de “raíz”, y se replican otras tantas capas como instalaciones diferentes, añadiendo cada etiqueta al final del nombre, de forma que en la lista se mantienen todas agrupadas, y permite ir alojando separadamente en cada una los distintos elementos que constituyen el esquema de cada instalación. Finalmente se completa esta secuencia numerada de capas, mediante otro grupo con el repertorio de las distintas instalaciones, pero esta vez con la raiz “A_”, para poder alojar en este juego, los símbolos y nombres de la leyenda, que deben ser visibles desde todas las ventanas y planos. Conviene tener cuidado para que las “Xref”, se inserten en modo “sobrescrito” y nunca “anidado”, para luego mantener el control sobre cada capas en el archivo donde se configuran los planos de instalaciones.

Con el fin de gestionar el trabajo cotidiano para ir dibujando las instalaciones, resulta muy oportuno construir un “filtro” por cada planta, que se define “congelando” todas las demás capas que deben permanecer ocultas en ese momento, y permite posteriormente “volver” de manera inmediata a esa configuración, solamente con señalar su nombre en la lista correspondiente.

A continuación se incluyen enlaces al ejemplo, los archivos de las instalaciones de la vivienda unifamiliar que se mostraba el día anterior. EL archivo “4_PlnsINST.0.dwg”, naturalmente es el contenedor de todas las instalaciones, y en este caso incluye un repertorio de capas en cabecera, no solo de las Xref de las instalaciones, sino también de las plantas del edificio, ya que es conveniente referenciar estas de forma independiente, para que no vengan “anidadas” con las instalaciones, ya que en ese caso se restringe el acceso y la posibilidad de modificar localmente en cada ventana, las propiedades de cada capa.

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[ Instalaciones.0 ]

Instlcn_AGUA.0.dwg
Instlcn_ELCT.0.dwg
Instlcn_OTRS.dwg
4_PlnsINST.0.dwg

Urbanización

En el caso de la carpeta [Urbanización.o.dwg] se incluyen dentro, los archivos sobre  los que se configura la situación, las características propias de la parcela, y los servicios urbanos disponibles o proyectados. Se completa en su caso con la topografía del terreno y/o algunos perfiles realzados de este.

En cuanto a la referencia sobre la situación, es común que se refleje sobre algún plano de referencia, ya sea de cartografía general, o bien del planeamiento específico que afecta al proyecto, y habitualmente se tiene disponible en un archivo de tipo “raster” o de imagen fija, que puede ser directamente escaneado o facilitado desde la administración.

Ese tipo de archivos “raster” pueden ser enlazados mediante el sistema de imágenes insertadas, similar a las Xref, y alojado cada uno en una capa independiente, se puede luego configurar un plano combinado con distintas ventanas y capas activas. Resulta conveniente organizar el conjunto sobre un mismo archivo referido a coordenadas geográficas y en verdadera magnitud, deduciendo las coordenadas y dimensiones desde la cartografía o el tamaño de la parcela y ampliando o reduciendo las imágenes, a su verdadera dimensión, a través de la orden “ALINEA(_ALIGN)”, aplicada sobre dos puntos conocidos.

Ese conjunto de archivos que puede ser relativamente heterogéneo o variable dependiendo de cada proyecto, se enlaza luego al archivo “1_PlnsGRLS.0.dwg”, donde se configuran los planos generales del proyecto, ajustando las escalas adecuadas mediante el sistema de ventanas en espacio papel.

A continuación se incluyen enlaces al ejemplo, los archivos que corresponden a la vivienda unifamiliar que se mostraba el día anterior.

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[ Urbanización.0 ]

Parcela.0.dwg
Perfiles.0.dwg
ServiciosU.0.dwg
Situación.0.dwg
Topografía.0.dwg
Emplazamiento.jpg
Situación.jpg
1_PlnsGRLS.0.dwg

Con esto doy por cerrado el capítulo que espero haya resultado “interesante”. Mi más sincero agradecimiento a todos aquellos que se han molestado en hacer algún comentario, ya que son muy gratificantes, y decir que de momento tengo intención de tomar al menos un par de semanas o tres de descanso en la actividad del BLOG, antes de continuar con el siguiente tema.

