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ORGANIZAR el PROYECTO (II)

Una vez concluidas las divagaciones anteriores, toca entrar en materia concretando cuestiones más prácticas. En primer lugar lo que se pretende desarrollar en este tema, es una forma particular de organizar, el trabajo para desarrollar un proyecto de “arquitectura” con el “AutoCAD”.

Lógicamente como ya se ha comentado antes, el tamaño del proyecto y la organización interna del trabajo habitual dentro del estudio, son factores que condicionan esa estructura, además de las preferencias personales de los responsables, no obstante dentro de mi propia experiencia he ido adoptando diferentes ideas y esquemas, que con el tiempo y los cambios en distintas versiones del programa se han ido depurando y ajustando, para llegar finalmente a una configuración, que a mí me parece interesante, y que hoy pretendo compartir desde aquí con aquellos que estén dispuestos a leerla con algo de atención.

En primer lugar hay que decir que a pesar de que el “tamaño” del proyecto es un factor de complejidad bastante obvio, por otra parte resulta que la “estructura” organizativa de cualquier edificio, siempre mantiene unas pautas y elementos comunes, que permiten organizar una estructura bastante normalizada, con unos rasgos comunes perfectamente identificables.

La práctica tradicional

En la práctica habitual, cuando se inicia el trabajo en un sistema de CAD es común que se adopten estrategias para la elaboración del proyecto, inicialmente derivadas del trabajo tradicional basado en la delineación manual de los planos.

El trabajo tradicional, normalmente organiza los “planos” del proyecto como un repertorio de hojas sucesivas, donde se van plasmando los dibujos que describen rigurosamente el edificio. Al principio se comienza por dibujar los elementos más amplios y generales, para luego ir concretando con mayor grado de detalle y especialización a medida que se avanza por la sucesión de planos. Esto permite configurar una “lista” ordenada, en la que los primeros lugares corresponden a la “situación” y “emplazamiento” del proyecto, luego la parcela y en su caso la disposición del conjunto de todas las edificaciones, para desarrollar luego los edificios uno a uno, mediante un repertorio completo de “plantas” “secciones” y “alzados” que describan de forma rigurosa sus dimensiones y aspecto, tanto exteriores como interiores. Eso se completa con los detalles constructivos que muestren los elementos singulares, como las carpinterías de los huecos y la cerrajería, o la decoración del edificio. Finalmente se completa el conjunto con otro repertorio “especializado” de componentes más específicos y concretos como son la “Cimentación”, la “Estructura” portante y las “Instalaciones” de todo tipo.

Esa lista de planos que en cualquier caso mantiene su vigencia para describir el contenido de cualquier proyecto, servía de base para organizar y distribuir el trabajo dentro del estudio. Cuando este se basaba en la delineación manual, mediante esa lista se iba asignando el trabajo a los distintos delineantes que dibujaban el proyecto, o bien si era uno solo, iba desarrollando los distintos planos de forma secuencial. Por otra parte la disponibilidad física del plano en papel, permitía que una vez elaborado cada plano, se pudiera tener un cierto control aproximado del grado de desarrollo, a través de un simple vistazo.

Planos independientes

Una vez que se incorpora el dibujo sobre CAD y el ordenador, al trabajo cotidiano en los estudios de arquitectura, obviamente la lista de planos sigue presente, pero la forma de trasladarla al nuevo entorno, dependen lógicamente de la formación, destreza y responsabilidad de cada una de las personas que van adoptando las decisiones oportunas.

En un primer momento, resulta una opción bastante inmediata tratar de elaborar cada plano en un archivo de dibujo independiente, aunque esto se complica algo al considerar si todos los tamaños de los planos deben estar normalizados o unificar el conjunto con un mismo formato de referencia donde poder distribuir todos los elementos del proyecto, que si bien en los planos principales del edificio es inmediato conocer el tamaño que ocupan para planificar su distribución entre estos, en el caso de los detalles, resulta algo más complejo decidir el grado de detalle y la escala relativa, ya que su importancia dentro del conjunto es un proceso con cierta “realimentación”, a medida que se avanza en el desarrollo.

Por otra parte, bajo este sistema también hay muchas veces que se repiten elementos del edificio en diferentes planos, como puede ser el caso de las “instalaciones” que normalmente se dibujan sobre las mismas plantas de distribución general del edificio, pero configurando un repertorio de planos adicional y diferente. En el estudio de trabajo manual, esto era una etapa característica del trabajo, en la que se elaboraban varios juegos de copias en “contra-vegetal” de las plantas de distribución una vez que estas se habían comprobado y supervisado.

Con esa “repetición” de los mismos elementos en diferentes archivos de trabajo, se rompe el principio del “origen único”, facilitando la aparición de los errores de discrepancia y/o coordinación, ya que cuando se hacen pequeños ajustes o modificaciones en alguna parte del edificio, es preciso realizar un seguimiento sistemático y cuidadoso para “corregir”, la misma modificación en “todos” los archivos donde se encuentra reflejada esa parte del edificio, con la dificultad relativa de no disponer de una rápida visión general como en el sistema tradicional.

Archivo único

Una alternativa posible, es la de tratar de elaborar “todo” el proyecto en un solo archivo, de forma que el repertorio de planos se va extendiendo sobre el área de la pantalla, con la ventaja de mantener localizados en una vista general, todos los planos que configuran el proyecto.

Esta forma de organizar el trabajo, que también se practica con cierta frecuencia, puede adolecer del mismo inconveniente sobre el “origen único”, ya que es bastante común la tarea de repetir partes del dibujo que ya se han realizado, porque tienen que aparecen en otros planos sucesivos. Ya se ha mencionado en el caso de las instalaciones del edificio, pero también en el ámbito del “urbanismo”, donde es preciso incluir en la composición de varios planos distintos, las mismas referencias sobre la cartografía del terreno, incluyendo las edificaciones y elementos físicos existentes cuando se elabora el documento.

En este caso también aparecen otras complicaciones, que surgen con la consideración de los tamaños relativos que ocupan las distintas partes del proyecto, ya que si se dibujan todos los elementos con el mismo sistema de unidades, los tamaños aparentes del plano de situación, o la parcela, con respecto a los planos de los detalles constructivos son demasiado dispares entre sí.

Esto supone que finalmente se acaba separando el proyecto en diferentes archivos de trabajo, que se suelen distribuir por los tamaños aparentes: planos generales o de situación, edificio y los detalles constructivos. En el caso de las instalaciones, es común integrarlas en el edificio cuando se maneja el sistema de capas, ya que por sus propias características encajan bien con esa herramienta.

Este segundo sistema podría aportar alguna ventaja relativa respecto a la visión de conjunto, aunque la experiencia muestra que la separación en archivos diferentes, suele improvisarse mucho en función de cada proyecto y las costumbres o gustos de la persona que realiza el trabajo. La complicación y el inconveniente que se derivan de esa cierta improvisación se manifiestan normalmente en la dificultad para localizar los trabajos antiguos, una vez que a transcurrido cierto tiempo, y no se recuerdan con facilidad las circunstancias particulares del trabajo concreto.

Capas, Ventanas y Espacio Papel.

Además de los inconvenientes ya descritos, hay que tener en cuenta que el propio programa AutoCAD incluye algunos sistemas que permiten abordar otras formas de organizar un proyecto que no existían en los sistemas tradicionales y parece oportuno utilizar, para conseguir una mayor eficacia y rendimiento del trabajo.

El primero de estos sistemas o herramientas es el mecanismo de “capas”, con el cual se puede organizar una estructura interna dentro del dibujo. Mediante ese sistema sería posible dibujar las diferentes plantas del edificio superpuestas en su propio emplazamiento, ya que aunque el dibujo de todas las capas visibles simultáneamente pueda resultar confuso, si lo completamos con algún mecanismo rápido y eficaz para encender o apagar conjuntos de varias capas con agilidad, podemos mantener dentro de un mismo archivo de trabajo, todas las plantas y componentes horizontales del edificio. Como herramienta para el manejo de conjuntos de capas, el sistema de “filtros” que tiene implantado el programa, resulta bastante adecuado y oportuno.

Esta forma de organizar el proyecto, puede tener como ventaja la facilidad para asegurar y comprobar la verticalidad y continuidad de ciertos elementos, como los soportes de la estructura o los conductos de desagüe o ventilación, cuya colocación precisa es una fuente de errores potenciales, y que en este caso se vuelve más simple e intuitiva solo con el hecho de encender y apagar las capas correspondientes. Por el contrario, un archivo de dibujo único puede volverse demasiado grande, o complejo y pesado en función del tamaño del edificio, y por otra parte la comodidad y eficacia del trabajo, depende de forma muy acusada del sistema de gestión de capas y su manejo, por lo que la coordinación de varias personas trabajando simultáneamente en un mismo proyecto, se puede complicar.

El sistema de capas en su caso debe combinarse a su vez, con un sistemas de ventanas en el “espacio papel” para lograr una mejor eficacia del conjunto de esas herramientas, ya que el sistema de “ventanas” dentro del “espacio papel” permite configurar un repertorio de “planos” que van a formar el conjunto del proyecto, y a su vez permite seleccionar con facilidad solo aquellas capas del archivo general que deben a ser visibles a través de cada ventana.

De esta forma aunque el conjunto del edificio se encuentre dentro de un solo archivo de trabajo, se configuran varios “planos” u hojas de presentación diferentes, que quedan establecidas en el “espacio papel” y dentro de cada una de ellas se van seleccionando las capas visibles para cada hoja por separado, de forma que los distintos planos puedan a corresponder a cada una de las distintas plantas del edificio, o incluso con variantes de cada una. (Una planta con muebles y la otra con cotas y superficies, por ejemplo).

Incluso con el sistema de ventanas múltiples y espacio papel, se puede tener otra utilidad adicional, ya que en un mismo “plano” podemos representar la misma planta de un edificio a dos escalas diferentes, resolviendo con bastante facilidad y elegancia el caso de tener que incluir en un mismo plano, una pequeña ventana con un dibujo general y esquemático del conjunto (con unas pocas capas activadas), y en otra ventana mayor, una zona parcial del mismo objeto pero con mucho más detalle, incluyendo cotas, anotaciones, u otros elementos situados en capas específicas.

Una de las grandes ventajas de esta forma de organizar el proyecto, es precisamente la del “origen único”, ya que los diferentes planos en los que se recogen diversas “variantes” del mismo elemento, se van configurando siempre sobre el “mismo” archivo en origen. De esta forma cuando sea preciso realizar pequeños cambios o ajustes del proyecto, solo es preciso hacerlos en un único archivo que contiene el origen de todo, y que luego se refleja automáticamente en todos los planos en los que interviene.

Para hacerse una idea clara de esto conviene pensar a modo de ejemplo, en la necesidad de tener que desplazar un pilar o soporte de un edificio, “ .. por razones del replanteo de la cimentación ..”, y la diferencia que supone abordar esas correcciones, en un caso en que el proyecto se haya dibujado todo él siguiendo el sistema de un archivo independiente por cada plano ( El desplazamiento del soporte afecta a todas las plantas y a todos los planos de cada planta ), y luego en la necesidad de “comprobar” que la modificación se ha realizado correctamente antes de volver a “plotear” nuevamente todos los planos del proyecto, en contraposición a un sistema de archivo único, donde el simple hecho de visualizar simultáneamente todas las capas donde se encuentra el soporte, permite asegurar de forma bastante inmediata la integridad y el rigor de esa “modificación”.

 

ORGANIZAR el PROYECTO (I)

Antecedentes

Una vez concluidas las ampliaciones y los ejemplos sobre “capas” y “bloques”, y una vez desarrollado el tema dedicado al sistema de archivo, parece oportuno abordar el nuevo tema dedicado a la forma de organizar los archivos de trabajo que componen un proyecto técnico en el ámbito de la “arquitectura”.

La forma más adecuada para organizar un proyecto, obviamente depende de varios factores, pero los más significativos que cabe considerar inicialmente, son en primer lugar los derivados del tamaño y grado de complejidad del propio proyecto, en un segundo lugar el número y tipo de personas que intervienen en la realización, incluyendo a su vez el grado de autonomía y coordinación dentro del conjunto del trabajo, y finalmente los aspectos y factores subjetivos o de “preferencia personal” que corresponden al último responsable, o a la dirección del proyecto.

En relación con los factores enumerados, que pueden resumirse de forma esquemática como: el Objeto, la Organización, y el Diseño, cabe decir que dentro del ámbito de la arquitectura, cada uno de ellos tiene sus propias peculiaridades y características que contribuyen a diferenciar este sector con respecto a otras ingenierías o ámbitos de trabajo, donde también se emplea el “dibujo técnico” como una herramienta fundamental.