 

EL SISTEMA de ARCHIVO y (III)

El Servidor de Archivos
La idea del servidor de archivos, opera necesariamente en combinación con una “red local”, y consiste básicamente en que todo el “sistema de archivo” se encuentra “fuera” del ordenador de trabajo, de tal forma que la conexión permanente a través de la red, permite abrir o guardar los archivos que se manejan normalmente.
Esta es una solución necesaria, en cuanto la organización del trabajo supera un cierto tamaño o complejidad y requiere que varias personas diferentes, tengan que intervenir y operar sobre los mismos archivos de trabajo, naturalmente cada una desde su propio ordenador.
El servidor de archivos normalmente es un ordenador único, en el que se alojan “todos” los datos y archivos de una determinada organización de trabajo, que suele funcionar desatendido, y tiene una gran capacidad de archivo y comunicación dentro de la red. En este caso el problema de organizar el archivo ya está implícito y vinculado al propio ordenador, al igual que todos los temas de seguridad. Normalmente requieren la intervención de un “informático” dedicado a ellos como “administrador del sistema”.
 
Al igual que en el caso de la red local, el “tamaño” o entidad del “servidor” puede ser muy diversa, y nada impide que en una pequeña red local de tres o cuatro máquinas, decidamos organizar nuestro trabajo concentrando todos los archivos de datos en uno de los ordenadores, para operar con todos los demás, “colgando” los archivos a través de la red. Esta opción nos da la ventaja del “origen único”, y la posibilidad de concentrar solamente en ese “ordenador” todas las tareas de copia de seguridad y control de la integridad de datos, lo cual redunda siempre en una mejor eficacia del conjunto.
La lista externa
Una vez que tenemos configurado nuestro archivo de trabajo en una carpeta del disco duro, será conveniente hacer una previsión de los diferentes tipos de trabajos o datos que vamos a almacenar en ella, y si queremos que la configuración de nuestro archivo sea estable en el tiempo, parece oportuno establecer a continuación de la carpeta raíz, un pequeño conjunto de temas o capítulos que puedan mantener separados diferentes tipos de trabajos, o incluso datos, aunque también puede haber quien prefiera mantener otra separación por años o épocas, o bien por ubicaciones geográficas.
En todo caso teniendo en cuenta que el número de archivos y carpetas va a ir creciendo con el tiempo, parece aconsejable utilizar alguna denominación estandarizada y sistemática para identificar las carpetas mediante una etiqueta lo más corta posible pero siempre “única” que a su vez debemos combinar con una “lista” o “relación” de los trabajos que incluya otros datos mas representativos de cada uno, como “título”, “fecha de inicio”, “nombre de cliente”, “fase de desarrollo” etc, la cual nos permite localizar los diferentes trabajos que tenemos en ellas con distintos criterios de búsqueda.
Esa “lista” de referencia, difícilmente puede ser reemplazada por la propia lista del directorio, ya que aunque el sistema operativo admite nombres largos, siempre conviene tener información que no puede caber solo el nombre, y por otra parte en cuanto anidemos varios niveles de carpetas la longitud combinada de los nombres de archivo, se puede volver desproporcionada.
Obviamente una lista de ese tipo constituye lo que  en informática se conoce con una “base de datos”, que podemos alojar en un documento de texto escrito en “World”, pero parece mucho más oportuno y adecuado, utilizar un archivo de “Access”, o simplemente una hoja de cálculo “Excel”, que permiten definir múltiples campos, y a su vez localizar y ordenar la lista por distintos criterios o campos, además de poder aplicar filtros y condiciones de búsqueda, o relacionar la lista de trabajos con otras “tablas”, como la agenda de clientes, la facturación, el desarrollo pormenorizado de los trabajos etc.
Uno de los tipos de “campo” que podemos emplear en ambos casos (Access o Excel) son las direcciones de cada carpeta en formato “URL” aunque sea dentro de nuestro ordenador o red local, de tal forma que con la hoja o el formulario abierto cuando “marquemos” con el cursor en ese campo, inmediatamente el sistema operativo despliega en pantalla, una ventana con el contenido de esa dirección, es decir los archivos de trabajo del proyecto, sin que tengamos la necesidad de “localizar” la carpeta concreta, navegando con el explorador de archivos.
Un  ejemplo
En mi caso he ido elaborando un “archivo de trabajos”, que esta anclado sobre una carpeta situada en el directorio “raíz” de la unidad “C:”, que he llamado “LIB”. El nombre no es muy adecuado porque coincide con uno reservado en los sistemas Unix/Linux, aunque de todos modos yo comencé a usarlo bajo el antiguo MS-DOS, y en aquella época no conocía esa circunstancia. Dentro de esa carpeta tengo alojados en un primer nivel, todos los archivos de bloques de AutoCAD, rutinas de AutoLISP, menús y otros archivos de personalización que he ido desarrollando a lo largo del tiempo, y de ahí su nombre “LIB”.
A su vez esa carpeta contiene otro conjunto de carpetas que identifico con una primera inicial destacada, y me sirven para ordenar y separar diferentes familias o categorías de trabajos, y también datos complementarios y comunes a diferentes proyectos, como pueden ser las recopilaciones de archivos de “cartografía”, documentos de referencia como normas de tipo técnico, legislación general o sectorial u otros datos de tipo personal como el currículo etc.  
                                           
Para las carpetas de los distintos trabajos, la denominación en cada categoría, esta formada por la letra inicial del grupo y a continuación un número secuencial que se va incrementando con cada nuevo trabajo o referencia.
En mi caso la lista externa está configurada como una base de datos implantada bajo Access, en la que además se gestionan datos de facturación, agenda de clientes, fases del desarrollo de cada obra etc. En las imágenes adjuntas se pueden ver varios ejemplos como la estructura de carpetas o el formulario de «Access».
Aunque esta forma de organizar un archivo general, podría parecer un tanto ingrata y dura, ya que a primera vista no se tiene ni idea del contenido de cada carpeta o del trabajo al que pertenece, y siempre va a requerir que utilicemos la “lista auxiliar”, para poder identificar el trabajo o proyecto que contiene, hay que tener en cuenta que existe un mecanismo en el sistema operativo que resulta muy útil y potente para facilitar ese tipo de tareas, y que son “Los accesos directos”.
El sistema de copia de seguridad que yo empleo, consiste en hacer una copia completa de la carpeta LIB en una serie numerada de DVDs, pero con una periodicidad larga de tipo anual o semestral. Para asegurar las copias durante los intervalos, se hace diariamente una captura rápida de “todos” los archivos modificados o nuevos de cada “día”, y con ellos se va generando una replica parcial de la carpeta LIB en una llave de memoria tipo FLASH. La llave de memoria va acumulando los archivos diarios, que al mantener la misma estructura de carpetas, va superponiendo las distintas versiones de los mismos archivos a medida que se modifican, y cuando se agota la capacidad de la llave, o bien se hace un nuevo DVD, con la extensión de ese periodo, o se realiza una nueva serie “a origen”. Además del sistema de DVDs. y la llave, mantengo otra redundancia, aunque en este caso se hace sobre el disco duro del ordenador portátil, en el que diariamente se van “replicando”, las modificaciones en la carpeta LIB original, con la selección diaria de archivos.
Naturalmente JAMAS, se opera directamente sobre los archivos situados en esa “réplica” de LIB, ya que se estaría violando el principio del “origen único”, pero resulta cómoda e inmediata, para localizar archivos dañados o borrados accidentalmente, o bien para poder «consultar» el estado de cualquier trabajo desde el ordenador portátil. Si en alguna ocasión se trabaja desde el ordenador portátil, se opera conectado mediante la red local, sobre los archivos que se encuentran en el ordenador fijo.
 