El Objeto

En cuanto a los objetos que se proyectan en al ámbito de la arquitectura, obviamente están constituidos por “edificios” en el más estricto sentido del término. Como tales, los edificios pueden abarcar desde el acondicionamiento de un local comercial o una pequeña vivienda, hasta un rascacielos o un gran complejo comercial o administrativo. ( .. creo que, el “Pentágono” sigue siendo el mayor “edificio” del mundo.)

Evidentemente la diversidad de “objetos” que se pueden desarrollar en un proyecto resulta muy amplia, aunque no obstante se pueden identificar rasgos comunes a todos ellos, además de poder establecer unos pocos segmentos o categorías donde encuadrarlos, como por ejemplo “pequeño”, “medio” y “grande” con límites entre 1.000 y 10.000 m2 que pueden representar saltos significativos en cuanto a su tamaño.

En cualquier caso una “categoría” especialmente significativa la constituyen las “viviendas” unifamiliares o aisladas, ya que por el propio “significado” que cualquier individuo proyecta sobre la propia “vivienda” como parte de su identidad, siempre han constituido un “objeto singular” que pueda expresar y/o sintetizar, los anhelos y aspiraciones más profundos de una forma física y  tangible.

En relación con los elementos o rasgos comunes a cualquier edificio, se pueden destacar varios de ellos, ya sea con criterios físicos, como partes del objeto en sí, o bien funcionales en base a la incidencia de cada parte en el conjunto. En este sentido cabe mencionar como ejemplo la clasificación sistemática que establecen las NTE, (Terreno, Cimentación, Fachadas, Estructura, Instalaciones, Particiones o distribución, Cubiertas y Revestimientos), aunque también pueden establecerse otras, en función de oficios que intervienen en la construcción como es común en la elaboración de los presupuestos en los proyectos.

En cuanto a la configuración física del objeto, también hay que decir que una de las bases fundamentales de la “arquitectura”, es la distinción cualitativa entre “Proyectar” y “Construir”. Es decir cualquier proyecto que seamos capaces de concebir y desarrollar, solo tiene sentido en si mismo, si una vez concluido como tal, sirve a su vez de pauta o guía para “construir” el edificio como objeto real, que pueda ser “usado” formando parte de la vida cotidiana de la personas.

Esa distinción entre proyectar y construir, que se puede formular de un modo “aplastante” ante el sentido común, requiere siempre un equilibrio sutil que a la hora de la verdad tampoco está libre de patologías, ya que por un lado resulta fácil caer en una deformación profesional  sobrevalorando la importancia del “diseño”, el “proyecto”, la “concepción”, la “originalidad” y en general el trabajo de gabinete en detrimento de problemas y aspectos sobre la ejecución de la obra, que muchas veces se delegan en otros especialistas dedicados a ello (aparejadores e ingenieros) que podrían acabar sirviendo sus propios intereses corporativos en detrimento del resultado final.

En este terreno se pueden apuntar diferentes aspectos como el papel del “Manierismo” en la historia del arte, o la “arquitectura de papel” obsesionada en su propio mundo de concursos y revistas de arquitectura, que acaba generando endogamias obsesivas, o bien por otro lado la picaresca y el  intrusismo profesional, de aquellos que no dudan en ponderar la “ejecución de obra”, descalificando de manera oportunista el valor y la competencia de un “proyecto riguroso”, con la finalidad hipócrita de poder moverse con más comodidad y desahogo en el mundo de la construcción, que opera sobre cantidades importantes y significativas de recursos económicos.

La Organización

En este caso el término no se refiere a la organización de un edificio o del objeto que se proyecta, sino a las tareas necesarias para elaborar y plasmar el proyecto en un documento, legible por terceras personas. Esa organización depende del tamaño del estudio profesional o la oficina técnica, dentro de la que se desarrolla el “proyecto” asignando y distribuyendo “tareas” entre diferentes personas que trabajan de forma regular o esporádica.

Ese tamaño puede ser muy diverso, desde el estudio individual, con un solo arquitecto acompañado en su caso por un delineante o colaborador, hasta grandes estudios u oficinas consultoras interprofesionales donde trabajan distintos arquitectos junto con otros tipos de técnicos. Es conocido el estudio americano de arquitectura SOM (“Skidmore/Owings/Merrill”), que tiene rango internacional y da un salto cualitativo con la construcción de la torre “Sears” de Chicago, y actualmente es una organización con miles de empleados de distintos rangos.

En todo caso dentro del ámbito de la “arquitectura”, y en relación con los factores que se comentaban al principio, el protagonismo del “diseño” y los demás elementos de “subjetividad”, hacen que  la organización de los estudios de arquitectura sea bastante personalista, y cuando se agrupan varios arquitectos, los hagan con frecuencia en base a distribuirse los proyectos de forma que cada uno sigue operando de forma individual, y por otra parte resulta poco frecuente la existencia de grandes estudios dedicados estrictamente a la “arquitectura” con una organización compleja, más allá del prestigio personal de sus miembros.

Como contraposición a esta situación, en el caso de las demás “ingenierías” y sobre todo la de “obra civil” o ingenieros de caminos, que muchas veces son concurrentes y competidores en algunos campos de la “arquitectura”, con el “urbanismo” como territorio común, es mucho más habitual la existencia de oficinas y estudios de tamaño mediano o grande, que ya no se apoyan en el prestigio personal o el nombre de un individuo y dependen mucho más de una organización compleja y depurada en función del perfil de los trabajos habituales o de los recursos disponibles en cada caso.

Esta dicotomía ligeramente esbozada, que también se aprecia en la rivalidad profesional, tiene mucho que ver con el diferente papel que juega el tercer factor comentado “El Diseño”, en cada uno de los dos sectores. En el ámbito de la “arquitectura”, el diseño es un factor primordial y preponderante que se desarrolla con la capacidad de “síntesis”, acompañada con una notable dosis de “subjetividad”, pero que cuando se manejan con maestría, producen y manifiestan unos resultados y valores que son inmediatamente reconocibles por las demás personas.

Sin embargo en el ámbito de las “ingenierías”, se valoran en especial las “eficacias” y los “rendimientos” de las soluciones proyectadas, que se basan en unos “análisis” muy exhaustivos de los problemas que abordan, aunque con poca o escasa relevancia hacia los demás valores intelectuales y subjetivos, como la estética, la semántica, la identidad individual o la singularidad propia de cada objeto, desarrollando soluciones literalmente “copiadas” sin el menor rubor intelectual.

El Diseño

Bajo el factor de diseño se engloban todos esos aspectos que ya se han apuntado en el párrafo anterior y que marcan una diferencia sustancial entre la “arquitectura” y la demás ingenierías, a pesar de que en principio se opera manejando elementos comunes, ya que en la construcción de cualquier edificio completo, se manejan los mismos elementos y unidades de obra, que en la “obra civil” o la mayoría de las ingenierías. De hecho el notable incremento paulatino de la complejidad en los edificios públicos, hace que la participación de ingenierías de todo tipo sea cada día más imprescindible dentro del sector de la construcción.

En relación con estos aspectos cabe recordar el distinto papel que juega la “formación” del “arquitecto” en diferentes países y entornos culturales, ya que en algunos casos, se incide con preferencia en los aspectos específicos del diseño, desplazando el entorno profesional hacia la parte más artística y creativa, pero al mismo tiempo va dejando a los profesionales desarmados respecto a una formación técnica rigurosa, que les va llevando a inhibirse, o a perder “competencias” efectivas dentro de la “ejecución de obra” y finalmente también en los procesos de concepción y decisión sobre aspectos básicos del edificio.

Ese difícil equilibrio entre los aspectos más subjetivos y evocadores del diseño, y aquellos otros  más pragmáticos e ingenieriles de la “ejecución de obra”, siempre va a redundar en un mayor conocimiento práctico de los problemas propios de la ejecución, y de las técnicas disponibles, para poder realimentar ese proceso del “diseño” que consiste en “imaginar nuevos edificios”, cuando va acompañada de una gran capacidad de “síntesis”, y una “subjetividad” equilibrada, para poder filtrar los elementos más singulares y relevantes.

 

EL SISTEMA de ARCHIVO y (III)

El Servidor de Archivos
La idea del servidor de archivos, opera necesariamente en combinación con una “red local”, y consiste básicamente en que todo el “sistema de archivo” se encuentra “fuera” del ordenador de trabajo, de tal forma que la conexión permanente a través de la red, permite abrir o guardar los archivos que se manejan normalmente.
Esta es una solución necesaria, en cuanto la organización del trabajo supera un cierto tamaño o complejidad y requiere que varias personas diferentes, tengan que intervenir y operar sobre los mismos archivos de trabajo, naturalmente cada una desde su propio ordenador.
El servidor de archivos normalmente es un ordenador único, en el que se alojan “todos” los datos y archivos de una determinada organización de trabajo, que suele funcionar desatendido, y tiene una gran capacidad de archivo y comunicación dentro de la red. En este caso el problema de organizar el archivo ya está implícito y vinculado al propio ordenador, al igual que todos los temas de seguridad. Normalmente requieren la intervención de un “informático” dedicado a ellos como “administrador del sistema”.
 
Al igual que en el caso de la red local, el “tamaño” o entidad del “servidor” puede ser muy diversa, y nada impide que en una pequeña red local de tres o cuatro máquinas, decidamos organizar nuestro trabajo concentrando todos los archivos de datos en uno de los ordenadores, para operar con todos los demás, “colgando” los archivos a través de la red. Esta opción nos da la ventaja del “origen único”, y la posibilidad de concentrar solamente en ese “ordenador” todas las tareas de copia de seguridad y control de la integridad de datos, lo cual redunda siempre en una mejor eficacia del conjunto.
La lista externa
Una vez que tenemos configurado nuestro archivo de trabajo en una carpeta del disco duro, será conveniente hacer una previsión de los diferentes tipos de trabajos o datos que vamos a almacenar en ella, y si queremos que la configuración de nuestro archivo sea estable en el tiempo, parece oportuno establecer a continuación de la carpeta raíz, un pequeño conjunto de temas o capítulos que puedan mantener separados diferentes tipos de trabajos, o incluso datos, aunque también puede haber quien prefiera mantener otra separación por años o épocas, o bien por ubicaciones geográficas.
En todo caso teniendo en cuenta que el número de archivos y carpetas va a ir creciendo con el tiempo, parece aconsejable utilizar alguna denominación estandarizada y sistemática para identificar las carpetas mediante una etiqueta lo más corta posible pero siempre “única” que a su vez debemos combinar con una “lista” o “relación” de los trabajos que incluya otros datos mas representativos de cada uno, como “título”, “fecha de inicio”, “nombre de cliente”, “fase de desarrollo” etc, la cual nos permite localizar los diferentes trabajos que tenemos en ellas con distintos criterios de búsqueda.
Esa “lista” de referencia, difícilmente puede ser reemplazada por la propia lista del directorio, ya que aunque el sistema operativo admite nombres largos, siempre conviene tener información que no puede caber solo el nombre, y por otra parte en cuanto anidemos varios niveles de carpetas la longitud combinada de los nombres de archivo, se puede volver desproporcionada.
Obviamente una lista de ese tipo constituye lo que  en informática se conoce con una “base de datos”, que podemos alojar en un documento de texto escrito en “World”, pero parece mucho más oportuno y adecuado, utilizar un archivo de “Access”, o simplemente una hoja de cálculo “Excel”, que permiten definir múltiples campos, y a su vez localizar y ordenar la lista por distintos criterios o campos, además de poder aplicar filtros y condiciones de búsqueda, o relacionar la lista de trabajos con otras “tablas”, como la agenda de clientes, la facturación, el desarrollo pormenorizado de los trabajos etc.
Uno de los tipos de “campo” que podemos emplear en ambos casos (Access o Excel) son las direcciones de cada carpeta en formato “URL” aunque sea dentro de nuestro ordenador o red local, de tal forma que con la hoja o el formulario abierto cuando “marquemos” con el cursor en ese campo, inmediatamente el sistema operativo despliega en pantalla, una ventana con el contenido de esa dirección, es decir los archivos de trabajo del proyecto, sin que tengamos la necesidad de “localizar” la carpeta concreta, navegando con el explorador de archivos.
Un  ejemplo
En mi caso he ido elaborando un “archivo de trabajos”, que esta anclado sobre una carpeta situada en el directorio “raíz” de la unidad “C:”, que he llamado “LIB”. El nombre no es muy adecuado porque coincide con uno reservado en los sistemas Unix/Linux, aunque de todos modos yo comencé a usarlo bajo el antiguo MS-DOS, y en aquella época no conocía esa circunstancia. Dentro de esa carpeta tengo alojados en un primer nivel, todos los archivos de bloques de AutoCAD, rutinas de AutoLISP, menús y otros archivos de personalización que he ido desarrollando a lo largo del tiempo, y de ahí su nombre “LIB”.
A su vez esa carpeta contiene otro conjunto de carpetas que identifico con una primera inicial destacada, y me sirven para ordenar y separar diferentes familias o categorías de trabajos, y también datos complementarios y comunes a diferentes proyectos, como pueden ser las recopilaciones de archivos de “cartografía”, documentos de referencia como normas de tipo técnico, legislación general o sectorial u otros datos de tipo personal como el currículo etc.  
                                           
Para las carpetas de los distintos trabajos, la denominación en cada categoría, esta formada por la letra inicial del grupo y a continuación un número secuencial que se va incrementando con cada nuevo trabajo o referencia.
En mi caso la lista externa está configurada como una base de datos implantada bajo Access, en la que además se gestionan datos de facturación, agenda de clientes, fases del desarrollo de cada obra etc. En las imágenes adjuntas se pueden ver varios ejemplos como la estructura de carpetas o el formulario de «Access».
Aunque esta forma de organizar un archivo general, podría parecer un tanto ingrata y dura, ya que a primera vista no se tiene ni idea del contenido de cada carpeta o del trabajo al que pertenece, y siempre va a requerir que utilicemos la “lista auxiliar”, para poder identificar el trabajo o proyecto que contiene, hay que tener en cuenta que existe un mecanismo en el sistema operativo que resulta muy útil y potente para facilitar ese tipo de tareas, y que son “Los accesos directos”.
El sistema de copia de seguridad que yo empleo, consiste en hacer una copia completa de la carpeta LIB en una serie numerada de DVDs, pero con una periodicidad larga de tipo anual o semestral. Para asegurar las copias durante los intervalos, se hace diariamente una captura rápida de “todos” los archivos modificados o nuevos de cada “día”, y con ellos se va generando una replica parcial de la carpeta LIB en una llave de memoria tipo FLASH. La llave de memoria va acumulando los archivos diarios, que al mantener la misma estructura de carpetas, va superponiendo las distintas versiones de los mismos archivos a medida que se modifican, y cuando se agota la capacidad de la llave, o bien se hace un nuevo DVD, con la extensión de ese periodo, o se realiza una nueva serie “a origen”. Además del sistema de DVDs. y la llave, mantengo otra redundancia, aunque en este caso se hace sobre el disco duro del ordenador portátil, en el que diariamente se van “replicando”, las modificaciones en la carpeta LIB original, con la selección diaria de archivos.
Naturalmente JAMAS, se opera directamente sobre los archivos situados en esa “réplica” de LIB, ya que se estaría violando el principio del “origen único”, pero resulta cómoda e inmediata, para localizar archivos dañados o borrados accidentalmente, o bien para poder «consultar» el estado de cualquier trabajo desde el ordenador portátil. Si en alguna ocasión se trabaja desde el ordenador portátil, se opera conectado mediante la red local, sobre los archivos que se encuentran en el ordenador fijo.
 
Los accesos directos
El “acceso directo” es un objeto que utiliza el sistemas operativo Windows, y consiste en una especie de “puntero”, o referencia indirecta de tal forma que mantiene un “nombre” y un “icono”, asociados, igual que cualquier otro objeto del sistema, como los “archivos” y “carpetas” normales, pero en este caso no está asociado con el objeto en sí, sino solamente con su dirección en el disco, de tal forma que marcando sobre el “acceso directo”, en el caso que corresponda a una carpeta, el SO abre inmediatamente una ventana que nos muestra su contenido, y si está asociado con un  “archivo”, el SO procesa la ejecución de este, arrancando el programa si es directamente ejecutable, o bien abriendo el archivo con el programa que tenga asociada su extensión. El icono representa normalmente la misma “imagen” que el archivo apuntado, pero se añade una marca distintiva, constituida por una pequeña flecha que se sitúa en la esquina inferior izquierda.
La creación de accesos directos dentro del SO resulta bastante elemental, ya que basta con marcar o destacar el objeto que nos interesa, y desplegando el menú contextual con el botón derecho tenemos la opción de crear el acceso en esa mismo carpeta, o bien enviar al escritorio un nuevo acceso directo que apunta al objeto que tenemos marcado. Una vez designado o marcado el icono recién creado, lo podemos mover o cambiar de ubicación o de nombre sin que se altere para nada la dirección sobre la que apunta. En los sistemas Linux/Unix existe un tipo de objetos denominados “pipes”, que pueden cumplir una función similar.
Esta características, combinadas con el sistema de archivo nos permiten realizar una gestión mucho más cómoda de nuestro “sistema de archivo”, ya que con este podemos generar solamente los “accesos directos” de aquellos trabajos o carpetas que estamos utilizando en cada temporada, y cambiando su nombre por alguna etiqueta más descriptiva, podemos ubicarlos con tranquilidad en el “escritorio”, ya que su pérdida no afectaría para nada a los datos en la carpeta apuntada, o bien en una carpeta especial dedicada a los trabajos en curso, o en la librería de documentos del sistema o en cualquier otra ubicación que sea de nuestro gusto.
Mediante este sistema de “accesos directos” también se puede construir una referencia histórica o geográfica del archivo de trabajos, sin mas que organizar una nueva estructura de carpetas con la configuración oportuna, para colocar solamente los “accesos directos” que apuntan a las carpetas de los trabajos dentro del archivo general. En este caso ya podemos modificar el nombre por algo más descriptivo, y también despreocuparnos de la longitud del nombre, ya que en este caso no se acumulan en el “Path” del sistema.

EL SISTEMA de ARCHIVO (II)

El origen único.
Otro problema relacionado con cualquier sistema de archivo, se deriva de la tremenda facilidad para generar “copias” en el ámbito de la informática. Cuando un trabajo se realiza de forma manual, la elaboración de “copias”, es una tarea perfectamente identificada cuyo resultado presenta diferencias y/o simplificaciones que manifiestan de forma clara esa condición. Sin embargo en el caso de los “archivos informáticos” la “copia” de estos se realiza de forma automática, gestionada por el SO del ordenador y que una vez realizada resulta indistinguible del original. De hecho existe una restricción en todos los sistemas, de forma que no puede haber en un mismo directorio dos archivos con el mismo nombre, porque simplemente el sistema “los superpone”, y al escribir la segunda versión desaparece la inicial. De todas formas nada impide tener distintas copias de un mismo “archivo” repartidas en diferentes carpetas o directorios.
Enlazando con las patologías que se comentaban el día anterior, una de las ideas inmediatas y a su vez mucho más peligrosas de lo que aparenta,  es la de “hacer copias por si acaso” de forma indiscriminada. Todo el mundo ha conocido alguna experiencia de perder archivos de ordenador por diferentes razones, y una reacción inmediata es la de guardar versiones o copias de eso que a nadie le gusta “perder”, y dada la tremenda facilidad del ordenador para guardar una copia en otra carpeta o disco, hace que mucha gente se quede “tranquila” con esa medida “prudente”.
Esa práctica sin embargo tiene una “cruz” relativamente sutil pero aplastante, que también se deriva del hecho de que con el tiempo, los archivos se van modificando paulatinamente. En el caso del dibujo, siempre hay correcciones que solo se incorporan una vez detectadas, otras veces son cambios o modificaciones, como decisión del proyectista, de la obra etc. Si esos cambios sobre “el mismo” archivo, se van produciendo en el tiempo de forma reiterada y a veces dilatada, se pueden cruzar con la presencia de distintas “copias” o versiones del mismo “archivo”, y es seguro que con el tiempo, NO siempre habremos abierto “el mismo” archivo original, sino una de sus “copias”, con lo que finalmente nos encontramos que la “información completa” se encuentra distribuida entre varios “archivos” diferentes, de una forma totalmente incontrolada.
Esa patología evidentemente se agrava en el caso que varias personas diferentes accedan o trabajen sobre un mismo archivo, lo cual es frecuente en entornos de trabajo profesional, aunque en estos casos los “sistemas de archivo” y la organización, suelen estar implantados para evitarlo.
La copia de seguridad.
Una de las prácticas reiteradas en cualquier “manual” de informática, es la necesidad de realizar copias de seguridad. Su utilidad resulta evidente en cuanto se revisan un poco las distintas causas de pérdida de datos ya comentadas, o de cualquier otro tipo. El problema asociado con  la copia de seguridad es que resulta una tarea lenta y tediosa, que cuando se hace sobre “todo” el disco, con los volúmenes actuales, varios programas y algo de música, fotos o películas, el tiempo de cada copia se dilata enormemente.
Los sistemas operativos suelen tener rutinas para sistematizar las copias, que suelen estar previstas para funcionar en segundo plano. Esto puede ser una comodidad importante, pero casi siempre requiere el uso de algún soporte “masivo” para ir acumulando las copias sucesivas que se realizan y al final son recursos que cuando se opera bajo un alcance personal, se tiende a dejar pendiente.
En cualquier caso nada impide tener organizado nuestro “disco” de tal forma que todos los datos que manejamos en un determinado ámbito, se encuentren “localizados” en una estructura propia y ramificada de carpetas, que los mantenga “separados” del resto, como programas, imágenes, música o películas. Eso nos permite hacer una localización sistemática, con el explorador de archivos del S.O., de todos los archivos “nuevos o modificados” durante el último día, simplemente con apuntar a la raíz de esa estructura, y con ello se puede hacer fácilmente una copia sistemática y periódica de todos los datos añadidos, sin que su volumen sea excesivo o desproporcionado.
Cuando se piensa en organizar una copia de seguridad sistemática, se debe tener en cuenta un principio, que podríamos formular como el riesgo de localización, y que tiene mucho que ver con los orígenes de “Internet”. Esto se puede formular como: “si guardamos la copia de seguridad en el mismo soporte que los datos principales, cualquier fallo en el dispositivo físico, afecta simultáneamente a los datos originales y a la “copia de seguridad”.
Esto no solo es aplicable al hecho de dejar la copia en el mismo “ordenador” donde se encuentran los datos, ya que el tipo de “riesgo” que puede conducir a la pérdida de los datos, es mucho más diverso. Como ejemplo cabe citar un caso conocido, cuando al poco tiempo de inaugurar las nuevas instalaciones de la T4 en “Barajas”, se produce un fallo en el suministro eléctrico que deja fuera de servicio el sistema informático que gestionaba los horarios de vuelos, salidas, llegadas etc. El sistema informático que falló, naturalmente tenia prevista una emergencia de este tipo, para lo cual mantenía una réplica de todo el sistema en un ordenador “gemelo”, que podría actuar en tiempo real, sustituyendo al principal, pero esa segunda máquina se encontraba en la misma habitación o en la habitación de al lado, y el “fallo de suministro” afectó simultáneamente a los dos equipos.
La moraleja de la anécdota es que los “riesgos” se deben considerar de forma independiente del ordenador, valorando por un lado la trascendencia de “perder” los “datos” en el contexto de la vida diaria, y también considerar los “riesgos” en un contexto cotidiano independiente del ordenador: (robo, asalto, incendio, inundación, accidente de tráfico .. etc ). Una practica sencilla y razonable, podría ser la de replicar la copia de seguridad, de los datos del trabajo en el ordenador portátil que usamos en casa, y/o viceversa, ya que las máquinas de soporte se encuentran normalmente en localizaciones independientes.
El soporte adecuado.
En relación con el soporte más adecuado para el sistema de archivos, hoy por hoy está plenamente aceptado, que el más barato y rápido para cualquier tipo de datos, es precisamente el “disco duro” de un ordenador, que además con los tamaños y volúmenes actuales difícilmente va a generar problemas de espacio.
Aunque esté bastante claro que el “archivo de datos” primario o principal, debe encontrarse en el disco duro de un ordenador, lo que plantea mas dudas y presenta mayor diversidad de criterios, es el dispositivo adecuado para alojar un “respaldo seguro” una vez que los datos están consolidados y ya no se modifican. 
Hoy por hoy, podemos tener a nuestra disposición varias soluciones como: otro disco duro independiente, algún tipo de disco externo, un sistema de grabación de CDs/DVDs., las llaves y tarjetas de memoria de tipo “flash”, o bien el uso de la “red local” y/o “la nube”.
El tipo de disco independiente podría estar en el mismo ordenador, en cuyo caso vulneramos el “riesgo de localización”, aunque también podemos ubicarlo en “otro” ordenador de la “red local” en cuyo caso ya combinamos dos de las opciones y empezamos a operar sobre el concepto de “Servidor de Archivos”. En el caso de la red, pasaría a tener una gran importancia, la seguridad respecto a las personas que pueden acceder a través de la red y realizar alguna manipulación indebida, ya sea de forma involuntaria o premeditada.
La opción de grabar CDs o DVDs., es bastante común y utilizada. Presenta como característica que la grabación de grandes volúmenes de datos puede ser algo pesada, y si se tiene que realizar periódicamente con frecuencias menores de tres o cuatro meses sobre el archivo completo puede ser poco operativa, pero en cambio tiene la ventaja de que el soporte de la copia es muy asequible y se puede llevar o guardar con facilidad en otro domicilio, asegurando de una forma bastante elemental los riesgos de “localización”.
Las llaves y/o tarjetas de memoria de tipo FLASH, son cada día más comunes y de hecho han sustituido y desplazado completamente a otros soportes regrabables, y cada día se utilizan más como soporte de datos personales y sensibles, que se pueden llevar encima con toda comodidad. Por otra parte los tamaños o volúmenes de memoria tienen una magnitud lo suficientemente grande como para alojar volúmenes considerables de datos. Su único inconveniente puede ser el hecho de que las operaciones de lectura/escritura en el ordenador son sensiblemente más lentas que un disco duro estándar, por lo que su uso como “soporte primario” de los datos, no resulta muy adecuado.
El uso de la “red local”, supone que los datos se alojen en un disco duro de otro ordenador, conectado con el nuestro mediante una “red local”. Esta alternativa constituye la base del sistema conocido como “servidor de archivos”, y tiene grandes ventajas como rapidez, disponibilidad y una gran eficacia, dependiendo naturalmente de que estemos habitualmente conectados en la red. Sus inconvenientes se derivan del control y la seguridad de la propia red, respecto a personas que puedan acceder a la misma. La seguridad de localización, pasa a depender del tamaño o entidad de la propia red, ya que puede abarcar desde una par de ordenadores conectados en el domicilio particular con un televisor y una impresora, o ser la red de una empresa con cientos de ordenadores ubicados en distintos edificios. En este último caso obviamente la propia “red” suele tener personal especializado y los problemas de archivo y seguridad ya estarían resueltos.
El uso del termino “nube”, se refiere a un servicio disponible a través de “Internet”. Dado que en los últimos tiempos se han generalizado las conexiones de banda ancha con carácter permanente, nada impide que estemos operando de forma habitual con nuestro ordenador conectado a través de “Internet” con un “servicio” externo que nos permita alojar los archivos de nuestras copias de seguridad. El uso es similar al de una “red local”, con la diferencia que el “servicio” contratado es el responsable del control del acceso. En este caso la oferta puede ser muy diversa desde opciones libres y gratuitas, hasta servicios de pago, por lo que convien examinar con cierto detenimiento la elección oportuna.