Los accesos directos
El “acceso directo” es un objeto que utiliza el sistemas operativo Windows, y consiste en una especie de “puntero”, o referencia indirecta de tal forma que mantiene un “nombre” y un “icono”, asociados, igual que cualquier otro objeto del sistema, como los “archivos” y “carpetas” normales, pero en este caso no está asociado con el objeto en sí, sino solamente con su dirección en el disco, de tal forma que marcando sobre el “acceso directo”, en el caso que corresponda a una carpeta, el SO abre inmediatamente una ventana que nos muestra su contenido, y si está asociado con un  “archivo”, el SO procesa la ejecución de este, arrancando el programa si es directamente ejecutable, o bien abriendo el archivo con el programa que tenga asociada su extensión. El icono representa normalmente la misma “imagen” que el archivo apuntado, pero se añade una marca distintiva, constituida por una pequeña flecha que se sitúa en la esquina inferior izquierda.
La creación de accesos directos dentro del SO resulta bastante elemental, ya que basta con marcar o destacar el objeto que nos interesa, y desplegando el menú contextual con el botón derecho tenemos la opción de crear el acceso en esa mismo carpeta, o bien enviar al escritorio un nuevo acceso directo que apunta al objeto que tenemos marcado. Una vez designado o marcado el icono recién creado, lo podemos mover o cambiar de ubicación o de nombre sin que se altere para nada la dirección sobre la que apunta. En los sistemas Linux/Unix existe un tipo de objetos denominados “pipes”, que pueden cumplir una función similar.
Esta características, combinadas con el sistema de archivo nos permiten realizar una gestión mucho más cómoda de nuestro “sistema de archivo”, ya que con este podemos generar solamente los “accesos directos” de aquellos trabajos o carpetas que estamos utilizando en cada temporada, y cambiando su nombre por alguna etiqueta más descriptiva, podemos ubicarlos con tranquilidad en el “escritorio”, ya que su pérdida no afectaría para nada a los datos en la carpeta apuntada, o bien en una carpeta especial dedicada a los trabajos en curso, o en la librería de documentos del sistema o en cualquier otra ubicación que sea de nuestro gusto.
Mediante este sistema de “accesos directos” también se puede construir una referencia histórica o geográfica del archivo de trabajos, sin mas que organizar una nueva estructura de carpetas con la configuración oportuna, para colocar solamente los “accesos directos” que apuntan a las carpetas de los trabajos dentro del archivo general. En este caso ya podemos modificar el nombre por algo más descriptivo, y también despreocuparnos de la longitud del nombre, ya que en este caso no se acumulan en el “Path” del sistema.

EL SISTEMA de ARCHIVO (II)