 

EL SISTEMA de ARCHIVO (I)

Antecedentes y evocación
Una vez concluida la publicación del artículo sobre gestión urbanística, doy por terminada la pequeña incursión en el terreno del urbanismo, para volver a centrarme en los aspectos sobre la aplicación del AutoCAD en un entorno de trabajo sobre “arquitectura”.
En todo caso, antes de avanzar en los aspectos más relevantes sobre el “sistema de archivo”, me gustaría enlazar con otra entrada anterior sobre el repertorio de bloques, y la forma de desarrollar o utilizar ese sistema. 
En aquella ocasión se habían puesto a disposición de los lectores, varios archivos DWG que a su vez contenían repertorios de bloques organizados de forma que cuando se insertan en cualquier archivo de trabajo, una vez desempaquetado el conjunto, se pueden copiar y mover como objetos independientes.
Hoy voy a completar aquel sistema con otros “tres” archivos de bloques o plantillas que yo mismo he recopilado o elaborado, pensando que pueden ser útiles en el trabajo cotidiano. El contenido de los tres archivos se puede ver en las imágenes adjuntas.
  • El primero de ellos es una recopilación que ha proliferado bastante, al menos en el entorno de Salamanca, aunque en origen el archivo procede de la firma “ROCA” de aparatos sanitarios.
 Archivo: “AprtsSntrs.dwg
  • El segundo archivo contiene un repertorio con todas las secciones de los perfiles de acero laminado en caliente, que se regulan en la norma española. Los bloque están dibujados en “metros” con sus dimensiones reales, y el punto de inserción se sitúa normalmente en el CDG, para los perfiles principales y simétricos.                               
Archivo: “PrfACR.2.dwg
  • El tercer archivo contiene una “plantilla tipo” para elaborar un perfil longitudinal de una calle o camino, incluyendo distancias parciales y totales, cotas de rasante, explanación y/o terraplén, zanja de saneamiento etc.
Archivo: “PrfTPGRF.1.dwg
Los problemas del archivo
Una de  las cuestiones que supone una cierta improvisación entre todos los profesionales de arquitectura con los que yo he podido relacionarme, es la forma de  almacenar los archivos de los trabajos que pertenecen a cada proyecto y se van realizando con AutoCAD o con otros programas, constituyendo lo que podríamos denominar como: “El sistema de Archivo”, entendido como la forma de localizar y/o recuperar proyectos anteriores, separados en el tiempo, más allá de lo que se recuerda en las semanas o meses siguientes a la conclusión de cada trabajo, y desde luego poder realizar modificaciones, que con el tiempo se mantengan claramente identificadas respecto al trabajo inicial.
 
Inicialmente cuando se empieza a trabajar con AutoCAD , el repertorio de archivos independientes es relativamente limitado por lo que suele bastar con alojar los diferentes archivos en una carpeta común, con un nombre claramente descriptivo o evocador sobre su contenido, o bien el nombre del cliente o algo similar.
Esto llega al límite en muy poco tiempo, ya que en cuanto empieza a sistematizarse el trabajo cotidiano, el repertorio de casos se multiplica, y pasado un cierto tiempo, el número de archivos en la carpeta crece con rapidez y el tiempo que se dedica a “leer” esa lista de nombres se vuelve importante y el sistema inadecuado. Aunque la lista se ordene alfabéticamente, no siempre es fácil recordar el nombre que se había puesto “precisamente” al archivo que se busca, especialmente si el criterio para elegir su nombre, fue improvisado en su momento.
Siempre puede haber alguien que piense que plantear este tipo de problemas es como “ahogarse” en un vaso de agua, ya que el Sistema Operativo actual W7, tiene una “herramienta de búsqueda bastante potente, y con que escribamos una parte del nombre, es capaz de localizar rápidamente todos los archivos que cumplen esa condición. Aunque en principio el argumento es válido, hay que decir que la cantidad de archivos y carpetas puede crecer considerablemente y como ejemplo, puedo decir que yo, en mi archivo de trabajo dispongo de unos 70.000 archivos y 5.400 carpetas ocupando un espacio de unos 45 Gb. Me consta que en un ámbito profesional, tampoco son cifras demasiado importantes y si bien yo llevo bastantes años acumulando trabajos en el ordenador, por otra parte el número de proyectos es relativamente limitado, por lo que cualquier estudio de arquitectura puede alcanzar esa cifra en pocos años, especialmente si consideramos que con la evolución normal de la informática, el ritmo de incorporación de nuevos archivos se acelera paulatinamente de forma inexorable.
                                                                                                                                   
El galimatías del sistema de archivo, aún se puede complicar mucho más, ya que otra salida inmediata de las etapas iniciales, es la de dejar los archivos simplemente en el “escritorio” de Windows. Esto  puede resultar todavía más pernicioso, ya que el “escritorio” es una carpeta “virtual” dentro del “sistema operativo” que se redirecciona internamente, y es difícil localizar dentro del conjunto de carpetas del sistema, que suele restringir su acceso por motivos de seguridad. Dado que antes o después vamos a tener algún percance de “sistema operativo”, ya que o bien falla este, o tenemos que formatear disco y reinstalarlo todo, o simplemente cambiamos de ordenador, la dificultad para asegurar la localización de “todos” los archivos que se habían acumulado, puede convertir esa tarea en una mera  “ilusión”.
Con el fin de superar esa patología tan frecuente, de dejar las cosas “sueltas” por el “escritorio”, y también demasiado frecuente en la vida cotidiana fuera del ordenador, el sistema operativo “Windows” ha implementado una carpeta especial denominada “Mis Documentos”, que junto con un sistema de “librerías”, permite reunir los archivos de trabajo en un lugar común, al que se accede con facilidad navegando por el explorador de archivos del sistema operativo. Este sistema puede ser una alternativa bastante razonable, ya que dentro de la carpeta “Mis documentos” se puede organizar un “arbol” completo de subdirectorios y carpetas, para alojar dentro, todos los trabajos y archivos que sea conveniente sin más limitaciones que la capacidad del disco del ordenador.
De todas formas, la carpeta “mis documentos”, sigue siendo una carpeta propia del sistema operativo, que se redirecciona con el sistema de variables de configuración, y aunque es fácilmente localizable y segura dentro del sistema operativo, si accedemos al sistema de archivos o al disco desde otro sistema diferente, como puede ser el caso de “linux”, también tendremos que localizar su ubicación dentro del conjunto de carpetas propias del sistema operativo.
El antiguo diskette
Aquellos que iniciamos el paso al ordenador hace bastantes años, hemos conocido los famosos “diskettes”. En mi caso los primeros eran de “cartulina” con un diámetro de 5” ¼ , que enseguida evolucionan hacia los de carcasa rígida de plástico y 3”1/2.

En aquellas épocas el problema de archivo que estamos comentando, se abordaba casi siempre, “almacenando” en uno o varios “diskettes”, todos los archivos vinculados a un determinado proyecto, el cual una vez concluido, se “borraba” del disco duro del ordenador. Ese repertorio de discos externos, iba creciendo paulatinamente pero obviamente era mucho más manejable que las propias “cajas” y carpetas de los proyectos, por lo que siempre se consideraba que mantener un archivador externo de discos, era un gran avance, aunque naturalmente se mantenía paralelamente un “archivo” físico de proyectos y planos en papel.
Los discos duros de los ordenadores en aquella época podían tener una capacidad de unos 20 Mbytes, y aunque los programas tampoco eran demasiado grandes, resultaba extraño que alguien se plantease la posibilidad de organizar el archivo de los trabajos dentro del disco “duro” del ordenador, por lo que el sistema de “diskettes” a fin de cuentas era una “replica” del archivo físico que cada arquitecto mantenía.
Con la generalización de los CDs, que se produce a mediados de los 90s, este panorama cambia considerablemente, ya que por un lado ha crecido vertiginosamente la capacidad y fiabilidad de los discos duros, y por otra parte adquiere cierta divulgación y notoriedad que realmente los soportes externos como “dikettes” o incluso los CDs, grabados, resultan mucho “menos” permanentes y fiables de lo que en una primera idea nos inclinábamos a pensar casi todos.
Es precisamente en esa época cuando se empieza a divulgar de forma general, el hecho de que el soporte más “fiable y barato” para un archivo de datos es precisamente el “disco duro” dentro del ordenador. Por otra parte con la evolución informática, en esa época ya empieza a generalizarse el trabajo técnico mediante ordenador, y en algunas administraciones se comienza a admitir el uso de soportes informáticos, y aunque el despegue de Internet, y los sistemas en red todavía están en pañales, (Win95) ya se intuye que un sistema de archivo a base de un soporte como los diskettes o incluso el propio CD, puede considerarse tan obsoleto o incluso más que el soporte en papel.
< .. queda pendiente una segunda parte para completar el tema. >

EL SISTEMA de BLOQUES (y II)

En primer lugar y como continuación del día anterior, quiero completar la lista de plantillas con el repertorio personal de bloques que había iniciado el día anterior, y con las que se completa el repertorio personal que yo manejo habitualmente:
  • ALZADOS – SECCNS   [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/AlzdSccn.1.dwg ]
    • Incluye varios bloques de carpintería de puertas y ventanas vistas de frente, tanto interiores como exteriores, junto con alguna sección de detalle de estas, elementos de ambiente como persona, vehículo, y un par de módulos para configurar una sección constructiva.
  • DETALLES     [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/Detalles.1.dwg ]
    • Incluye algunos bloques sobre detalles constructivos, relativos a la estructura de hormigón armado y la red horizontal de saneamiento enterrada.
  • INS. ELECTRICIDAD    [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/InsElectrc.1.dwg ]
    • Incluye una “leyenda tipo” correspondiente a la Instalación de electricidad, en la que los propios “símbolos” de cada elemento están configurados como “bloques”, que pueden ser copiados en su emplazamiento y mantener la “plantilla” como leyenda del plano de la instalación.
  • INS. FNTNR. – DESGS.  [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/InsFntDsg.1.dwg ]
    • Incluye una “leyenda tipo” similar al caso anterior correspondiente a la Instalación de fontanería y desagües.
  • INS. VARIAS  [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/InsVarios.1.dwg ]
    • Incluye una “leyenda tipo” similar al caso anterior correspondiente a varias instalaciones: calefacción, ventilación, protección de incendios, telefonía, megafonía y gas.
Elaborar / Insertar

La forma de elaborar paso a paso, un sistema de bloques personal, es tan simple como el dibujo habitual, ya que la elaboración de cada “bloque”, solamente requiere que una vez dibujado el contenido del mismo, se realice la definición del propio “bloque” (Capítulo 8) especificando un nuevo nombre y un punto de inserción.A partir de este momento el nuevo bloque esta incorporado en la lista interna del dibujo actual, y podremos insertarlo o copiarlo dentro del dibujo, tantas veces como sea oportuno. Por otra parte si lo que estamos construyendo es una librería, seguramente nos interesa guardar el contenido del bloque como un archivo de dibujo independiente, dentro de una carpeta adecuada de nuestro sistema, para poder utilizarlo en otros dibujos independientes y posteriores.

Precisamente la mayor dificultad para elaborar un sistema personal, no está en la definición y configuración de cada bloque por separado, sino en planificar y decidir el alcance del conjunto de bloques que vamos a emplear, y la forma de organizar su ubicación, su localización y la utilización del conjunto.

Hay que tener en cuenta que cuando el número de bloques disponibles, sobrepasa cierto número, es casi obligado que los que se usan con menor frecuencia, queden olvidados y en el momento más inoportuno, no seamos capaces de “recordar”  donde estaban, o si realmente los habíamos mantenido, modificado, borrado .. etc.

Por esta razón es conveniente dedicar algo de tiempo a “pensar” con un poco de calma, la configuración más adecuada de todo el conjunto, de forma que por un lado queden cubiertas la mayoría de nuestras necesidades cotidianas, y por otra parte pueda ser susceptible de evolucionar o incorporar cambios y adaptaciones con cierta facilidad, a medida que nosotros mismos vamos ampliando nuestra experiencia.La forma de insertar cualquier bloque en nuestro dibujo, se comentaba en el capítulo 8. Tal como se decía, existe una variante que se puede invocar operando sobre la línea de órdenes exclusivamente, para evitar la aparición del cuadro de diálogo. Esta diferencia tiene su importancia, ya que cuando queramos “automatizar” la inserción de un bloque dentro de un “menú” personal o cualquier otro mecanismo de tipo “macro”, es necesario conocer y depurar con mucho cuidado la secuencia perfectamente ordenada de datos y parámetros que se debe ir añadiendo en la inserción de cada bloque.

Manejo y gestión

La forma de insertar los bloques de nuestra librería particular, es un problema relacionado sobre todo con la concepción y configuración del conjunto, que conviene pensar cuidadosamente en relación con el uso que queremos cubrir con nuestra librería de bloques de forma que tanto la localización particular de cada uno de ellos dentro del conjunto, como la incorporación del mismo en nuestros dibujos o archivos de trabajo sea lo suficientemente rápida, cómoda y clara.

En este punto conviene recordar que una de las grandes cualidades que siempre a tenido el “AutoCAD” como programa o aplicación de dibujo de propósito general, son sus variadas y múltiples posibilidades, para desarrollar adaptaciones particulares sobre usos muy diferentes.

Dentro del repertorio de alternativas que se pueden abordar para personalizar la gestión de una librería de bloques, podemos tener varias alternativas. En primer lugar hay que considerar los diferentes tipos de “menú” que podemos personalizar en todas sus variantes: Menú de pantalla, aunque ya se encuentra prácticamente obsoleto, menú de persianas, menú de barras de herramienta, o incluso el más nuevo de la cinta de opciones. Además de esos menús hay que considerar las “Paletas de Herramientas” que probablemente sea el sistema más adecuado para este fin. Tampoco debemos olvidar las posibilidades de crear órdenes específicas y personalizadas con el leguaje DIESEL que es un lenguaje de “macros”, o también en lenguaje “C” o “AutoLISP”, que constituye un lenguaje de programación de alto nivel relativamente estándar y muy ligado al “AutoCAD”.

Por otra parte además de poder incluir nuestro repertorio de bloques dentro de algun tipo de menú personalizado, es posible una gestión más inmediata o directa tal como se apuntaba el día anterior al hablar de las “plantillas de bloques”.

Una “plantilla de bloques” podría definirse como un dibujo de AutoCAD, que a su vez contiene varios bloques definidos e insertados al menos una vez, y situados de una forma ordenada, clara y visible dentro del dibujo. Como los “bloques” se comportan igual que cualquier otro objeto, siempre es posible designarlos uno a uno y copiarlos o replicarlos en cualquier otra posición.

Por otra parte, dado que cualquier archivo de dibujo se puede insertar como si fuera un bloque externo dentro de cualquier otro dibujo, incorporando a su vez y de esta forma, todos sus bloques internos, capas y elementos que contiene, siempre podremos insertar en el dibujo que estamos trabajando, una “plantilla de bloques” que automáticamente deja incorporados en el dibujo, todos los bloques internos que hay en la plantilla.

Además de esto, y dado que la plantilla insertada se comporta como un objeto único o “superbloque”, que podemos colocar dentro de nuestro dibujo en una zona que resulte cómoda, siempre podremos a su vez “descomponer” el superbloque, de forma que desintegramos el conjunto, y a partir de ese momento son accesibles los bloques individuales que contenía, que ya podemos “copiar” y “mover” con entera libertad dentro de nuestro dibujo. Finalmente cuando hemos terminado el trabajo, basta con borrar o eliminar los bloques sobrantes, ya que resulta una operación simple y trivial.

Personalizar menús

Para personalizar menús, en primer lugar es necesario conocer su estructura y funcionamiento interno, que está desarrollada y explicada en el manual de personalización. La personalización de los menús en las versiones antiguas del programa se realizaba mediante archivos de texto plano con la extensión “mnu”, que contenían escrita en texto ASCII, toda la estructura interna, y los comandos con sus opciones.

Editando esos archivos con un editor adecuado, que no añada códigos propios, como el Notepad, o bien el Word configurado en modo ASCII plano, se podían incorporar  las modificaciones oportunas. Posteriormente esos archivos debían ser compilados, generando una versión “mnx” que ya podía ser cargada desde el propio programa, apareciendo el nuevo menú en la interfaz correspondiente.Esta situación cambia  y se modifica a partir de la versión 2.009, en la que aparece una nueva interfaz de personalización, que se invoca mediante la orden “_CUI”, y a través de un cuadro con doble panel y una serie de gráficos anidados permite, gestionar y modificar comandos y espacios de trabajo, apoyados en archivos “XML”, que se identifican con la extensión “*.cui”, y aunque puedan ser abiertos con un editor, se recomienda expresamente NO ALTERAR JAMAS, ya que se podría bloquear el funcionamiento normal de la interfaz del programa.

El cuadro de personalización es el que permite ahora modificar los menús, o bien generar archivos parciales personalizados, ya que su funcionamiento con doble panel permite trabajar con archivos parciales. También permite ir abriendo los diferentes nodos hasta llegar a los últimos comandos, y permite generar otros nuevos, especificando en el panel derecho los comandos o rutinas que corresponden, con la definición específica de sus opciones, o suministrar argumentos concretos, pero siempre a costa de conocer minuciosamente y paso a paso toda la secuencia que operaría normalmente en la línea de órdenes, ya que debe ser respetada escrupulosamente para que funcione todo el proceso completo. Cualquier pulsación o simplemente un espacio de más, altera la secuencia generando un mensaje del sistema, e interrumpiendo el funcionamiento de cualquier orden o comando.

Otros desarrollos de personalización
Dentro de la ayuda del programa se encuentra un “Manual de Personalización” en el que se desarrolla con bastante claridad un repaso por las diferentes opciones y alternativas que hay disponibles dentro de AutoCAD.

EL SISTEMA de BLOQUES (I)

Otra de las herramientas más características e importantes en el uso del CAD en general, es el uso de “Bloques” para la elaboración de todo tipo de dibujos o diseños. Normalmente la utilización de bloques suele presentarse vinculada con alguna personalización o desarrollo particular de “menús” especiales que permiten gestionar un determinado repertorio con mayor comodidad.

Concepto de bloque 

El concepto de bloque se ha comentado en el capítulo 8 como un pequeño dibujo, que se maneja a modo de objeto independiente dentro del dibujo general. El pequeño objeto, realmente puede ser tan complejo como cualquier otro dibujo de AutoCAD, manteniendo una estructura interna de capas, colores y tipos de línea, exactamente igual que en otros dibujos. De hecho, por definición cualquier “archivo” de dibujo, se puede “insertar” como un “bloque” en cualquier otro dibujo de AutCAD, sin más restricciones  que la posibilidad de que se genere alguna referencia circular, en cuyo caso el programa automáticamente lo “advierte” con el oportuno mensaje de “ERROR”.

Realmente la característica que mejor refleja el interés en el uso de los bloques, es la “repetición” de ciertos elementos dentro de un dibujo más complejo, como pueden ser las butacas en un auditorio, las puertas de paso y las ventanas en un plano de distribución, o las camas y los lavabos en el plano de un hotel.

La idea básica que subyace en el manejo de los bloques, es la de que los elementos gráficos que lo constituyen, se guardan en un apartado específico de la memoria, añadiendo un nombre que lo identifica y un punto de inserción, que será una especie de origen de coordenadas local para el propio bloque. Luego cada vez que se van insertando sucesivos ejemplares de un bloque, lo único que se añade en la memoria interna es el nuevo punto donde queda insertado cada ejemplar, y una referencia que identifica al propio bloque, y los parámetros correspondientes a su orientación y tamaño relativo. De esta forma se aligera por un lado la complejidad y extensión de datos en el archivo de dibujo, pero también se asegura una “repetición” rigurosa de objetos siempre idénticos, que en caso de haberse elaborado uno a uno, constituiría una fuente de múltiples errores y pequeñas diferencias involuntarias en su elaboración.

En todo caso aunque los bloques pueden contener capas propias, y sus entidades se puedan definir con colores y tipos de línea particulares y diferentes, hay que recordar que esas “capas” quedan automáticamente incorporadas en los dibujos donde se insertan, y ya no podrán ser eliminadas hasta que no se hayan suprimido todos los ejemplares del bloque del dibujo y también la definición interna del bloque, por lo que cuando se planifica la elaboración de un repertorio o librería personal, se debe valorar la conveniencia de construir todos sus elementos en la capa “0” y con las propiedades “Por Bloque” para los colores, tipos de línea y grosores de trazo, ya que solo de esta forma, luego será posible modificar esas propiedades por separado, en cada uno de los ejemplares del bloque insertado.

El uso de bloques, también añade un cierto factor de novedad para aquellos que se inician en el mundo del CAD, y al menos en los primeros tiempos, el hecho de utilizar “bloques” que ya estaban dibujados, se tendía a identificar con un “alivio” en el esfuerzo de trabajo cotidiano, ya que la delineación manual, siempre ha tenido como una de sus características, la ejecución de rutinas y tareas muy repetitivas y tediosas. Este factor contribuía a fomentar una cierta ansiedad en la búsqueda exhaustiva de bloques elaborados y una tendencia a valorar estos, en función de la meticulosidad y detalle con la que están realizados, ya que al menos intuitivamente, representa un “ahorro de trabajo” entre el esfuerzo empleado y el resultado final.
    
En todo caso cabe hacer una llamada de atención sobre el uso excesivo de este tipo de soluciones, ya que por una parte el uso de bloques y/o elementos muy detallados, genera con facilidad una relativa “exageración” en los dibujos, sobrecargando una imagen general con detalles minuciosos que no se aprecian globalmente y además hace que la percepción final del dibujo sea demasiado “barroca” o “sobrecargada”, aunque en este caso ya entramos de lleno en los niveles del gusto personal y las preferencias de cada proyectista.

Obviamente el repertorio de “bloques” que se pueden manejar y/o configurar para el uso habitual, depende completamente de la materia o el tema sobre el que trabaja cada uno. No obstante a poco que se indague a través de “Internet” es muy frecuente encontrar muchas librerías o repertorios más o menos completas o elaboradas. En ese terreno es relativamente frecuente que algunos tipos de fabricantes, particularmente en “aparatos sanitarios” pero también en otros campos, faciliten librerías o conjuntos de bloques con una representación gráfica relativamente detallada, que identifica claramente los propios productos, con lo que mediante su difusión consiguen por un lado cierto agradecimiento/vinculación del proyectista, y por otra parte una clara identificación de su producto en los planos resultantes, que facilita y fomenta el uso del mismo.