El origen único.
Otro problema relacionado con cualquier sistema de archivo, se deriva de la tremenda facilidad para generar “copias” en el ámbito de la informática. Cuando un trabajo se realiza de forma manual, la elaboración de “copias”, es una tarea perfectamente identificada cuyo resultado presenta diferencias y/o simplificaciones que manifiestan de forma clara esa condición. Sin embargo en el caso de los “archivos informáticos” la “copia” de estos se realiza de forma automática, gestionada por el SO del ordenador y que una vez realizada resulta indistinguible del original. De hecho existe una restricción en todos los sistemas, de forma que no puede haber en un mismo directorio dos archivos con el mismo nombre, porque simplemente el sistema “los superpone”, y al escribir la segunda versión desaparece la inicial. De todas formas nada impide tener distintas copias de un mismo “archivo” repartidas en diferentes carpetas o directorios.
Enlazando con las patologías que se comentaban el día anterior, una de las ideas inmediatas y a su vez mucho más peligrosas de lo que aparenta,  es la de “hacer copias por si acaso” de forma indiscriminada. Todo el mundo ha conocido alguna experiencia de perder archivos de ordenador por diferentes razones, y una reacción inmediata es la de guardar versiones o copias de eso que a nadie le gusta “perder”, y dada la tremenda facilidad del ordenador para guardar una copia en otra carpeta o disco, hace que mucha gente se quede “tranquila” con esa medida “prudente”.
Esa práctica sin embargo tiene una “cruz” relativamente sutil pero aplastante, que también se deriva del hecho de que con el tiempo, los archivos se van modificando paulatinamente. En el caso del dibujo, siempre hay correcciones que solo se incorporan una vez detectadas, otras veces son cambios o modificaciones, como decisión del proyectista, de la obra etc. Si esos cambios sobre “el mismo” archivo, se van produciendo en el tiempo de forma reiterada y a veces dilatada, se pueden cruzar con la presencia de distintas “copias” o versiones del mismo “archivo”, y es seguro que con el tiempo, NO siempre habremos abierto “el mismo” archivo original, sino una de sus “copias”, con lo que finalmente nos encontramos que la “información completa” se encuentra distribuida entre varios “archivos” diferentes, de una forma totalmente incontrolada.
Esa patología evidentemente se agrava en el caso que varias personas diferentes accedan o trabajen sobre un mismo archivo, lo cual es frecuente en entornos de trabajo profesional, aunque en estos casos los “sistemas de archivo” y la organización, suelen estar implantados para evitarlo.
La copia de seguridad.
Una de las prácticas reiteradas en cualquier “manual” de informática, es la necesidad de realizar copias de seguridad. Su utilidad resulta evidente en cuanto se revisan un poco las distintas causas de pérdida de datos ya comentadas, o de cualquier otro tipo. El problema asociado con  la copia de seguridad es que resulta una tarea lenta y tediosa, que cuando se hace sobre “todo” el disco, con los volúmenes actuales, varios programas y algo de música, fotos o películas, el tiempo de cada copia se dilata enormemente.
Los sistemas operativos suelen tener rutinas para sistematizar las copias, que suelen estar previstas para funcionar en segundo plano. Esto puede ser una comodidad importante, pero casi siempre requiere el uso de algún soporte “masivo” para ir acumulando las copias sucesivas que se realizan y al final son recursos que cuando se opera bajo un alcance personal, se tiende a dejar pendiente.
En cualquier caso nada impide tener organizado nuestro “disco” de tal forma que todos los datos que manejamos en un determinado ámbito, se encuentren “localizados” en una estructura propia y ramificada de carpetas, que los mantenga “separados” del resto, como programas, imágenes, música o películas. Eso nos permite hacer una localización sistemática, con el explorador de archivos del S.O., de todos los archivos “nuevos o modificados” durante el último día, simplemente con apuntar a la raíz de esa estructura, y con ello se puede hacer fácilmente una copia sistemática y periódica de todos los datos añadidos, sin que su volumen sea excesivo o desproporcionado.
Cuando se piensa en organizar una copia de seguridad sistemática, se debe tener en cuenta un principio, que podríamos formular como el riesgo de localización, y que tiene mucho que ver con los orígenes de “Internet”. Esto se puede formular como: “si guardamos la copia de seguridad en el mismo soporte que los datos principales, cualquier fallo en el dispositivo físico, afecta simultáneamente a los datos originales y a la “copia de seguridad”.
Esto no solo es aplicable al hecho de dejar la copia en el mismo “ordenador” donde se encuentran los datos, ya que el tipo de “riesgo” que puede conducir a la pérdida de los datos, es mucho más diverso. Como ejemplo cabe citar un caso conocido, cuando al poco tiempo de inaugurar las nuevas instalaciones de la T4 en “Barajas”, se produce un fallo en el suministro eléctrico que deja fuera de servicio el sistema informático que gestionaba los horarios de vuelos, salidas, llegadas etc. El sistema informático que falló, naturalmente tenia prevista una emergencia de este tipo, para lo cual mantenía una réplica de todo el sistema en un ordenador “gemelo”, que podría actuar en tiempo real, sustituyendo al principal, pero esa segunda máquina se encontraba en la misma habitación o en la habitación de al lado, y el “fallo de suministro” afectó simultáneamente a los dos equipos.