Repertorio particular

De acuerdo con lo que se acaba de comentar, hay que decir que la elaboración de un repertorio particular de bloques tampoco resulta especialmente compleja, y tiene como contrapartida en base al mejor conocimiento sobre la configuración interna, una mayor flexibilidad para acomodar pequeñas modificaciones y ajustes en aquellos casos especiales que se salen fuera de las rutinas más habituales.  


Si nos fijamos en repertorios habituales que se integran en aplicaciones o desarrollos comerciales, o bien en las promociones que facilitan algunas marcas comerciales, puede aparecer un cierto desánimo, ya que suelen ser repertorios extensos con bloques bastante elaborados, por lo que una primera estimación sobre el tiempo necesario para alcanzar un resultado comparable, se hace muy desalentador.

No obstante si recapacitamos un poco, nos damos cuenta de que no es necesario que el repertorio tenga una especial amplitud, ya que los elementos que se utilizan de forma más repetitiva probablemente no sobrepasen unas pocas docenas. Por otra parte los rasgos del dibujo que contiene cada bloque podrían ser mucho más sencillos y esquemáticos, ya que es mucho más interesante la claridad del significado a primera vista, que el detalle particular para identificar un elemento concreto de un repertorio comercial.

Yo, en mi propia experiencia particular, he trabajado siempre con mi propia librería que llegué a desarrollar en las primeras etapas del trabajo, hace más de veinte años y desde entonces tampoco ha cambiado mucho, ni ha tenido ampliaciones importantes. Por otra parte siempre que he necesitado elementos singulares o diferentes, he podido resolverlo con pequeñas adaptaciones o modificaciones sobre algún elemento existente. Por otra parte en el entorno profesional de Salamanca si que he podido observar una cierta proliferación de mis propios bloques, aunque también hay que decir que nunca me he molestado para realizar la menor vigilancia que evitara su proliferación descontrolada.

Considerando que este repertorio puede ser útil a cualquiera que pueda leer el “Blog”, me ha parecido oportuno por un lado mostrar su organización a través de las fotografías que se integran en el artículo, advirtiendo que las llamadas para insertar cada bloque están ensambladas en un menú particular que se muestra en cada foto. El desarrollo del menú personal es otra cuestión que se sale del tema que estamos tratando hoy, pero que también pretendo abordar en su momento.

Por otra parte una forma alternativa de insertar los bloques en un dibujo es integrarlos conjuntamente en otro, a modo de plantilla, de forma que una vez “insertado” y “descompuesto” en nuestro dibujo, permite la designación de cada bloque individual, que puede ser copiado y situado como cualquier otro objeto. En los enlaces que se incluyen a continuación, se puede disponer del repertorio que yo utilizo y acabo de comentar, en las mismas condiciones de la licencia “Creative Commons”, que se especifica al final de esta página.

•    PILARES        [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/Pilares.1.dwg ]
      o    Pilar de 30 x 30
      o    Pilar de 35 x 35
      o    Pilar de 40 x 40
      o    Pilar de 50 x 50
      o    Pilar redondo D40
      o    Numeración de los pilares (Contiene un “atributo” editable.)
•    CARPINTERÍA     [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/Carpinteria.1.dwg ]
      o    Puerta de paso interior Hoja de 40 y hueco de 50 Ap Izq.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 40 y hueco de 50 Ap Drch.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 60 y hueco de 70 Ap Izq.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 60 y hueco de 70 Ap Drch.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 70 y hueco de 80 Ap Izq.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 70 y hueco de 80 Ap Drch.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 80 y hueco de 90 Ap Izq.
      o    Puerta de paso interior Hoja de 80 y hueco de 90 Ap Drch.
      o    Ventana 1 Hoja 40 cm
      o    Ventana 1 Hoja 60 cm
      o    Ventana 2 Hojas 120 cm
      o    Ventana 2 Hojas 140 cm
      o    Ventana 3 Hojas 180 cm
      o    Ventana 3 Hojas 210 cm + paso
      Las ventanas se ajustan a muros de cerramiento de 30 cm de espesor y la apertura del             hueco se debe hacer de forma independiente al bloque
•    APARATOS     [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/Aparatos.1.dwg ]
      o    Lavabo
      o    Bidet
      o    Inodoro
      o    Urinario de pared
      o    Plato de ducha
      o    Bañera de 140
      o    Bañera de 160
      o    Bañera de 170
      o    Placa de cocina
      o    Pileta fregadero
      o    Maquina de lavado
      o    Frigorifico
•    MUEBLES        [ http://dl.dropbox.com/u/20726079/Muebles.1.dwg ]
      o    Cama individual
      o    Cama doble
      o    Mesilla
      o    Armario
      o    Mueble pared
      o    Tocador
      o    Silla
      o    Sillón
      o    Sofa
      o    Conjunto tresillo
      o    Varios conjuntos de mesa y sillas

EL SISTEMA de CAPAS

En el Capítulo 7, cuando se explicaba el concepto de “capa” se establecía el paralelismo con el concepto de una “hoja transparente” que contiene solo algunos elementos del dibujo completo, y que puede controlar a voluntad su situación de forma que pueda estar “vista” u “oculta”.

Con el desarrollo de la informática en los últimos años y la multitud de programas de tipo gráfico, tanto “vectoriales” como “raster”, el concepto de “capa” se ha generalizado convirtiéndose prácticamente en un “estándar” que resulta muy útil en el trabajo cotidiano, y por otra parte es bastante fácil y simple de manejar.

En algunos programas gráficos existen restricciones en el número de capas, o en la identificación de nombre, siendo típico en el ámbito de la cartografía, que las capas se identifican con “números” que a su vez codifican el significado del contenido de cada una, por lo que en esos casos es conveniente disponer además del archivo de trabajo, de otro auxiliar con las “instrucciones de codificación” sobre la numeración de capas.

Una de las grandes utilidades que conlleva el sistema de capas en la realización de un dibujo, es que permite “ordenar” de alguna forma los elementos que lo componen. Por otra parte, esa ordenación es completamente “flexible”, ya que el repertorio de “capas”, así como el significado y contenido de cada una, depende por completo de cada usuario particular que es quien va decidiendo a lo largo de su trabajo, los “nombres” que identifican cada “capa” y también los elementos y objetos que se alojan dentro de cada una.

Además de la utilidad para “ordenar” y mantener una relativa separación entre sí, de los elementos que componen un determinado dibujo, en el caso de AutoCAD hay otra utilidad adicional que opera en concurrencia con las propiedades particulares de cada objeto: “color”, “tipo de línea”, y “grosor de trazo”.

Esta utilidad consiste básicamente en el hecho de que las capas disponen a su vez de esas propiedades (“color”, “tipo de línea” y “grosor de trazo”) a las que se asigna un valor particular en cada una, y por otra parte en los objetos simples, existe la alternativa de poder asignarles en cada una de esas propiedades, el valor “por capa”, independiente del repertorio habitual, de forma que cuando el objeto tiene asignado este valor, adopta su apariencia, según el valor que tiene asignada la “capa” en esa propiedad concreta.

De esta forma se consigue una definición indirecta de las propiedades que establecen el aspecto de los objetos del dibujo, con la ventaja adicional de que el simple hecho de cambiar el objeto a una capa diferente, cambia el aspecto de este, adoptando los valores que tiene definidos la nueva “capa”, o bien que al cambiar una de las propiedades en la “capa”, ese cambio afecta de inmediato al aspecto de todos los objetos que hay dentro de la capa (y naturalmente tienen definida esa propiedad con el valor “por capa”).

Esta utilidad adicional en las propiedades indirectas añade un cierto factor de complejidad en el manejo de capas, y por otra parte el hecho de que el concepto de “capa” no tiene una equivalencia en el dibujo manual, probablemente contribuye a que en las primeras etapas del aprendizaje de AutoCAD, las personas con alguna inseguridad sobre el propio aprendizaje, pueden ser reacias al uso habitual del sistema, limitándose a ignorarlo y generan archivos de dibujo con todas sus líneas y elementos en la capa “0”.

El repertorio de colores y el color del fondo.

Llegados a este punto conviene hacer un inciso sobre el repertorio de colores que se utiliza en AutoCAD. Realmente se puede manejar un repertorio de 24bits, pero lo normal es que en los dibujos técnicos, se maneje un conjunto bastante limitado de no mucho más de media docena de colores claramente diferentes entre si, a primer golpe de vista.

En la elección de este pequeño conjunto de colores tiene mucho que ver el gusto y la personalidad de cada uno, pero también hay otro factor concurrente que es el color del “fondo” en la pantalla gráfica, o del papel si se trasladan directamente a la impresora.

El color del “fondo” para la pantalla gráfica, obviamente es la referencia sobre la que se contrasta y destaca el pequeño conjunto de colores habituales y por tanto tienen una gran vinculación entre sí.  En el mundo del CAD de hace mucho tiempo, los primeros monitores eran sistemas de tubo CRT que en versiones de hace 20 o 25 años, además de ser equipos relativamente caros, tenían limitaciones en la frecuencia de refresco o “parpadeo” vinculado con las altas resoluciones, y de aquella época proceden ciertas “recomendaciones” y/o “costumbres” de fijar un fondo “negro” que con el barrido de la imagen y las frecuencias disponibles, “producía menor fatiga o cansancio de la vista”.

Los problemas de parpadeo y frecuencia de barrido, quedan resueltos en la practica con la especificación “VGA”, aunque probablemente la inercia, la costumbre, o las manías personales de cada uno, mantiene ese “fondo negro” en muchos monitores de ordenador y sobre todo en las pantallas de CAD. Esta situación cambia en muchos ámbitos de la oficina con la llegada de Windows95, y la incorporación de programas de edición de texto y hojas de cálculo, con el “fondo” en blanco, incorporando el paradigma “wysiwyg” que parece bastante más racional y lógico, ya que se basa en aproximar el “aspecto” en el monitor del ordenador, al del papel que se maneja en los documentos terminados.

En el ámbito del CAD el divorcio entre fondo de pantalla “negro” y “blanco” tiene una particular trascendencia, ya que al adoptar un pequeño conjunto de colores es frecuente escoger los primeros números, que en la carta derivada de las antiguas especificaciones CGA y EGA es el “amarillo” para el número 2, y el “cyan” o azul claro y chillón para el 4, que se ven razonablemente bien sobre un fondo negro, y son característicos de los dibujos realizados así, pero que cuando se presentan con un fondo blanco, suelen generar un “exabrupto” inmediato. Por otra parte esa gama de colores requiere a su vez configurar una cierta equivalencia, entre esos colores y los de la impresora, junto con los grosores de trazo.

En los sistemas actuales con pantallas de panel plano, la posible “ergonomía” de un fondo negro que algunas veces se argumenta, raya en el “absurdo”, por lo que se considera mucho más recomendable, el uso de un fondo “blanco”, junto con un repertorio de colores de cierto contraste  (rojo, azul, verde .. etc) y la visualización por pantalla de los grosores de trazo, que junto con la disponibilidad inmediata de impresoras con choro de tinta, permite pasar al papel de forma directa e inmediata, pequeñas pruebas y croquis, manteniendo apariencias similares.

Recomendaciones

Una vez establecida la conveniencia de usar el fondo de color “blanco” en la pantalla gráfica, exactamente igual que en los planos de papel ordinarios, pasemos a establecer una determinada recomendación sobre un posible “modelo de capas”, aunque bien entendido que los criterios en que se basa son bastante personales, subjetivos y vinculados a las circunstancias particulares del modo y tipo de trabajo habitual, por lo que cada uno, debería hacer libremente las extrapolaciones y/o adaptaciones que estime oportunas.

Respecto al repertorio de capas a emplear en un determinado dibujo, cabe considerar que en cualquier momento se podría definir una nueva capa, creando esta con la asignación de un nuevo nombre y situando en ella los elementos de dibujo que convenga. No obstante esa forma de proceder que inicialmente es la más inmediata y todos la hemos seguido en alguna ocasión, está bastante regida por la improvisación, y presenta algunos inconvenientes.

En primer lugar hay que considerar que el tipo de archivos de dibujo que realizamos suele referirse a los mismos temas de forma reiterada, es decir normalmente hacemos dibujos sobre planos de edificios, o bien piezas de motores, estructuras de puentes etc., por lo que enseguida nos damos cuenta de que el repertorio de capas que usamos se repite con bastante frecuencia, pero sin embargo si “escribimos” el nombre de cada capa cuando vamos a utilizarla de inmediato, al cabo de algún tiempo y varios dibujos, vemos que hay pequeñas diferencias en los nombres debidas al empleo de distintas abreviaturas, mayúsculas y minúsculas, espacios, nombres similares, o simplemente erratas, y cuando procedemos a insertar o relacionar distintos dibujos, la lista de capas se vuelve extensa y confusa. Por otra parte si escribimos nombres muy descriptivos, la escritura reiterada de los mismos nombres se vuelve ingrata y propensa a los errores, por el contrario si abreviamos demasiado, puede suceder que pasado un tiempo no recordemos el significado de alguna poco utilizada.

Una alternativa recomendable, es la de elegir y adoptar un “repertorio” fijo y limitado de capas, que abarque nuestras necesidades habituales, y podamos incorporar por defecto en nuestros dibujos, o al menos en aquellos que respondan a un “tema” determinado, sin necesidad de reescribirlas repetidamente en todos ellos,

Esto es bastante fácil de organizar mediante el uso de “plantillas” o dibujos “prototipo”, ya que podemos iniciar un nuevo dibujo, donde creamos y escribimos nuestro repertorio particular, con las propiedades oportunas de color etc., y sin haber dibujado nada dentro del mismo, se procede a guardarlo con un nuevo nombre, en modo “plantilla” y debidamente localizado en una carpeta adecuada. Esto nos permite luego iniciar un nuevo dibujo con esa plantilla, que ya contiene todas las capas escritas siempre con el mismo nombre, y los valores de color, tipo de línea y grosor correspondientes.

Una alternativa posible al uso de plantillas, también puede ser el empleo del “centro de diseño”, que se invoca de una forma inmediata mediante la pulsación combinada “Ctrl + 2”, desplegando en pantalla un cuadro de dialogo con una barra de navegación a su izquierda, que permite recorrer y apuntar a cualquier archivo de dibujo existente en el ordenador, y expandiendo el nodo correspondiente a las capas, muestra en el cuadro derecho la lista completa de las que hay en ese archivo. Marcando aquellas que se considere oportuno y pulsando el botón derecho, se puede incorporar automáticamente en nuestro archivo de dibujo aquellos elementos seleccionados en el cuadro, de tal forma que tampoco sería necesario reescribir constantemente la lista de capas o acomodar una a una sus propiedades.

A continuación se incluye una relación a modo de propuesta que si se examina con detalle es la que figura en la primera fotografía de las que acompañan este artículo, que son las que yo mismo utilizo con arreglo a la experiencia acumulada:

•    A_BASE
•    A_EJES
•    A_MURO
•    A_PILAR
•    B_APARATOS
•    B_CARPINTERIA
•    B_MUEBLES
•    C_COTAS
•    C_MATERIAL
•    C_TEXTO
•    C_TRAMA

El uso de esta lista se emplea normalmente para el dibujo de planos de arquitectura, y el repertorio de nombres esta configurado en primer lugar con una “raíz”, constituida por una sola letra que sirve para agrupar entre sí conjuntos de capas, ya que la lista se muestra por orden alfabético. El primer grupo “A” esta constituido por las capas que contiene los elementos fijos o principales del dibujo. El grupo “B” esta constituido por otras capas que a su vez constituyen conjuntos característicos, pero que en ciertos casos puede interesar que se mantengan ocultos, como en los planos de instalaciones. Por último el grupo “C” contiene capas con elementos mucho más específicos, como cotas, textos o tramas, que suelen añadir una relativa sobrecarga en el aspecto final del dibujo y en ocasiones interesa ocultar globalmente si se quiere “aligerar” el aspecto del dibujo.

La capa “BASE” se emplea por defecto o con carácter dominante, y se le asigna un color azul, pero con un grosor relativamente fino (0,25mm) aunque claramente visible. La capa EJES, se configura en color “rojo”, para destacar visualmente manifestando la estructura y organización del conjunto, pero relativamente compensado con un grosor más fino, (0,18-0,20 mm), y un trazo de punto y raya, que da una clara lectura visual. A continuación la capa “MURO” se utiliza para incluir los contornos de los muros, tabiques y estructuras portantes seccionadas, tanto en “plantas” como en “secciones”, y con la asignación de un color “negro” y un grueso importante (0,6mm) se consigue que destaque la configuración general del edificio de forma acusada.

El resto de capas contienen bloques y objetos que se han configurado previamente para poder ser alojados en cualquier capa, y se distribuyen en el resto de capas como explican sus propios nombres.

Normalmente con esa distribución de capas se aborda la realización de las diferentes plantas del edificio en archivos independientes con el mismo origen de coordenadas, lo que mantiene el número de capas en unos límites bastante reducidos. Otra opción podría haber sido abordar el conjunto de “plantas” del edificio dentro de un mismo archivo, multiplicando el conjunto de la lista anterior, con un digito añadido que permita diferenciar cada planta. No obstante de acuerdo con la experiencia particular, esa opción resulta más engorrosa de manejar una vez que los edificios adquieren cierta complejidad, aunque el programa disponga de herramientas como los filtros para su manejo.

El posible inconveniente de mantener las plantas en archivos separados se resuelve con mucha facilidad mediante la “inserción” como referencia externa disponiendo de un origen de coordenadas común para todos los archivos.

Otras ventajas

A modo de ejemplo, se insertan en este artículo varias fotografías que contiene diversas vistas de la gestión de las instalaciones de una pequeña vivienda unifamiliar.

Entre las imágenes, se puede ver en primer lugar (foto 2) una imagen de las diferentes plantas de un edificio de vivienda unifamiliar superpuestas entre sí, además los trazos destacados de una de las instalaciones. Obviamente esa vista es algo confusa y poco práctica,  pero se trata de una archivo independiente que “solo” contiene los elementos de la instalación de referencia aunque extendidos a todas las plantas, y sobre el que se insertan “todas las plantas del edificio” mediante referencias externas por lo que siempre se mantienen debidamente “actualizadas”

En el caso de este tipo de archivos el repertorio de capas tiene una estructura algo diferente, ya que por un lado solo se asignan capas a los elementos de la instalación, (Px_EBT / Px_TXT / Px_FNT … ) pero en cambio se multiplican estas, por el número de plantas del edificio. Por otra parte la inserción de las plantas generales del edificio es conveniente hacerlas en capas independientes, normalmente con la misma “raiz” de cada planta del edificio “Px_BASE”, para poder inutilizar selectivamente la visualización del resto de plantas del edificio.

Finalmente mediante el uso de filtros guardados con nombre, es posible configurar, el encendido y apagado de las diferentes capas, de forma que se pueda trabajar o consultar los elementos de la instalación en cada una de las plantas por separado. (fotos 3, 4 y 5).

12 – ODBC y BASES de DATOS

Una vez llegados al último tema del guión establecido, cabe decir que en este caso se trata de un tema relativamente colateral y un tanto ajeno a lo que en sí, es el dibujo asistido por ordenador, en el ámbito de la arquitectura.

En todo caso se trata de un tema que puede resultar bastante útil. Básicamente consiste en relacionar objetos dentro de un dibujo de AutoCAD, con “registros” de una “Base de Datos Relacional”  (DGBR), completamente externa al propio AutoCAD, de tal forma que los datos pueden consultarse y modificarse desde el propio dibujo, y al mismo tiempo se pueden insertar en el dibujo “rótulos” de texto sincronizado con los datos del DGBR de forma que si son modificados allí, quede reflejado en el propio dibujo, y además permite la selección y localización dentro de este, de aquellos objetos que responden a criterios de consultas estructuradas “SQL” o de otro tipo, desde la base de datos.

Este tema relaciona dos campos muy diferentes, ambos con gran protagonismo en la informática  actual, pero que han seguido rumbos conceptualmente diferentes, ya que en el caso del CAD lo que se maneja es una concreción geométrica de objetos reales, y en el mundo de los DGBR (o Bases de Datos Relacionales), se manejan estructuras abstractas de datos, con relaciones de vinculación y jerarquía, con total independencia del contenido concreto de los propios datos.

En el mundo de la informática, el manejo abstracto de “datos” (de cualquier tipo), está muy vinculado a los primeros ordenadores, y desde luego su desarrollo es anterior a los primeros intentos de abordar el C.A.D. o diseño gráfico.  De hecho los primeros sistemas operativos en grandes ordenadores, tenían mucho que ver con la gestión y manejo de grandes bases de datos, aunque luego hayan ido evolucionando y a partir de los años 80s, prácticamente el manejo de las grandes bases de datos se haya estandarizado alrededor de las especificaciones SQL.

El manejo de los datos en un DGBR, se organiza a través de un conjunto de “tablas” que se pueden “relacionar entre sí para formar otras más amplias, o bien subconjuntos de aquellas que responden a ciertas condiciones o restricciones. En cualquier caso los “datos” se organizan siempre en forma de una “tabla” organizada en “registros” que son las filas horizontales, y “campos” que son las columnas verticales.

Cada registro se compone siempre del mismo número de campos, y dentro de estos se almacenan los datos de forma que cada uno pueda responder a diferentes tipologías: textos, números, fechas, .. etc. Cada registro constituye a su vez una unidad a modo de ficha, mediante la vinculación propia de los datos contenidos en sus campos, con independencia de que algunos puedan estar vacíos. (Nombre, apellidos, edad, profesión .. etc.). El conjunto de registros puede ser ampliado indefinidamente sin mas restricciones que la disponibilidad de memoria y recursos del ordenador, y esto constituye la “tabla” que se convierte en el objeto básico de los DGBR.

Normalmente las Base de Datos están constituidas por un conjunto más o menos amplio de “tablas” que se relacionan entre sí, y se pueden combinar para formar otras mayores, o bien al aplicar algunas condiciones  y/o restricciones, pueden formar subconjuntos con los  datos resultantes, pero que siempre se manejan y presentan mediante una nueva estructura en forma de “tabla”.

Bases de datos externas, conexión y enlace de objetos

Dado que a partir de cierto tamaño, los datos que puede manejar una empresa o corporación, se gestionan y mantiene en departamentos o servicios especializados fuera del ámbito técnico, y completamente desligados de los trabajos habituales de CAD, puede resultar conveniente en ciertos casos la posibilidad de compartir ciertos datos entre un archivo de dibujo, y alguna base de datos exterior.

A modo de ejemplo la instalación del AutoCAD incluye un archivo de ejemplo: “db_sample.dwg”, que consiste en el dibujo de una  “oficina” en planta, donde figura no solo la distribución de espacios, sino que contiene también una representación de los muebles, y algunos equipos como ordenadores o teléfonos, además de los “rótulos” que identifican los diferentes despachos, puestos de trabajo o zonas,  así como el nombre de los empleados que los ocupan.

La utilidad de un dibujo como ese, podría ser la de facilitar el mantenimiento o la administración de la “oficina” mediante una visión rápida e inmediata de los espacios disponibles y ocupados, por quien lo están, el tipo de ordenadores, equipos o muebles que hay en cada despacho etc. Obviamente en una organización medianamente amplia, los datos correspondientes al inventario o al personal que trabaja en la oficina se gestionan y deciden en sus propios departamentos o servicios, por lo que mantener perfectamente sincronizado el “dibujo” con esos datos y características podría ser una tarea relativamente compleja.

En ese punto es donde aparece la “utilidad” del tema, ya que con toda probabilidad los propios servicios de la entidad, mantienen la información actualizada en sus propias bases de datos, y el manejo de estas responderá con toda seguridad a alguna especificación “SQL”, ya sea a través de Oracle / DB2 / SQLserver  o bien un simple “ACCESS” de Microsoft. integrado en el paquete “Office”.

Lógicamente el dibujo anterior solo es una muestra de ejemplo y el sistema puede permitir por ejemplo el acceso a través de un plano parcelario, a datos de identidad de sus titulares, o cualquier otro tipo de características o información que se “mantiene” y gestiona de forma externa en bases de datos específicas.

Acceso y edición de datos desde AutoCAD

Para poder acceder a los datos desde AutoCAD, en primer lugar es preciso definir un “acceso” específico desde el Sistema Operativo, (en este caso se esta considerando W7) que se realiza a través del sistema “ODBC” (Open Data Base Connect). Esto se hace fuera del programa, abriendo el Panel de Control del S.O. y eligiendo dentro de este, las  “Herramientas de Administración” y aquí la “Fuente de datos ODBC”. Esta opción despliega un cuadro de diálogo donde se puede “Añadir” una nueva conexión, concretando un nuevo nombre, y con ayuda de los cuadros y paneles correspondientes, se localiza el archivo o la carpeta que contiene la base de datos en el propio ordenador o a través de la red. La conexión debe estar basada a su vez en el “driver” adecuado para ese tipo de “base de datos”.