La moraleja de la anécdota es que los “riesgos” se deben considerar de forma independiente del ordenador, valorando por un lado la trascendencia de “perder” los “datos” en el contexto de la vida diaria, y también considerar los “riesgos” en un contexto cotidiano independiente del ordenador: (robo, asalto, incendio, inundación, accidente de tráfico .. etc ). Una practica sencilla y razonable, podría ser la de replicar la copia de seguridad, de los datos del trabajo en el ordenador portátil que usamos en casa, y/o viceversa, ya que las máquinas de soporte se encuentran normalmente en localizaciones independientes.
El soporte adecuado.
En relación con el soporte más adecuado para el sistema de archivos, hoy por hoy está plenamente aceptado, que el más barato y rápido para cualquier tipo de datos, es precisamente el “disco duro” de un ordenador, que además con los tamaños y volúmenes actuales difícilmente va a generar problemas de espacio.
Aunque esté bastante claro que el “archivo de datos” primario o principal, debe encontrarse en el disco duro de un ordenador, lo que plantea mas dudas y presenta mayor diversidad de criterios, es el dispositivo adecuado para alojar un “respaldo seguro” una vez que los datos están consolidados y ya no se modifican. 
Hoy por hoy, podemos tener a nuestra disposición varias soluciones como: otro disco duro independiente, algún tipo de disco externo, un sistema de grabación de CDs/DVDs., las llaves y tarjetas de memoria de tipo “flash”, o bien el uso de la “red local” y/o “la nube”.
El tipo de disco independiente podría estar en el mismo ordenador, en cuyo caso vulneramos el “riesgo de localización”, aunque también podemos ubicarlo en “otro” ordenador de la “red local” en cuyo caso ya combinamos dos de las opciones y empezamos a operar sobre el concepto de “Servidor de Archivos”. En el caso de la red, pasaría a tener una gran importancia, la seguridad respecto a las personas que pueden acceder a través de la red y realizar alguna manipulación indebida, ya sea de forma involuntaria o premeditada.
La opción de grabar CDs o DVDs., es bastante común y utilizada. Presenta como característica que la grabación de grandes volúmenes de datos puede ser algo pesada, y si se tiene que realizar periódicamente con frecuencias menores de tres o cuatro meses sobre el archivo completo puede ser poco operativa, pero en cambio tiene la ventaja de que el soporte de la copia es muy asequible y se puede llevar o guardar con facilidad en otro domicilio, asegurando de una forma bastante elemental los riesgos de “localización”.
Las llaves y/o tarjetas de memoria de tipo FLASH, son cada día más comunes y de hecho han sustituido y desplazado completamente a otros soportes regrabables, y cada día se utilizan más como soporte de datos personales y sensibles, que se pueden llevar encima con toda comodidad. Por otra parte los tamaños o volúmenes de memoria tienen una magnitud lo suficientemente grande como para alojar volúmenes considerables de datos. Su único inconveniente puede ser el hecho de que las operaciones de lectura/escritura en el ordenador son sensiblemente más lentas que un disco duro estándar, por lo que su uso como “soporte primario” de los datos, no resulta muy adecuado.
El uso de la “red local”, supone que los datos se alojen en un disco duro de otro ordenador, conectado con el nuestro mediante una “red local”. Esta alternativa constituye la base del sistema conocido como “servidor de archivos”, y tiene grandes ventajas como rapidez, disponibilidad y una gran eficacia, dependiendo naturalmente de que estemos habitualmente conectados en la red. Sus inconvenientes se derivan del control y la seguridad de la propia red, respecto a personas que puedan acceder a la misma. La seguridad de localización, pasa a depender del tamaño o entidad de la propia red, ya que puede abarcar desde una par de ordenadores conectados en el domicilio particular con un televisor y una impresora, o ser la red de una empresa con cientos de ordenadores ubicados en distintos edificios. En este último caso obviamente la propia “red” suele tener personal especializado y los problemas de archivo y seguridad ya estarían resueltos.
El uso del termino “nube”, se refiere a un servicio disponible a través de “Internet”. Dado que en los últimos tiempos se han generalizado las conexiones de banda ancha con carácter permanente, nada impide que estemos operando de forma habitual con nuestro ordenador conectado a través de “Internet” con un “servicio” externo que nos permita alojar los archivos de nuestras copias de seguridad. El uso es similar al de una “red local”, con la diferencia que el “servicio” contratado es el responsable del control del acceso. En este caso la oferta puede ser muy diversa desde opciones libres y gratuitas, hasta servicios de pago, por lo que convien examinar con cierto detenimiento la elección oportuna.

 

EL SISTEMA de ARCHIVO (I)

Antecedentes y evocación
Una vez concluida la publicación del artículo sobre gestión urbanística, doy por terminada la pequeña incursión en el terreno del urbanismo, para volver a centrarme en los aspectos sobre la aplicación del AutoCAD en un entorno de trabajo sobre “arquitectura”.
En todo caso, antes de avanzar en los aspectos más relevantes sobre el “sistema de archivo”, me gustaría enlazar con otra entrada anterior sobre el repertorio de bloques, y la forma de desarrollar o utilizar ese sistema. 
En aquella ocasión se habían puesto a disposición de los lectores, varios archivos DWG que a su vez contenían repertorios de bloques organizados de forma que cuando se insertan en cualquier archivo de trabajo, una vez desempaquetado el conjunto, se pueden copiar y mover como objetos independientes.
Hoy voy a completar aquel sistema con otros “tres” archivos de bloques o plantillas que yo mismo he recopilado o elaborado, pensando que pueden ser útiles en el trabajo cotidiano. El contenido de los tres archivos se puede ver en las imágenes adjuntas.
  • El primero de ellos es una recopilación que ha proliferado bastante, al menos en el entorno de Salamanca, aunque en origen el archivo procede de la firma “ROCA” de aparatos sanitarios.
 Archivo: “AprtsSntrs.dwg
  • El segundo archivo contiene un repertorio con todas las secciones de los perfiles de acero laminado en caliente, que se regulan en la norma española. Los bloque están dibujados en “metros” con sus dimensiones reales, y el punto de inserción se sitúa normalmente en el CDG, para los perfiles principales y simétricos.                               
Archivo: “PrfACR.2.dwg
  • El tercer archivo contiene una “plantilla tipo” para elaborar un perfil longitudinal de una calle o camino, incluyendo distancias parciales y totales, cotas de rasante, explanación y/o terraplén, zanja de saneamiento etc.
Archivo: “PrfTPGRF.1.dwg
Los problemas del archivo
Una de  las cuestiones que supone una cierta improvisación entre todos los profesionales de arquitectura con los que yo he podido relacionarme, es la forma de  almacenar los archivos de los trabajos que pertenecen a cada proyecto y se van realizando con AutoCAD o con otros programas, constituyendo lo que podríamos denominar como: “El sistema de Archivo”, entendido como la forma de localizar y/o recuperar proyectos anteriores, separados en el tiempo, más allá de lo que se recuerda en las semanas o meses siguientes a la conclusión de cada trabajo, y desde luego poder realizar modificaciones, que con el tiempo se mantengan claramente identificadas respecto al trabajo inicial.
 
Inicialmente cuando se empieza a trabajar con AutoCAD , el repertorio de archivos independientes es relativamente limitado por lo que suele bastar con alojar los diferentes archivos en una carpeta común, con un nombre claramente descriptivo o evocador sobre su contenido, o bien el nombre del cliente o algo similar.
Esto llega al límite en muy poco tiempo, ya que en cuanto empieza a sistematizarse el trabajo cotidiano, el repertorio de casos se multiplica, y pasado un cierto tiempo, el número de archivos en la carpeta crece con rapidez y el tiempo que se dedica a “leer” esa lista de nombres se vuelve importante y el sistema inadecuado. Aunque la lista se ordene alfabéticamente, no siempre es fácil recordar el nombre que se había puesto “precisamente” al archivo que se busca, especialmente si el criterio para elegir su nombre, fue improvisado en su momento.
Siempre puede haber alguien que piense que plantear este tipo de problemas es como “ahogarse” en un vaso de agua, ya que el Sistema Operativo actual W7, tiene una “herramienta de búsqueda bastante potente, y con que escribamos una parte del nombre, es capaz de localizar rápidamente todos los archivos que cumplen esa condición. Aunque en principio el argumento es válido, hay que decir que la cantidad de archivos y carpetas puede crecer considerablemente y como ejemplo, puedo decir que yo, en mi archivo de trabajo dispongo de unos 70.000 archivos y 5.400 carpetas ocupando un espacio de unos 45 Gb. Me consta que en un ámbito profesional, tampoco son cifras demasiado importantes y si bien yo llevo bastantes años acumulando trabajos en el ordenador, por otra parte el número de proyectos es relativamente limitado, por lo que cualquier estudio de arquitectura puede alcanzar esa cifra en pocos años, especialmente si consideramos que con la evolución normal de la informática, el ritmo de incorporación de nuevos archivos se acelera paulatinamente de forma inexorable.
                                                                                                                                   