Un vez que iniciamos el nuevo archivo de dibujo dentro de AutoCAD, tenemos que establecer la “conexión” con la base de datos externa, y eso se hace mediante la orden «CONEXIONBD(_DBCONNECT)”. Esta orden despliega una paleta que contiene además de algunas herramientas en la barra superior un diagrama en árbol con las conexiones existentes de datos y los archivos de dibujo abiertos en la sesión.

Si aún no hemos definido la nueva conexión, esto se puede hacer seleccionando el nodo “Fuentes de datos”, y al pulsar el botón derecho del ratón se abre un cuadro que permite asignar un nuevo nombre, y a continuación acceder a su configuración mediante un cuadro con varias solapas, donde seleccionamos el “proveedor”, que depende del tipo de base de datos, la “conexión”, que estará en una lista desplegable como: “el nombre que hemos definido en el Sistema Operativo a través del ODBC”. Podremos comprobar la efectividad de la conexión, y en la solapa “Avanzada”, elegir si queremos hacer la conexión como “solo lectura”, o bien como “lectura/escritura”. Esto puede depender también de los administradores del sistema de la base de datos y las restricciones que puedan existir. Normalmente se puede incluir un sistema de nombres y contraseñas para asegurar los accesos.

Una vez establecida la conexión, con una doble pulsación en el nodo de esta, se despliegan en el cuadro de dialogo todas las “tablas” que contiene la base de datos, además de otros elementos que se vayan configurando como “vínculos”, “consultas” o “rótulos”

Cuando realizamos una doble pulsación en el nodo de una de las tablas, esta se despliega en pantalla como una “hoja de datos” y podemos recorrerla con las barras de navegación. Si el acceso es de “solo lectura” el fondo se presenta gris, y si está habilitada la escritura el fondo es blanco. En este caso podemos insertar el cursor en cualquier campo y cambiar su contenido, que automáticamente quedará modificado en la propia base de datos.

Además de la hoja de datos, la cabecera del cuadro dispone a su vez de algunos botones de herramientas y listas desplegables, que facilitan el manejo general.

Interacción entre datos externos y archivos de AutoCAD

La relación entre los datos externos y los objetos dentro de un archivo de dibujo se realiza a través de un sistema de “vínculos”. El “Vínculo” es una conexión virtual que se realiza dentro del archivo de dibujo, y por tanto se guarda y almacena con este, entre un bloque o cualquier otro objeto del dibujo, y uno o varios “registros” en la tabla de datos, de tal forma que cuando posteriormente se seleccionen los datos en la tabla, se identifican los objetos “vinculados” en el dibujo o viceversa, cuado se selecciona un determinado conjunto de objetos en el dibujo se destacan estos en la hoja de datos.

La definición de los vínculos obviamente se va realizando entre objetos y registros uno a uno, pero una vez establecidos todos, podemos acceder a las selecciones desde el dibujo a los datos o desde los datos al dibujo. Además de los vínculos existen otro par de mecanismos, que son los “rótulos” y las “consultas”.

El “Rótulo” es un objeto de texto, que se inserta en el dibujo de AutoCAD, pero cuyo contenido es el dato de la base de datos externa, de tal forma que cuado este se modifica en la base, de forma externa al archivo de AutoCAD, al volver a abrir el archivo de dibujo, el texto del rótulo se encuentra actualizado con el nuevo valor.

La “Consulta”, es una herramienta propia de los sistemas de bases de datos y sirven para establecer criterios de selección sobre estos, que permiten reducir o presentar solo una parte del conjunto completo de datos. Hay que tener en cuenta que el manejo de una base de datos, puede contener varios miles de registros por lo que estos mecanismos son fundamentales y habituales en la gestión de las bases de datos.

En la operación normal del programa, tanto los vínculos como los rótulos se definen previamente a través de “plantillas” que son las que contienen la configuración, y los “campos” o datos que intervienen en cada caso. Entre las herramientas que se encuentran tanto en la hoja de datos como en el cuadro general, se encuentran herramientas para definir primero las plantillas mediante los cuadros de dialogo oportunos, y luego cada uno de los registros seleccionando la plantilla oportuna en la lista desplegable.

En el caso de las consultas, estas se realizan a través de un cuadro de dialogo con varias solapas que van incorporando un nivel mayor complejidad. Una vez configuradas, también pueden ser almacenadas en una lista propia de nombres que se puede recuperar y ejecutar en ocasiones posteriores.

 

11.2 – ILUMINACION y RENDER (B)

Asignación de Materiales

La asignación de materiales a las superficies de un modelo en 3D, tiene a su vez dos niveles relativos. El primero de ellos que podemos considerar como el de “material simple” supone asignar el material, elegido desde el repertorio de una librería, o bien definido expresamente mediante sus propiedades, en cuyo caso además de ser aplicado sobre algún objeto de la escena, puede guardarse en la librería para ser empleado en otra ocasión.

El tipo de material simple, supone que tiene un aspecto uniforma y continuo y sus propiedades dependen del “color”, que a su vez está subdividido en tres niveles, “Difuso” “Ambiente” y “Especular”, de forma que cada uno de ellos sería el color que se aplica en las distintas fracciones de luz que configuran el color propio del objeto, o contribuyen al color de la luz ambiente, o configuran los brillos reflejados por este. Además del color de los objetos, también se configuran otras propiedades como son el “brillo”, la “opacidad” o transparencia, la “reflexión”, la “refracción” o la capacidad para mostrarse translúcido, autoiluminado, etc.

El segundo tipo de materiales, que resulta aún más complejo, supone que además de las propiedades anteriores, se puedan aplicar sobre él, ciertas imágenes o dibujos propios que se extienden a lo largo de toda la superficie del material, como podría ser por ejemplo el caso del “ladrillo”, las vetas de la “madera”, o simplemente la “etiqueta” o el “rótulo” en un determinado envase.

Mapeado de Superficies

En este segundo tipo de casos, además de las propiedades anteriores, es preciso asignar sobre el material cierto tipo de archivos o patrones, que contienen la definición de esos dibujos básicos o elementales, pero a su vez, también hay que definir una geometría local, para configurar la forma y tamaño relativo con la que es preciso repetir estos dibujos elementales, sobre la superficie del objeto final y sobre todo la forma de proyectar la “imagen” en la superficie correspondiente. Este último procedimiento es lo que se conoce como “MAPEADO” de los materiales. En el caso del ladrillo, este mapeado sería el que nos define y regula el tamaño relativo de los ladrillos con respecto a la fachada completa o modelo general, ya que obviamente tiene que estar en consonancia si se pretende obtener un resultado razonable.

Como puede intuirse tanto de las características de iluminación como de los conceptos avanzados sobre la aplicación de materiales, se comprende que la parte del modelado en 3D, es una tarea, que puede llegar a ser tremendamente compleja y laboriosa, por lo que queda a criterio de cada usuario el nivel hasta el que debe profundizar en el tema.

Una estimación razonable, podría ser la de conocer con relativa claridad las bases de la iluminación y la aplicación de materiales, con la posibilidad de abordar o resolver trabajos sencillos o bien con niveles de desarrollo esquemático, para descargar los modelos más complejos y elaborados como una ejecución por especialistas en esta materia.

Librerías y Editor.

La instalación del AutoCAD incluye una librería de materiales que abarca varias solapas de las “Paletas de Herramientas”. Los materiales de esta librería se pueden trasladar de forma dinámica al “Editor de Materiales”, que se despliega con la orden “MATERIALES(_MATERIALS)”, que es en el que se puede seleccionar, asignar, modificar materiales existentes o configurar y crear nuevos materiales.

El acceso al editor, se puede realizar desde la opción “Render” en el menú “Ver” o bien desde el espacio de trabajo 3D en la solapa “Render”. El editor de materiales dispone de un visor en la parte superior donde se presentan una serie de muestras, de los que uno se encuentra activo y es sobre el que se van ajustando los parámetros y modificaciones.

Justo debajo del visor se encuentran algunas herramientas que sirven para regular las características de las muestras, borrar y crear materiales, o bien asignarlos a los objetos y superficies del modelo.

A continuación en el bloque inferior existen varias solapas o apartados que se despliegan a voluntad, dando acceso a los diferentes tipos de controles, cuya presencia depende también del tipo elegido de material, o de si este es simple o complejo. Desde aquí se accede en su caso a los archivos auxiliares que contienen las definiciones de texturas y mapas que se aplican en los materiales complejos, identificándose en el visor tanto el material complejo como sus componentes por separado.

Dentro de las solapas del editor se define el tamaño relativo o la repetición sucesiva de los patrones superpuestos en el caso de los materiales compuestos, aunque tomando como referencia el tamaño de la muestra que luego se aplica en el modelo con un tamaño unitario del icono o glifo con el que se tiene que definir el “mapeado” del material. El uso del editor resulta complejo por lo que necesita una dedicación y practica considerables si se quiere manejar con cierta soltura.

La definición del “mapeado” sobre los objetos y superficies del modelo 3D, constituye la configuración del modo en que se “proyectan”, cada una de las imágenes que definen el material sobre la superficie de los objetos.

Con el fin de aclarar esa idea podemos pensar en lo que sucede si tratamos de proyectar una imagen plana, que corresponde al aparejo de una pared de ladrillo, contenida en una imagen en la que todas las piezas son iguales y del mismo tamaño, sobre la superficie de un muro curvo. Evidentemente, en las partes del muro que este se aproxima a la superficie de referencia, los ladrillos de la imagen proyectada, se parecen bastante a la forma real, pero en las partes que la curvatura del muro lo separa del plano de proyección, cada uno de los ladrillos se va distorsionando progresivamente aumentando la longitud relativa en la dirección de la curvatura.

Aplicación del Mapeado

Con el fin de corregir ese problema, el programa dispone de diferentes modos de “mapeado” que en última instancia no son mas que otras tantas formas geométricas de establecer la proyección entre los archivos que contienen la “imagen” de cada material, y las superficies de los objetos, con el fin de evitar o paliar en la medida de lo posible, ese tipo de distorsiones.

Los tipos de “mapa” contemplados por el programa son cuatro: “Plano”, “Caja” “Cilindro” y “Esfera”. En todos los casos el mapeado se define seleccionando en primer lugar el tipo de mapa, y a continuación el objeto del dibujo sobre el que se quiere aplicar. A continuación el programa presenta un “icono” o “gizmo” que mediante unas marcas activas se puede modificar de tamaño, desplazar o girar hasta que consigamos el ajuste óptimo con el modelo que queremos mapear. El tamaño del “gizmo” es la referencia unitaria sobre el que se van a repetir la imagen del mapeado, el número de veces que tengamos especificadas en el editor de materiales.

Hay que destacar que las técnicas de mapeado nos sirven lo mismo para representar un muro de ladrillo visto o un suelo de baldosas que se repite sucesivamente, como cuadro en una pared interior, ya que en este caso podemos asignar como material la imagen plana del cuadro contenida en un archivo de tipo “raster” apropiado, y asignarlo sobre un área rectangular en la superficie de la pared mediante el ajuste oportuno del “gizmo” de mapeado plano.

El mapeado “Plano”, es que se aplica normalmente sobre superficies planas, y sirve tanto para ajustar la orientación de la proyección, como el tamaño relativo y sus repeticiones.

 

El mapeado de “Caja”, constituye una variante del anterior, ya que configura el mismo tipo de proyección, pero en este caso se acomoda y repite independientemente a cada una de las tres direcciones del espacio, evitando tener que desglosar y detallar independientemente el mapeado en cada una de las direcciones, lo cual es bastante útil en el caso frecuente de fachadas de edificios etc.

Los mapeados “Cilíndrico” y “Esférico” obviamente constituyen proyecciones de las imágenes del material sobre superficies de una sola curvatura y de doble curvatura.

Ejecución del Render.

Una vez que tenemos establecida la iluminación del modelo y asignados todos los materiales y en su caso los mapeados de los materiales compuestos, solo queda seleccionar el repertorio de puntos de vista o escenas que nos interesa y aplicando la ejecución del “Render”, obtenemos como resultado un repertorio de imágenes virtuales, que se almacenan luego an archivos independientes.

La ejecución del “Render” dispone de un cuadro de dialogo para configurar multitud de parámetros ya que muchas veces, cuando se están realizando pruebas, nos interesa un compromiso entre la rapidez de ejecución y la calidad de acabado.

Otra de las opciones que se puede configurar en el render es la asignación de un entorno determinado, en el que se puede incluir una “fotografía” como fondo, de tal forma que si ajustamos correctamente el punto de vista del modelo con la perspectiva de la fotografía del fondo, se puede obtener el efecto de superposición virtual del edificio proyectado en su entorno real.