El galimatías del sistema de archivo, aún se puede complicar mucho más, ya que otra salida inmediata de las etapas iniciales, es la de dejar los archivos simplemente en el “escritorio” de Windows. Esto  puede resultar todavía más pernicioso, ya que el “escritorio” es una carpeta “virtual” dentro del “sistema operativo” que se redirecciona internamente, y es difícil localizar dentro del conjunto de carpetas del sistema, que suele restringir su acceso por motivos de seguridad. Dado que antes o después vamos a tener algún percance de “sistema operativo”, ya que o bien falla este, o tenemos que formatear disco y reinstalarlo todo, o simplemente cambiamos de ordenador, la dificultad para asegurar la localización de “todos” los archivos que se habían acumulado, puede convertir esa tarea en una mera  “ilusión”.
Con el fin de superar esa patología tan frecuente, de dejar las cosas “sueltas” por el “escritorio”, y también demasiado frecuente en la vida cotidiana fuera del ordenador, el sistema operativo “Windows” ha implementado una carpeta especial denominada “Mis Documentos”, que junto con un sistema de “librerías”, permite reunir los archivos de trabajo en un lugar común, al que se accede con facilidad navegando por el explorador de archivos del sistema operativo. Este sistema puede ser una alternativa bastante razonable, ya que dentro de la carpeta “Mis documentos” se puede organizar un “arbol” completo de subdirectorios y carpetas, para alojar dentro, todos los trabajos y archivos que sea conveniente sin más limitaciones que la capacidad del disco del ordenador.
De todas formas, la carpeta “mis documentos”, sigue siendo una carpeta propia del sistema operativo, que se redirecciona con el sistema de variables de configuración, y aunque es fácilmente localizable y segura dentro del sistema operativo, si accedemos al sistema de archivos o al disco desde otro sistema diferente, como puede ser el caso de “linux”, también tendremos que localizar su ubicación dentro del conjunto de carpetas propias del sistema operativo.
El antiguo diskette
Aquellos que iniciamos el paso al ordenador hace bastantes años, hemos conocido los famosos “diskettes”. En mi caso los primeros eran de “cartulina” con un diámetro de 5” ¼ , que enseguida evolucionan hacia los de carcasa rígida de plástico y 3”1/2.

En aquellas épocas el problema de archivo que estamos comentando, se abordaba casi siempre, “almacenando” en uno o varios “diskettes”, todos los archivos vinculados a un determinado proyecto, el cual una vez concluido, se “borraba” del disco duro del ordenador. Ese repertorio de discos externos, iba creciendo paulatinamente pero obviamente era mucho más manejable que las propias “cajas” y carpetas de los proyectos, por lo que siempre se consideraba que mantener un archivador externo de discos, era un gran avance, aunque naturalmente se mantenía paralelamente un “archivo” físico de proyectos y planos en papel.
Los discos duros de los ordenadores en aquella época podían tener una capacidad de unos 20 Mbytes, y aunque los programas tampoco eran demasiado grandes, resultaba extraño que alguien se plantease la posibilidad de organizar el archivo de los trabajos dentro del disco “duro” del ordenador, por lo que el sistema de “diskettes” a fin de cuentas era una “replica” del archivo físico que cada arquitecto mantenía.
Con la generalización de los CDs, que se produce a mediados de los 90s, este panorama cambia considerablemente, ya que por un lado ha crecido vertiginosamente la capacidad y fiabilidad de los discos duros, y por otra parte adquiere cierta divulgación y notoriedad que realmente los soportes externos como “dikettes” o incluso los CDs, grabados, resultan mucho “menos” permanentes y fiables de lo que en una primera idea nos inclinábamos a pensar casi todos.
Es precisamente en esa época cuando se empieza a divulgar de forma general, el hecho de que el soporte más “fiable y barato” para un archivo de datos es precisamente el “disco duro” dentro del ordenador. Por otra parte con la evolución informática, en esa época ya empieza a generalizarse el trabajo técnico mediante ordenador, y en algunas administraciones se comienza a admitir el uso de soportes informáticos, y aunque el despegue de Internet, y los sistemas en red todavía están en pañales, (Win95) ya se intuye que un sistema de archivo a base de un soporte como los diskettes o incluso el propio CD, puede considerarse tan obsoleto o incluso más que el soporte en papel.
< .. queda pendiente una segunda parte para completar el tema. >